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2
25 de mayo de 2025
25 de mayo de 2025
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía alguna esperanza de que resurgiera una nueva saga de aventuras, acción y humor al estilo de "Indiana Jones", de "La Búsqueda" o de las dos primeras entregas de "La Momia". Sobre todo al ver que el actor principal, John Krasinski, ya había cosechado un gran éxito con la saga de "Jack Ryan".
Lo que me he encontrado es algo anodino y sin sustancia alguna: un exceso de CGI por doquier y unas actuaciones más planas que la suela de un zapato.
El detective tiene dotes para hacer el papel del "Inspector Clouseau", la guardiana de la fuente, a pesar de que se defiende peleando, tiene menos chispa que un lunes por la mañana, y qué decir del niño con ese aspecto de lechuguino descolocado.
Natalie Portman es una actriz brillante en papeles dramáticos, véase "Cisne Negro", sin embargo, aquí pega menos que un insulto en latín. Resumiendo el tema actoral, diré que el único que parece querer defender este despropósito es John Krasinski, aunque es muy duro remar contracorriente. Hay que tener en cuenta que el propio director está, al parecer, como un pez fuera del agua, con un género que no le es familiar y que seguramente pensó que era de lo más fácil, habida cuenta de sus éxitos anteriores como "Sherlock Holmes: Juego de Sombras" o "The Gentlemen". Esto era pan comido para él y le ha salido el tiro por la culata; ni siquiera tiene una banda sonora. Parece que eligieron una música de ascensor o la primera que escuchó en la radio.
Si un director no se lo toma en serio y se cree que es el "Rey Midas", es normal que todo vaya en caída libre.
En resumen, diré que lo peor no es que me haya dormido tres veces intentando ver este desaguisado; lo peor es que amenazan con volver.
Lo que me he encontrado es algo anodino y sin sustancia alguna: un exceso de CGI por doquier y unas actuaciones más planas que la suela de un zapato.
El detective tiene dotes para hacer el papel del "Inspector Clouseau", la guardiana de la fuente, a pesar de que se defiende peleando, tiene menos chispa que un lunes por la mañana, y qué decir del niño con ese aspecto de lechuguino descolocado.
Natalie Portman es una actriz brillante en papeles dramáticos, véase "Cisne Negro", sin embargo, aquí pega menos que un insulto en latín. Resumiendo el tema actoral, diré que el único que parece querer defender este despropósito es John Krasinski, aunque es muy duro remar contracorriente. Hay que tener en cuenta que el propio director está, al parecer, como un pez fuera del agua, con un género que no le es familiar y que seguramente pensó que era de lo más fácil, habida cuenta de sus éxitos anteriores como "Sherlock Holmes: Juego de Sombras" o "The Gentlemen". Esto era pan comido para él y le ha salido el tiro por la culata; ni siquiera tiene una banda sonora. Parece que eligieron una música de ascensor o la primera que escuchó en la radio.
Si un director no se lo toma en serio y se cree que es el "Rey Midas", es normal que todo vaya en caída libre.
En resumen, diré que lo peor no es que me haya dormido tres veces intentando ver este desaguisado; lo peor es que amenazan con volver.

4,8
10.475
10
4 de junio de 2025
4 de junio de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído las críticas "profesionales", que a menudo parecen estar condicionadas por gratificaciones, y no puedo creer cómo han destrozado esta película. Da la impresión de que a los productores se les "olvidó pasar por caja". Lamentablemente, también he encontrado opiniones en la crítica popular que me hacen perder la fe en la humanidad. ¿Cuándo entenderán estos iluminados del séptimo arte que una película de acción no necesita ser un tratado filosófico?
Esta segunda entrega es un auténtico polvorín: hay explosiones, persecuciones, tiroteos a tutiplén y, lo que es mejor, alguna sorpresa en el guion. No necesitamos un desarrollo profundo de los protagonistas; eso ya lo tuvimos en la primera parte.
Luego, por desgracia, nos encontramos con el "Dr. Antiyanqui del Análisis Profundo", el defensor transatlántico que desprecia todo lo que huela a patriotismo estadounidense. Parece bastante lógico que si una cinta está hecha en EE. UU., los héroes sean ellos, a diferencia de lo que ocurre en España, donde el cine subvencionado se empeña en denigrar nuestra propia historia.
Dicho esto, la trama me parece original. La forma en que se orquesta la trampa para causar el mayor daño posible es algo que nunca se había visto de esta manera. Quizás en otras producciones hemos presenciado cómo se coloca una primera bomba y se activa una segunda cuando llega el equipo de respuesta, como en "La Sombra del Reino". Sin embargo, aquí la ejecución es diferente.
Las escenas de acción, tanto en la casa franca como en las calles de Londres, son espectaculares. No te dan un solo momento de respiro; la tensión es constante. Y ni hablemos de las persecuciones automovilísticas.
Hay un trabajo enorme detrás de estas producciones. Es frustrante ver cómo algunas personas, por motivos completamente arbitrarios, se dedican a castigar sin piedad el esfuerzo ajeno. A veces, me pregunto si algunos proyectan sus propias fobias en las plataformas en lugar de buscar la ayuda que necesitan.
Mi consejo es claro: no hagáis caso a los guardianes del canon cinematográfico y simplemente pasad un buen rato.
Esta segunda entrega es un auténtico polvorín: hay explosiones, persecuciones, tiroteos a tutiplén y, lo que es mejor, alguna sorpresa en el guion. No necesitamos un desarrollo profundo de los protagonistas; eso ya lo tuvimos en la primera parte.
Luego, por desgracia, nos encontramos con el "Dr. Antiyanqui del Análisis Profundo", el defensor transatlántico que desprecia todo lo que huela a patriotismo estadounidense. Parece bastante lógico que si una cinta está hecha en EE. UU., los héroes sean ellos, a diferencia de lo que ocurre en España, donde el cine subvencionado se empeña en denigrar nuestra propia historia.
Dicho esto, la trama me parece original. La forma en que se orquesta la trampa para causar el mayor daño posible es algo que nunca se había visto de esta manera. Quizás en otras producciones hemos presenciado cómo se coloca una primera bomba y se activa una segunda cuando llega el equipo de respuesta, como en "La Sombra del Reino". Sin embargo, aquí la ejecución es diferente.
Las escenas de acción, tanto en la casa franca como en las calles de Londres, son espectaculares. No te dan un solo momento de respiro; la tensión es constante. Y ni hablemos de las persecuciones automovilísticas.
Hay un trabajo enorme detrás de estas producciones. Es frustrante ver cómo algunas personas, por motivos completamente arbitrarios, se dedican a castigar sin piedad el esfuerzo ajeno. A veces, me pregunto si algunos proyectan sus propias fobias en las plataformas en lugar de buscar la ayuda que necesitan.
Mi consejo es claro: no hagáis caso a los guardianes del canon cinematográfico y simplemente pasad un buen rato.

4,5
527
2
21 de abril de 2025
21 de abril de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ah, Liam Neeson... qué tiempos aquellos de "La lista de Schindler" o incluso "Venganza". Ahora, ver su nombre en un cartel parece más una transacción bancaria que una promesa de cine de calidad. Y "Absolución" no hace más que confirmar esta triste deriva.
Uno no puede evitar pensar que Neeson ya no elige los guiones, sino que los guiones lo eligen a él, atraídos por ese aura de tipo duro que, francamente, empieza a oler a naftalina. En "Absolución", la trama se deshilacha hasta quedar en la nada más absoluta. Es un guion tan predecible y falto de originalidad que uno se pregunta si fue escrito por una inteligencia artificial con un catálogo de clichés de películas de acción de serie B.
Sí, Neeson tuvo sus momentos de gloria, nos regaló interpretaciones memorables que demostraron su talento. Pero últimamente, cada nuevo título parece una fotocopia barata del anterior, una excusa para engrosar la cuenta corriente a costa de un público que quizás aún guarda un resquicio de esperanza de ver al verdadero Neeson de vuelta.
"Absolución" no es cine, es un producto. Un producto manufacturado para un mercado que consume sin exigir, donde la profundidad de los personajes brilla por su ausencia y la lógica narrativa se toma unas vacaciones permanentes. Es una pena ver cómo una carrera que prometía tanto se diluye en proyectos sin alma, donde el piloto automático parece ser el director y la única motivación, el cheque al final del rodaje.
Si buscas una película que te haga pasar un rato entretenido con algo de sustancia, "Absolución" no es el camino. Es un recordatorio sombrío de que incluso las leyendas pueden caer en la rutina de lo fácil, sacrificando la calidad por la cantidad. Una verdadera lástima.
Uno no puede evitar pensar que Neeson ya no elige los guiones, sino que los guiones lo eligen a él, atraídos por ese aura de tipo duro que, francamente, empieza a oler a naftalina. En "Absolución", la trama se deshilacha hasta quedar en la nada más absoluta. Es un guion tan predecible y falto de originalidad que uno se pregunta si fue escrito por una inteligencia artificial con un catálogo de clichés de películas de acción de serie B.
Sí, Neeson tuvo sus momentos de gloria, nos regaló interpretaciones memorables que demostraron su talento. Pero últimamente, cada nuevo título parece una fotocopia barata del anterior, una excusa para engrosar la cuenta corriente a costa de un público que quizás aún guarda un resquicio de esperanza de ver al verdadero Neeson de vuelta.
"Absolución" no es cine, es un producto. Un producto manufacturado para un mercado que consume sin exigir, donde la profundidad de los personajes brilla por su ausencia y la lógica narrativa se toma unas vacaciones permanentes. Es una pena ver cómo una carrera que prometía tanto se diluye en proyectos sin alma, donde el piloto automático parece ser el director y la única motivación, el cheque al final del rodaje.
Si buscas una película que te haga pasar un rato entretenido con algo de sustancia, "Absolución" no es el camino. Es un recordatorio sombrío de que incluso las leyendas pueden caer en la rutina de lo fácil, sacrificando la calidad por la cantidad. Una verdadera lástima.
2
8 de mayo de 2025
8 de mayo de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva encarnación de "Matlock", con Kathy Bates en el papel principal, se estrenó con la esperanza de insuflar nueva vida a un clásico de la televisión legal. Sin embargo, tras el visionado de los primeros episodios, la serie se revela como una propuesta que no logra estar a la altura de su legado ni ofrecer una identidad propia convincente.
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta este reboot es su estructura narrativa eminentemente predecible. A pesar de los esfuerzos por modernizar la fórmula, cada entrega se desarrolla siguiendo un esquema repetitivo que anula cualquier posibilidad de sorpresa o tensión genuina. La sensación de que los eventos transcurren sin generar un impacto significativo en la trama general termina por erosionar el interés del espectador.
Además de una trama poco estimulante, la serie adolece de unos diálogos que, en muchos momentos, resultan de lo más infantil. Las conversaciones carecen de la sofisticación y la agudeza que se esperaría de un drama legal, simplificando en exceso las interacciones entre personajes y los debates sobre los complejos temas legales que se abordan. Esta falta de profundidad en el lenguaje contribuye a una sensación general de superficialidad.
Las interpretaciones del elenco secundario resultan, en algunos casos, poco memorables. Aunque se busca un enfoque diferente en la dinámica del equipo de Matty, algunos personajes carecen de la solidez necesaria y sus interacciones no siempre se sienten orgánicas o relevantes para el desarrollo de la trama principal.
La sobreactuación es una constante más que irritante en este batiburrillo soporífero.
La resolución de los casos también incurre, en ocasiones, en un exceso de idealismo poco creíble. La intrincada naturaleza del sistema judicial se simplifica en favor de desenlaces moralizantes que no siempre se ajustan a la realidad o a la lógica interna de la serie.
En resumen, "Matlock" (2024) se presenta como una oportunidad desaprovechada para revitalizar una marca reconocida. A pesar del carisma de su protagonista, la serie se ve lastrada por una narrativa formulista, unos diálogos que por momentos rozan lo pueril y una visión a menudo simplista de los procesos legales. La decisión de abandonar su visionado tras los primeros episodios se antoja comprensible ante una producción que no logra ofrecer una experiencia televisiva estimulante o que justifique la inversión de tiempo en un panorama audiovisual contemporáneo repleto de opciones más originales y atractivas.
Creo que es la primera serie que veo en la que es del todo imposible hacer spoiler, porque es la nada.
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta este reboot es su estructura narrativa eminentemente predecible. A pesar de los esfuerzos por modernizar la fórmula, cada entrega se desarrolla siguiendo un esquema repetitivo que anula cualquier posibilidad de sorpresa o tensión genuina. La sensación de que los eventos transcurren sin generar un impacto significativo en la trama general termina por erosionar el interés del espectador.
Además de una trama poco estimulante, la serie adolece de unos diálogos que, en muchos momentos, resultan de lo más infantil. Las conversaciones carecen de la sofisticación y la agudeza que se esperaría de un drama legal, simplificando en exceso las interacciones entre personajes y los debates sobre los complejos temas legales que se abordan. Esta falta de profundidad en el lenguaje contribuye a una sensación general de superficialidad.
Las interpretaciones del elenco secundario resultan, en algunos casos, poco memorables. Aunque se busca un enfoque diferente en la dinámica del equipo de Matty, algunos personajes carecen de la solidez necesaria y sus interacciones no siempre se sienten orgánicas o relevantes para el desarrollo de la trama principal.
La sobreactuación es una constante más que irritante en este batiburrillo soporífero.
La resolución de los casos también incurre, en ocasiones, en un exceso de idealismo poco creíble. La intrincada naturaleza del sistema judicial se simplifica en favor de desenlaces moralizantes que no siempre se ajustan a la realidad o a la lógica interna de la serie.
En resumen, "Matlock" (2024) se presenta como una oportunidad desaprovechada para revitalizar una marca reconocida. A pesar del carisma de su protagonista, la serie se ve lastrada por una narrativa formulista, unos diálogos que por momentos rozan lo pueril y una visión a menudo simplista de los procesos legales. La decisión de abandonar su visionado tras los primeros episodios se antoja comprensible ante una producción que no logra ofrecer una experiencia televisiva estimulante o que justifique la inversión de tiempo en un panorama audiovisual contemporáneo repleto de opciones más originales y atractivas.
Creo que es la primera serie que veo en la que es del todo imposible hacer spoiler, porque es la nada.

4,1
1.183
1
5 de mayo de 2025
5 de mayo de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si creíamos que "G20 2025" no podía caer más bajo, estábamos equivocados. En un intento desesperado por insuflarle algo de "acción" a este bodrio ideológico, nos presentan a una Viola Davis, una actriz de inmenso talento dramático, inexplicablemente forzada a interpretar a una heroína de acción inverosímil. Su actuación, lejos de ser "increíble" en este contexto, resulta forzada, carente de credibilidad y, francamente, ridícula. Verla intentar coreografías de lucha dignas de una película de serie B de los ochenta solo genera vergüenza ajena y desdibuja aún más la seriedad (si es que alguna vez la tuvo) de la trama. Es un desperdicio monumental de su capacidad actoral, un intento fallido de inyectar adrenalina a una película inherentemente soporífera.
Y luego están los diálogos... ¡Ay, los diálogos! Parecen escritos por un becario de primaria con ínfulas de gurú geopolítico. La infantilidad y la ñoñez alcanzan cotas estratosféricas. Los personajes se comunican a base de frases hechas, de lugares comunes dignos de una galleta de la fortuna y de explicaciones simplonas que insultan la inteligencia del espectador. No hay ni un atisbo de sutileza, ni una sombra de profundidad en sus intercambios verbales. Es como si los guionistas hubieran dado por sentado que el público es incapaz de comprender cualquier concepto mínimamente complejo, recurriendo a un lenguaje pueril y a una lógica simplista que da ganas de arrancarse los ojos.
En resumen, "G20 2025" no solo es un refrito ideológico sin gracia, sino que además se hunde por una dirección torpe que desaprovecha el talento de sus actores y por unos diálogos que parecen sacados de un cuento infantil mal adaptado. La forzada incursión de Viola Davis en el cine de acción resulta patética, y la infantilidad de los intercambios verbales termina por convertir la experiencia de ver esta película en una tortura intelectual. Es un despropósito de principio a fin, una película que no merece ni un segundo de nuestro tiempo. ¡Un monumento a la mediocridad adoctrinadora con diálogos dignos de un parvulario!
Y luego están los diálogos... ¡Ay, los diálogos! Parecen escritos por un becario de primaria con ínfulas de gurú geopolítico. La infantilidad y la ñoñez alcanzan cotas estratosféricas. Los personajes se comunican a base de frases hechas, de lugares comunes dignos de una galleta de la fortuna y de explicaciones simplonas que insultan la inteligencia del espectador. No hay ni un atisbo de sutileza, ni una sombra de profundidad en sus intercambios verbales. Es como si los guionistas hubieran dado por sentado que el público es incapaz de comprender cualquier concepto mínimamente complejo, recurriendo a un lenguaje pueril y a una lógica simplista que da ganas de arrancarse los ojos.
En resumen, "G20 2025" no solo es un refrito ideológico sin gracia, sino que además se hunde por una dirección torpe que desaprovecha el talento de sus actores y por unos diálogos que parecen sacados de un cuento infantil mal adaptado. La forzada incursión de Viola Davis en el cine de acción resulta patética, y la infantilidad de los intercambios verbales termina por convertir la experiencia de ver esta película en una tortura intelectual. Es un despropósito de principio a fin, una película que no merece ni un segundo de nuestro tiempo. ¡Un monumento a la mediocridad adoctrinadora con diálogos dignos de un parvulario!
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