En un momento dado de la peli descubrimos que el hijo de la chica joven podría ser de tres padres posibles, quienes en realidad la grabaron y violaron. Aunque cualquiera entiende que esto está mal y Penélope Cruz se lo dice, la chica responde con una serie de argumentos sobre el coste que habría tenido para ella destapar todo eso. Es decir, el mensaje está claro y sabes lo que es correcto, pero también puedes entender a la chica joven.

No sucede así con el tema de las fosas. Almodóvar habría sido mucho más inteligente lanzando un mensaje similar, donde hay una verdad de fondo que sin embargo se matiza con unos contra argumentos al menos comprensibles. En su lugar, en este caso el mensaje no admite réplica ni matización: hay buenos y malvados, como dice directamente a la cámara Cruz casi regañando a los espectadores.

Al final de la película, sin embargo, entiendes la contradicción del propio mensaje y el gran fallo de Almodóvar. Te llevan diciendo desde el minuto 1 que hay que desenterrar la fosa como el que espera agua de mayo, que es el gran anhelo, y cuando lo hacen lo único que ves es dolor, miseria, pena y desde luego nada parecido a resarcimiento. Hay por tanto una ruptura clara entre el mensaje diametralmente claro del director y la realidad que luego él mismo muestra. El tratamiento debería haber sido: vale, esto no es plato de buen gusto, es un trance y es un trauma. Pero es lo justo.

Imagino que para eso tendrías que pedir a Almodóvar que no fuera quien es.

¿Por qué el coronel, además de ser un avatar, es ahora mucho más soso? Una de las mejores cosas que tenía la primera era el malo, por muy estereotipado que estuviera. Ahora ya no suelta esas frases legendarias como "a la primera invito yo" después de derribar el árbol gigante, o "podría darte un morreo" a Sully cuando descubre su vertiente sensiblera. Si ya de por sí un "muñeco" resulta menos creíble, pero si encima le quitas en parte su personalidad apaga y vámonos.