Ni "vade", ni "retro", ni nada. La obra maestra de Buñuel. La acabo de ver otra vez, no se cuántas veces van ya, y la he disfrutado igual que siempre. Él decía falta de financiación, yo digo que la peli no daba para más y que no quería mortificarnos con media hora de relleno, aunque eso Buñuel nunca lo reconocería.
Basada en la historia real de Simeón el Estilita, que mando a construir una columna en mitad del desierto para pasar sobre ella sus últimos 37 años, practicando el ascetismo, lejos del tránsito humano.
Posiblemente los Monty Python buscaron inspiración en esta película sin obtener un humor tan inteligente.
Junto con "Ordet (La palabra)" y "Rompiendo las Olas" forma mi tridente favorito en cuanto a cine de temática religiosa-reflexiva.
El final es para gritar.

Ayer fui a la biblioteca directo a la zona de audiovisuales. Menú para llevar: "39 escalones" (buena) "En compañía de lobos" (aun no la he visto) y esta chorrada de la que ahora voy a hablarles.
Mejor haré un resumencito:
Cuando se mueran los últimos viejos nadie volverá a ver esta película. Los más osados lo intentarán, pero no conseguirán llegar al final. Como mucho algún paleontólogo trasnochado.
La película es un pestiño. El guión es una versión extendida en formato road movie del más infame episodio de las matrimoniadas de Jose Luis Moreno. Dos hermosas horas de Noche de fiesta con humos de tragicomedia. Por ende y en ciernes, este paquete bomba viene camuflado con mucha modernura de la época. Los pobres actores no pueden hacer nada para levantar este tedio infinito. A decir verdad hasta la Hepburn sale fea. Solo para amantes incondicionales de la ídem