Ya lo demostró el éxito de Torrente y su interminable saga: a los españoles nos mola reírnos de los discapacitados mentales. Que no se diga que esta es una película para acercarnos a la vida de este colectivo, a sentir sus luchas con el día a día y a reírnos con ellos y sus inocentes gracias. Si de verdad a alguien le interesaba realmente el desafío de introducirse en el mundo de una persona con problemas mentales, existen ejemplos de cómo hacerlo con rigor y brillantez cinematográfica (ahí tenemos nada menos que "Forrest Gump", "Yo soy Sam" e incluso si me apuran, "Alguien voló sobre el nido del cuco".)

Pero no, señores, esto va de chistes de subnormales y de reírse de sus tonterías durante 2 horas. Y es que los productores saben que esta clase de cine, en este país, lo peta. Con eso, un falso alegato con trasfondo social y el muy esforzado Javier Gutiérrez tienes el éxito en taquilla asegurado, por más que el guión sea pésimo. Sensiblera y cutre, resulta incomprensible y hasta bochornoso que semejante producto vaya a disputarle el Goya a mejor película a "EL Reino" de Rodrigo Sorogoyen, una de las mejores películas que ha dado el cine español en los últimos 20 años.

Así nos va, queridos compañeros cinéfilos.