Sin embargo me chirrían algunas de las cosas como son el hecho de que se insista en en que se acusó a inocentes y que todo era un gran montaje como si todo el juicio hubiera sido manipulado y hubiera sido fraudulento. En el juicio se declaró inocentes a dos tercios de los acusados, lo que demuestra una instrucción pésima; pero, el otro tercio, más de una quincena, fueron condenados. Dos de ellos, dueño y socio del club a penas de bastantes años. Esa pena, aunque se menciona en el documental, queda diluida entre toda la información de persecución, falsedad, montaje... En resumen, en el Arny no había prostitución infantil, ni gran parte de los acusados merecían estar allí, sin embargo, había prostitución y por eso hubo sentencias condenatorias.

Otro punto de tendenciosidad lo tenemos al final cuando nos ponen quiénes no han querido colaborar con el documental y figuran el fiscal, los posibles policiás que incitaron a los menores, la jueza instructora... pero no aparecen nombres como el de Javier Gurruchaga, que no aparece ni un solo segundo en el documental. Tampoco aparece Jorge Cadabal en ningún momento. Una aparición en el programa de Bertín Osborne sí pero nada más. El que sí que da la cara y se le ve aún afectado es Jesús Vázquez. Entiendo que ninguno tiene por qué aparecer si no quiere y más las víctimas que no tendrán ningún deseo de rememorar ese suplicio, pero deberían haber aparecido en esa lista o habernos explicado algo más. Ocultar información o ser tendencioso es lo peor que le puede a un documental de este tipo porque, al final, tienes la sensación de que intentan blanquear a unos y criminalizar a otros en un documental que trata sobre los juicios paralelos y acusar sin pruebas.