Lo tengo que reconocer, me aburrí tanto que terminé durmiéndome. Y es la segunda vez que me ocurre en mi vida. El libro es un best-seller típico del que después se saca un película mediocre, pero en este caso la pelicula ha sido mala. Un operadísimo Tom Hanks que no convence, una Jean Reno que como en toda película americana en la que actua hace de francés, y un guión que no consigue enganchar. Yo creo que el que la película fuese tan oscura facilitó que me durmiera.

La película tiene 76 años. Cuando la vi por primera vez fue hace ya cerca de 40 años, y la recordaba tal y como la he vuelto a ver ahora. Cuando la vi de niño junto con mi padre, la disfruté. Ahora, la he vuelto a disfrutar y, además, mi hijo la ha disfrutado. Si una película sigue gustando después de tres generaciones, creo que es un obra maestra. De hecho, los diálogos no han perdido su actualidad.

Alguno sabía que en el siglo XVII hubo una epidemia de afonía, y se lo dijo al director. Tuve que hacer un gran esfuerzo por entender lo que se decía. Realmente lenta y sin ritmo.

Ben Stiller suele ser paradigma de comedia, de comedia loca. Esta película tenía todos los ingredientes para ser una comedia delirante, que al final se ha quedado en un quiero y no puedo. Me quedé a la espera se ese gag que convirtiese en risa. Y demasiadas referencias a otras películas, no sé si voluntarias o no, desde Jumanji a La llave Mágica. Quizá, lo mejor de la película: el Rex.