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Críticas de EntradayButaca
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
9
30 de marzo de 2019
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Capitana Marvel es una cinta magnífica, una de las mejores presentaciones de personaje que hemos visto en el UCM.

Bien narrada e interpretada -Brian Larson lo borda, Samuel L. Jackson que enternece a su lado- , guardando ese tono inocente, divertido y cálido de las películas familiares de los noventa, pero con toda la potencia tecnológica moderna, Capitana Marvel es un caramelo para todos los que vivimos nuestra infancia en aquella feliz década, y que ahora, desde la nostalgia del niño y la mirada del adulto, podemos disfrutar sin parpadear desde nuestra butaca.

La presencia protagonista de la mujer consigue acallar, con la naturalidad que corresponde, a aquellos dramaturgos baratos que decían que esta cinta nacía para y por el oportunismo del calendario y la moda. Y es que el protagonismo de Larson no va de fechas ni modas. Necesitábamos a la capitana tanto como a cualquier otro, y tras ver la película, resulta imposible imaginar el UCM sin ella.

Las escenas poscréditos y los enlaces de peso con el resto de la saga son de escalofrío y sorpresa, las batallas espaciales cuerpo a cuerpo rebosan épica y elevan a la protagonista a la altura de un mito heroico que acaba de poner su primera piedra, y del que ya estoy deseando ver la segunda, y la tercera.

Capitana Marvel es un lujo visual, narrativo, entretenido y noventero para los niños de hoy y para los de ayer.
EntradayButaca
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8
7 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deslumbrante visualmente, con una fotografía absorbente, y un trasfondo suficiente, Kong se convierte en una estupenda película de monstruos que disfrutar un sábado por la tarde en una buena sala de cine.

En un tiempo en el que ya nada nos sorprende, donde todos los efectos son posibles y parece que ya conocemos todas las tramas y enredos posibles, Kong me vuelve a mantener pegado a cada una de sus escenas esperando la siguiente sorpresa, el siguiente evento que marcará otro pequeño espectáculo visual y escénico de los que se compone toda la cinta.

Recorrer Isla Calavera es una aventura fascinante. Toda la oscuridad, asfixia, sin sentido, y aire primigenio de aquella selva que describía Conrad en su novela “El Corazón de las Tinieblas”, y toda la magia, carisma y misterio de aquella otra jungla que nos describía Alan Parrish (Robin Williams) en la entrañable “Jumanji”, parecen fusionarse para crear un universo lleno de monstruos, paisajes y terribles certezas en un entorno tan hostil como natural y aislado del curso de la evolución y la Historia.

Kong es enorme. El coloso primate luce magnífico, creíble a pesar de sus dimensiones, desgarrador y profundamente humano. En su mirada, como en la de todos los simios (hasta en los digitales) se refleja ese fondo distinguido, sentido y cansado, que hace que tengas ganas de conocer mejor a ese terrible monstruo, a ese extraordinario ser de una naturaleza tan oculta como verdadera. Porque en ningún momento tengo la sensación de irrealidad al ver a un gorila de veinte pisos de altura enfrentándose a un puñado de militares del Vietnam o mirando de frente a esa fotógrafa, a ese explorador, a esos diminutos humanos.

La belleza de cada toma, la banda sonora que acompaña a los aventureros desde los arrozales de Vietnam, la profundidad justa y necesaria de sus personajes y la química que percibes entre ellos, convierten a Kong en una gran obra en su género.

Ahora, sólo me quedan ganas de ver en acción a esa bestia tan humana frente a esas otras criaturas del Monsterverso que se avecina.
EntradayButaca
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4
30 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga de Misión Imposible me ha proporcionado buenos momentos de acción y entretenimiento, sobre todo desde que la rescataran de su segunda parte J.J. Abrams y Philip Seymour Hoffman, actor imperecedero, colosal, y de una decadencia personal tan carismática como fascinante.

Ethan Hunt no sobrevive al actor que lo encarna, y siempre vemos a Tom Cruise aceptando misiones cuyos mensajes se autodestruirán en cinco segundos, pero siendo justos, es el mejor Hunt que se puede pedir para esta franquicia que nació con su rostro en 1996, y que ha perdurado hasta nuestros días con una salud razonable.

En MI 6: Fallout, nada será igual aunque todo parecerá más de lo mismo. La edad no perdona a ningún actor, y sus peripecias superheroicas empiezan a sobrepasar los límites de la verosimilitud que la propia ficción crea y puede soportar.

Las persecuciones y las peleas son más espectaculares que nunca, las balas suenan como nunca lo hicieron -gracias a Dolby ATMOS- y las patadas fracturan paredes y además no dejan moretones.

El exceso de acción sin una trama consistente, demasiado enrevesada y poco creíble, rebuscada, pretendidamente compleja y en busca de la sorpresa de un espectador que sólo trata de sobrevivir al continuo escándalo de ruidos de motor sobre calles adoquinadas, se lleva mal con un metraje terriblemente largo.

Un antagonista sin carisma, un Hunt que bien debiera ya retirarse, y unos secundarios por primera vez fuera de lugar, hacen de MI6 la cinta más pasable de la saga después del desastre de la segunda entrega.

Qué fue de aquella "pata de conejo".
EntradayButaca
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5
7 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inicio es estupendo. A toda la sala se le cae la baba viendo al pequeño Groot bailando al son de la música del cassette que sus compañeros de aventuras escuchan mientras aniquilan a una terrible criatura espacial. Pero la escena se hace demasiado larga, y como una anunciación, desvela el tono desmedido que seguirá toda la cinta en su obsesión con la música y las carcajadas de sus personajes.

La fórmula que brilló en la primera entrega aquí se satura, se mete por embudo y se siente innecesaria y empalagosa con el paso de los minutos. James Gunn olvida que está contando una historia que pide épica y enlaces con el resto del Universo Marvel, para decantarse por un guión flojo en una historia que desvela el origen misterioso del padre de Starlord, y que descubres enseguida que ni te va ni te viene. Que su padre podría ser ese o cualquiera, y que de ser otro, seguro hubiera resultado más interesante y creíble.

El trasfondo de los personajes se presenta simplón, y la forma de narrarlo con ese tono tan infantil y anglosajón con que a veces se las gasta el cine norteamericano.

El humor constante y fuera de lugar te saca de la película y la historia una y otra vez, y tu esperanza de ver algo realmente épico o fascinante desaparece: sólo esperas con una sonrisa a medio hacer, tonta e incrédula a partes iguales, el siguiente chascarrillo o chiste fácil, infantilón y en determinados momentos ridículo que soltarán todos estos Guardianes de la Comedia en el momento más inoportuno y previsible.

Especialmente destacable me parecen las bochornosas, continuas y falsas carcajadas de Drax el Destructor, que hacen que este personaje pétreo, insensible y que se nos presentaba en ocasiones tierno, se convierta en un espectador de comedia de verano de todo lo que acontece.

La banda sonora se come la historia, el humor la saca de contexto hasta hacerla esperpéntica y sin rumbo, y acabas levantándote de tu butaca -tras las cuatro escenas postcréditos más prescindibles con diferencia de todo el UCM- deseando volver a ver a Stark y al Capi en acción.
EntradayButaca
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9
7 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conmoción. Sobrecogimiento. Son las dos palabras que me vienen a la cabeza al recordar lo que sentí en la butaca del cine Cervantes mientras veía "Jackie".

La interpretación de Natalie Portman es absolutamente magistral, hasta el punto de dejarte helado, agarrotado en tu butaca, perplejo y dramáticamente fascinado.

La soledad, el abatimiento y la sensación de irrealidad que la Primera Dama vivió en los instantes y días después del asesinato de su marido, John F. Kennedy, se transmite con tanta claridad, brutalidad, y terrible realidad en cada mirada de Portman, en cada escena -en el coche, con la cabeza del presidente abierta sobre sus rodillas, en los atónitos paseos por las salas vacías, ya impersonales, del que ha sido su efímero hogar, la Casa Blanca, esa que ayudó a transformar y llenar de vida-, que durante las casi dos horas que dura el metraje te sientes espectador privilegiado y cautivo de los sentimientos y el drama de aquella mujer y de aquellos momentos que marcaron la Historia del siglo XX.

Cada palabra, mirada, gesto, y golpe de la banda sonora, es atronador y tremendo en "Jackie". En un tema tan dado a la especulación, a la conspiración, con el telón de fondo de la Guerra Fría, en ningún momento recaes en ello o tu mente vuela hacia la hipótesis. La Primera Dama no te deja. Te clava en aquel presente aterrador y desconcertante que ella vivió en cada segundo del metraje.

Una interpretación de leyenda para un drama tan real y tan irreal al mismo tiempo, cuya canción, como perfecto epílogo, no podía ser otra que esa que habla de Camelot.
EntradayButaca
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