Empezaré la crítica diciendo que esta serie es una obra de arte. Impresionante. Va a marcar un antes y un después porque a partir de ahora, voy a comparar cualquier cosa que vea en televisión con esta espectacular serie, y veo muy muy difícil que algo pueda ser al menos parecido.

Al principio la serie se centra mas en la comedia que en el drama, pero a medida que pasan los capítulos, y sobretodo a medida que pasan las temporadas, el drama se apodera de ti. La historia se lía de una manera que no sabes ni puedes imaginar como va a acabar. No sabes a cual de los personajes querer más, porque todos son muy buenos. Cuando termina un capítulo y parece que es imposible superarse, el siguiente capítulo es todavía mejor. Los escalofríos que me han dado al ver como terminaba un capítulo tras otro es algo que nunca me había pasado viendo algo en televisión. Por ese motivo puedo afirmar de forma muy rotunda que es lo mejor que he visto en televisión.

Tan sólo me queda dar las gracias a Vince Gilligan por crear algo así.

Película infravalorada en la que lo único que habría que valorar es el mensaje que nos deja. En muchos momentos me metí en la piel del padre y sentía exactamente la misma angústia que él. Aunque la película tiene un aire religioso, no hay que quedarse con eso. El respeto y el perdón bajo mi punto de vista va más allá de cualquier religión así que me niego a calificar esta película como religiosa. Un drama en toda regla que te tiene angustiado en todo momento.

Aunque a priori parecía que iba a ver una gran película que habla sobre nuestra historia, me encuentro con que Javier Cámara hace un papel muy mediocre, Maribel esta correcta y el mejor es el niño. Aburrido film donde después de estar toda la película esperando que pase algo más, en 10 minutos la finiquitan. Decepcionante para todo lo que se podría haber sacado sobre los años 40.