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España España · Madrid
Críticas de RashZitz
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de abril de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que la primera vez que vi esta película, lo hice por casualidad, ya que no me atraía en absoluto. ¿Una película española de terror de los años setenta? Me alegra decir que fue mucho lo que encontré.
El guión explora qué sucedería si, los niños se revelasen contra los adultos de forma violenta, y para ello se sirve de una pareja de extranjeros, que visitan una pequeña isla cercana al litoral mediterráneo, donde vivió una época el marido. Allí son testigos de las atrocidades perpetrada por un numeroso grupo de infantes mientras intentan sobrevivir y huir de vuelta a la seguridad de la península, con la dificultad añadida de que pareja espera un hijo.
La película busca ser incómoda y perturbadora desde su comienzo, abriendo con una muestra de imágenes sobre horribles dramas, en los que los niños fueron víctimas de alguna u otra manera. Guerras, experimentos en los campos de concentración nazis, hambrunas… Esta introducción establece el leitmotiv que mueve la obra, los niños pagan el pato de los adultos, y aunque semejante serie de escenas presentadas de una forma tan descontextualizada puede ser un recurso efectista para desasosegar al espectador, Narciso Ibáñez Serrador las integra genialmente dentro de la narración, evitando que quede como un pegote anexo al resto de la pelicula.
La pelicula consigue mantenerte enganchado, y lo hace con un buen manejo del ritmo. La estructura de la pelicula se me antoja de sierra. Empieza con una serie de secuencias tranquilas, descriptivas, en ocasiones cayendo incluso en el costumbrismo. Luego enlaza con una secuencia que empieza a constituir una tensión, apoyándose mucho en el sonido, ya sea con un cambio en la música o su eliminación, y en la imagen, empleando planos muy cerrados, claustrofóbicos. Finalmente la tensión construida es liberada mediante una escena violenta que golpea al espectador. Esta estructura se repite de forma periódica, pero a veces se encuentra con el problema de la transición entre la escena violenta y la siguiente escena de calma, porque al depender de tan pocos personajes y tener una estructura temporal lineal, un mismo personaje puede pasar de una escena violenta a una de calma rompiendo la coherencia de la narración. Pero en general funciona muy bien, porque a cada nuevo ciclo, la tensión y el tono supera al anterior, haciendo que poco a poco te vayas moviendo más y más al borde del asiento.
Las actuaciones son pasables, pero se ven lastradas por el doblaje. Prunella Ransome despunta ante su compañero de reparto, Lewis Fiander, pero su actriz de doblaje sobreactua demasiado y junto con una sincronización bastante mala, empaña el resultado. Naturalmente lo ideal sería ver la pelicula en versión original, pero bastante dificil de encontrar es la película, descatalogada por las principales cadenas de tiendas de audiovisuales, como para pedir peras al olmo. Y es una pena porque la pelicula juega con el hecho de que el marido chapurrea el español, mientras que la mujer no tiene ni idea, con lo que se refuerza la situación de indefensión de ésta. Cabe citar lo solventes de las actuaciones de los niños, que en algunas ocasiones generan gran desasosiego, y en otras ocasiones te hacen preguntarte cómo habrán dejado los padres rodar ciertas escenas, por lo violento y perverso del contenido.
A nivel visual la película se mantiene como el primer día, al tratarse de una película de 1976 no hay efectos por ordenador, que envejecen tan mal, sino artesanales que además, al ser muy limitados y reservarse para momentos muy concretos, marcan los climax, no la norma. Ésto, lejos de suponer una cesión, acrecienta el valor de la dirección y la actuación, ya que la angustia que transmite la película lo hace sin recurrir a escenas de casquería, sino dejando que la historia se exprese.
En resumen es una pelicula que recomiendo porque es una muestra del buen cine de terror, de factoría clásica, no basado en sustos, sino en mantener al espectador sentado en el borde del asiento, y transmitir una sensación de desasosiego y desesperanza. Aunque la resolución final queda un poco forzada, al soltar exposición en forma de una conversación metida con calzador, el conjunto es una película sólida que debería considerarse un clásico.
RashZitz
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6
8 de diciembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada año salen muchas películas de terror, sin embargo series centradas en explorar el terror es bastante menos común. En ese sentido esta serie es un producto bastante original que busca perturbar al espectador. Y en esa búsqueda se encuentra basculando entre un puñado de buenas decisiones y otras menos acertadas.
Lo bueno de la serie es, sin duda, su mera existencia, hacía falta una producción de primer nivel de miedo. Te mantiene intrigado y con ganas de ver como acaba, y donde van a parar los personajes. No miedo que tiene a mostrar imágenes duras e inquietantes y la forma que tiene de construir la tensión. Por otro lado esta tensión puede resultar un oasis, y esto creo que se debe a su formato.
American Horror Story persigue contar una historia de terror a lo largo de una temporada entera, cerrando la narración en el último episodio, para poder volver a empezar una nueva historia con la siguiente temporada. El problema es que este formato lucha contra la propia naturaleza de la serie. A lo largo de la temporada hay que construir máximos y mínimos de tensión para que los espectadores quieran saber más. Por otro lado, bajando a nivel capítulo cada capitulo debe replicar en cierta medida esta estructura. Tratándose de terror, los guionistas se ven obligados a introducir una serie de sustos, que a partir del tercer capítulo ya se ven venir lejos. Otras series de terror se estructuran en torno a episodios cerrados, que comienzan y acaban, de esta manera el guionista no esta atado a buscar nuevas vueltas a los personajes y al escenario para plantear situaciones inquietantes.
Siguiendo con el tema del guión, aquí es donde encuentro más puntos flacos, como si hubiese necesitado más tiempo de maduración. La historia gira en torno a una familia que compra una casa a un precio sorprendentemente bajo, para descubrir que está encantada. Sobre esta premisa, para completar los diferentes arcos, se colocan una serie enorme de clichés, ya vistos en el genero, tanto en cine, libros y música. Al final el producto es una especie de monstruo de Frankenstein construido de secciones de otros productos. Y algunos de estos arcos, me ha dado la impresión de estar incluidos, simplemente por lo larga que se le hace la temporada a los creadores. Nuevos arcos permiten introducir nuevos personajes, que no aportan nada más allá que empujar la trama o rellenar episodios. Pero sin duda, el peor problema que tiene es guión es que adolece de una cierta falta de coherencia interna. Las normas planteadas bajo las que funciona la casa, van cambiando conforme les permita a los creadores introducir personajes nuevos.
Finalmente, mencionar el final de temporada, supongo que buscan acabas con un tono positivo y agradable, pero inevitablemente caen en una comicidad que rompe completamente con el tono del resto de la temporada.
En resumen, una serie recomendable para los fanáticos del terror, que encontrarán referencias en todos los capítulos, si no le dan demasiada importancia a los puntos flacos de guión que he mencionado.
RashZitz
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6
27 de marzo de 2016
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Estos últimos años han estado marcados por los remakes cinematográficos, y en medio de este énfasis por revivir tiempos pretéritos, a veces me pregunto, ¿cuáles de las películas que forman parte de mi infancia, no podrían hacerse hoy en día? Esta, desde luego, es una de ellas.
El argumento es sencillo. Los padres de Joel (Tom Cruise), se van de vacaciones y dejan al muchacho solo en casa. La mezcla de su edad, conversaciones con amigos, y ser testigo de cómo otros compañeros tienen experiencias con chicas hacen que se plantee contratar los servicios de una prostituta llamada Lana (Rabecca de Mornay). A partir de ahí la vida del chico descarrilla mezclando problemas con sus estudios, robos en su casa, y la amenaza constante del proxeneta de la chica.
El guion intenta bascular entre las comedias gamberras, siguiendo la estela de obras como “Desmadre a la Americana” en su tratamiento del sexo, y los dramas sociales. Aquí falla bastante porque el tono de la película se enfrenta a la historia que narra, todo es mostrado desde el prisma de la comedia ligera. Si se la juega a un proxeneta que amenaza con matarlo, no hay problema porque en el fondo es comprensivo y de buen corazón. Si se estrella en su entrevista con el ojeador de la universidad a la que pretende ir, no pasa nada porque siempre hay formas solventes de convencerlo. Y cuando Joel intenta saber de la vida de Lana, la película ni siquiera la presta atención y pasa directamente a una escena cómica, con lo que queda como un intento fútil de meter dramatismo forzado. Por eso es mejor tomarte la película como una comedia, y olvidarte del drama. Lo más interesante del guion es la valentía en la transformación de Joel, de un muchacho insulso en todo un empresario seguro de sí mismo. No en vano, Tom Cruise definió está película en una entrevista como una película sobre el capitalismo. En este aspecto, no puedo evitar pensar en otra película estrenada en 2004, “La vecina de al lado”, mucho más centrada en la parte cómica, pero con una resolución mucho más mojigata, lo que la devalúa ya que la hace quedar a medio camino, mientras que Risky Business no tiene miedo en ir hasta el final de la historia que quiere mostrar.
Las actuaciones no son especialmente remarcables. El más solvente del elenco es Tom Cruise, que construye un personaje que te puedes creer, pero que no aporta grandes matices. Rebecca de Mornay cumple en su papel de femme fatale, presentado una preciosidad que sabes que oculta algo, aun así, queda bastante plano, y no será hasta “Nunca hables con extraños” que perfeccionará este personaje. El personaje que más derrapa es John Pantoliano, el proxeneta Guido, debido a la dicotomía entre tono y guion antes mencionada. Su personaje me pide un tratamiento más violento, pero el tono positivo de la película lo niega, con lo que el actor queda encasillado en una caricatura de proxeneta más que en un personaje complejo y redondo.
La banda sonora original se defiende, basada en sonidos sintetizados tan presentes en el rock de finales de los setenta y principios de los ochenta. Hay veces que incluso recuerdan a la magnífica suite de Pink Floyd “Shine on your Crazy Diamond”. Pero donde la banda sonora brilla realmente es con piezas del rock de la época, como Bruce Springsteen con “Hungry Hearts”, o el “In the Air” de Phil Collins que además apunta una escena brillante. Sin embargo, si hay una canción de la que la película se apropia absolutamente es “Old Time Rock and Roll” de Bob Seger hasta el punto de que es imposible desvincular película de escena. Quizás debido a que ha sido parodiada hasta la saciedad.
En definitiva, se trata de una película muy disfrutable, si se toma como comedia ligera, que gana por lo políticamente incorrecto de su argumento.
RashZitz
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