Me había empeñado en ir al cine a ver "Jagten" (La caza), del gran director danés Thomas Vinterberg, otrora creador, junto a Lars Von Trier (entre otros) del movimiento cinematográfico #Dogma95. No sabía mucho sobre ella, pero algo me decía que debía ir a disfrutarla en pantalla grande. Y no estaba equivocado. Incluso ha superado mis expectativas.

Hacía tiempo que una película no me sacudía como ésta lo ha hecho. El cine me emociona con suma facilidad, y siempre reconozco que soy de lágrima fácil. Pero con esta película he llorado violentamente, noqueado por la impotencia que te transmite lo que se ve en pantalla. Sudor, incomodidad. Se me hizo imposible no revolverme en la butaca. Mi prima, mi acompañante, tres cuartos de lo mismo, y eso que ella no es tan sensible como yo para estas cosas.

"La caza" es un potente drama social de gran fuerza narrativa, en el que las miradas lo dicen todo. Sobre la media hora de metraje la película te atrapa y nunca más te suelta. Posee varias escenas difíciles de ver, debido a que el espectador en todo momento es testigo de una injusticia de terribles magnitudes que, bajo mi punto de vista, no pueden generar indiferencia.

La maravillosa interpretación del actor protagonista, Mads Mikkelsen, ayuda a dar empaque y credibilidad a la historia, transmitiendo una angustia indescriptible, y consiguiendo que sientas su dolor como propio.

Por último, un consejo. Creo que es de ese tipo de películas que se pueden disfrutar más sin saber nada acerca de la historia, y dejarse llevar por el transcurso de la misma. Sorprende, emociona y duele.

Salí de la sala con un mal rollo tremendo, pero feliz por haber visto lo que para mí, es CINE. Así, en mayúsculas.

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Para los incondicionales del realizador manchego "Los Amantes Pasajeros" es un artefacto pop realmente disfrutable y sin muchas pretensiones. Ni falta que le hace, porque se trata de una comedia alocada y disparatada que no busca ni trascender ni complicarse la vida, simplemente hacer reír y entretener.

El espectador que busque precisamente reírse y pasar un rato entretenido, cumplirá sus expectativas, aunque cabe destacar que el humor utilizado en esta historia, no será del gusto de todos. A mí me parece un humor realista, sencillo y muy natural, lleno de diálogos que perfectamente podrían escucharse en una conversación con mis amigas. Pero a otros les parecerá un humor chabacano y pasado de moda. Es cuestión de gustos. Y de sentidos del humor.

Por otra parte, el espectador que busque en Los Amantes Pasajeros significados profundos, giros inesperados o sensaciones al límite, se habrá equivocado de película absolutamente. Bien es cierto que sin duda alguna, lo que se ve puede ser perfectamente tomado como una metáfora de nuestro país. Aquel que la haya visto sabrá por qué lo digo.

Los actores están todos muy bien, especialmente los tres azafatos de la clase "bussiness". Esos tres personajes son los que vertebran la película y los que te hacen reír sin parar. Javier Cámara está enorme en un papel que le viene como anillo al dedo. Raúl Arévalo muestra una naturalidad y un saber hacer que da la impresión de que el personaje incluso se le queda pequeño. Y qué decir de Carlos Areces, que para mí es el gran descubrimiento de la película, y que le confirma como uno de los grandes actores cómicos del país, sin que ni siquiera sea realmente un actor profesional a todos los efectos.

El resto del elenco cumple su cometido con convicción, especialmente una Lola Dueñas que está tan fantástica como siempre. También llaman la atención Miguel Ángel Silvestre y Hugo Silva, por llevar a cabo unos papeles en los que no estamos acostumbrados a verlos.

En cuanto a la historia, vuelve a estar plagada de constantes estéticas y formales del mundo almodovariano. Vuelve a escucharse la voz a través del teléfono una vez más, como un elemento explicativo de la vida anterior de algunos personajes, pero también como un elemento cómico que funciona realmente. La situación de máximo riesgo vivida en el avión, que podría dar pie al más puro de los dramas, aquí desemboca en una catarsis llena de alcohol, drogas y sexo jamás vista anteriormente en nuestro cine, ni en el de ningún otro país.

Almodóvar vuelve a dejar claro pues, que es un realizador con un universo propio y muy personal, y que deja en sus trabajos una impronta inconfundible. Algo que ya quisieran muchos.

Me parece difícil escribir acerca de "Animals", largometraje dirigido por Marçal Forés en 2012. Y digo difícil porque me ha gustado tanto y me ha parecido tan mágica que todo lo que he sentido viéndola me parece complicado de expresar en palabras. Pero lo intentaré.

La película narra la historia de Pol, un adolescente tímido, reservado y bastante hermético que vive con su hermano, y cuyo mejor amigo es Deerhoof, un osito de peluche que se mueve, piensa y habla. La vida de Pol transcurre con cierta "normalidad" hasta que conoce a Ikari, un misterioso compañero de instituto por el que siente una extraña fascinación.

"Animals" es, para mí, un film de culto inmediato, y no me cabe duda de que el tiempo la pondrá en el lugar que se merece. Es una película diferente e hipnótica, una "rara avis" dentro del cine hecho en nuestro país, que habla sobre las dificultades de la adolescencia, la búsqueda de la identidad y los miedos que surgen al enfrentar la llegada de la edad adulta y sus complicaciones. Todo ello narrado de una forma para nada convencional, más que correcta en el plano técnico y también en el interpretativo, y con varias imágenes que se quedan grabadas en la retina.

Se trata de una propuesta muy original, llena de misterio y magnetismo, en la que todo se cuenta de una manera muy sugestiva. La realidad y la fantasía se dan la mano en este atrayente relato de atmósfera realmente conseguida, que más que ofrecer respuestas, plantea varias preguntas. Y eso, en el cine, me encanta.

Deliciosa, precisa, elegante, intrigante, interesante... son solo algunos de los adjetivos que se me vienen a la cabeza al recordar el visionado de "Dans la maison", el nuevo trabajo de uno de mis directores favoritos, el gran François Ozon.

Fantástica película llena de buenos momentos, de miradas, de grandes diálogos. Una maravilla técnica y musicalmente, por no hablar del perfecto montaje.

Unos actores en estado de gracia (aunque espero la oportunidad de poder verla en versión original, cosa que no se nos brinda en muchos cines, desgraciadamente, y que es decisiva para poder disfrutar de las interpretaciones en total plenitud).

Un guión inmenso plagado de recovecos que juega con el espectador y lo manipula, pero en el buen sentido de la palabra.

Una bofetada en toda la cara para el cine actual, enfermo de evidencias y efectismo. una película tremendamente disfrutable.

Ozon es un genio.

Acabo de ver "Les chansons d'amour", del director francés Christophe Honoré, y me ha dejado atrapado en su mundo de historias tristes pero con sabor a esperanza. Ese sentimiento de que pase lo que pase, la vida sigue, y hay que continuar siempre hacia adelante.

Es un musical, pero he tenido durante todo el visionado la sensación de estar viendo un musical diferente. Las canciones no irrumpen de modo repentino, sino que parece que fueran una parte natural de los diálogos, ensamblados con éstos de una manera tremendamente ágil y natural, o también una aclaración del interior de los personajes, algo así como la explicación de sus sentimientos.

La película transmite un estado continuo de melancolía, pero, aunque parezca contradictorio, lo hace en un tono ligero y de una manera muy agradable y con encanto. Además, las canciones me han parecido fantásticas, todas en una línea musical similar, e interpretadas con mucha naturalidad.

Por otra parte, el film no necesita ni bailarines, ni números coreográficos; tan solo la presencia de los actores que están en escena en ese determinado momento, lo cual creo que juega a favor de la comprensión de los sentimientos y de la historia personal de cada personaje.

En el aspecto técnico, la cosa no se queda atrás. La fotografía logra crear un ambiente maravilloso que le viene como anillo al dedo a la historia contada, y la cámara sabe muy bien de que manera moverse para contárnosla.

Los actores y actrices están todos algo más que correctos, con mención especial al protagonista, el gran Louis Garrel, que está perfecto en su papel lleno de dudas y contradicciones.

En definitiva, creo que sin lugar a dudas es un musical diferente y lleno de encanto, me repito, pero son las palabras que me vienen continuamente a la mente. Aunque creo que no es de esas películas que te deja indiferente, pues o te gusta mucho o no te gusta nada.

Y supongo que, como en muchos otros casos, han de abstenerse los amantes del cine comercial, porque esto no tiene nada que ver. O a lo mejor me equivoco, pero no creo.