Lo primero que me llamó la atención cuando empecé a ver la serie, hace ya unos años, fue el sentimiento de tensión constante. La doble vida de los personajes, su deshumanización a la que se tienen que someter para hacer cosas atroces. ¿Pero tan atroces son? uno se va dando cuenta de que también ellos son víctimas de un sistema, el brazo ejecutor. Y comienza a sentir empatía por la cara sin emociones de Philips o la dureza de Elisabeth. Una vida trágica, para ellos y para la familia que montan a su alrededor, llena de tristeza, obligaciones, y sin reconocimiento. Los personajes, domados por el sufrimiento, dejan de sentir, y entran en el dilema . Una caracterización sicológica perfecta. Nostálgica a ese carácter ruso duro, frío, sufrido, pero sin lamentaciones. No hay buenos ni malos.
Muy realista en casi todos los aspectos, excepto algunas licencias que se les puede permitir, como que los personajes no mueran en ninguno de los múltiples enfrentamientos que tienen durante la serie con "objetivos", o que Stan vaya a mudarse junto a su casa.
He escrito esta crítica motivado por el último capítulo. Cuando empezó me dije, "vamos a ver, ya verás como es otra mierda barata como el final de Perdidos" o el de esas series que se alargan en el tiempo y se van diluyendo en la mediocridad. Pero me llevé una grata sorpresa.

La caracterización de los nuevos personajes: unos marines yankis intergalácticos que surfean por la película con una prepotencia que no hace mérito a los desafíos de la "fuerza". A lo que hay que sumarles un humor horrible.

Los actores que han quedado de las primeras películas son un homenaje ridículo a las grandiosidad del pasado y que desvirtúan el poder de esta trama, así como los Silvestre Stallone en Los Mercenarios, o Iker Casillas en el último Mundial de Brasil.

El nuevo malo, hijo de Han y Leia, un niño malcriado, débil, al que le quedan demasiado grandes el trono de malo y la espada láser. Tanto el malo como el bueno bueno, no son más que unos niños malcriados jugando a lo que fueron sus padres, y para nada personifican la lucha del lado oscuro/luz de la fuerza.

Lo de ser Jedi se da gratis. La humildad, sabiduría, paciencia y proceso de aprendizaje que hacían grandiosa el lado claro de la fuerza lo dan aquí de gratis a unos personajes de manera prematura.

Todo es un flujo de acción sin trama. Así como el los partes anteriores de la saga se va forjando una trama, unos personajes que maduran con una estructura "in crescendo" hasta que hay un desenlace. En esta ocasión es una serie de eventos de acción sin estructura alguna.

Estoy hasta los co.. que sea tan fácil destruir de la nueva "estrella de la muerte".

La película debería de haber comenzado en un período de paz, tal y como termina el episodio 6, y que poco a poco se vaya forjando una historia. En lugar de eso, el Imperio reaparece de nuevo dominando la Galaxia por la cara.

En resumen, defraudado por perder dos horas, 7 euros y la ilusión de no haber visto algo emocionante.