Cuando lees el nombre de un ilustre como es Scorsese , piensas en "Taxi Driver" o "Toro Salvaje" y le das a la película bastante margen y por lo menos crees que sera decente. El problema reside cuando llegas al cine , la ves y sales arrepintiéndote de haber visto semejante aberración , semejante gremlin cinefilo y hubieses preferido haberla descargado , tendrían que pagar a los espectadores por ver semejante bodrio.Un guion autista y una técnica pedante , resumen tamaño excremento de nuestro amado Martín.
Y bien , explico el porque de mi decepción :

1-El Director se gusta y se masturba con sus exuberantes planos magnificados con el 3D. Se sobra y mucho , demasiadas florituras. Es como un pastel de chocolate al que le echas sirope de chocolate y lo mojas en chocolate caliente .

2-El guion es de un autismo y un retraso mental soberbio . Todo el argumento es una mera excusa para que llegue el apestoso final-documental-homenaje.

3-Algunos personajes son de cuento y parecen retratados por un niño de 3 años , con escenas de pretensión cómica , que se quedan en pretensión y en vez de reír quieres llorar.

Así pues , paso a un breve spoiler del argumento patético :

Toda sinfonía se divide en cuatro movimientos, y Christopher Nolan (Memento, Origen) ha compuesta una de las mas bellas que el séptimo arte ha podido ver desde 2001 Odisea en el espacio. Todo ello, gracias también a una magnifica orquesta actoral y unos magníficos ayudantes, Hans Zimmer entre ellos.
El primer movimiento es un allegro tranquilo. Te mete en situación, en el buen rollismo y te deja entrever el problema. Una buena introducción a los personajes. Ni muy largo, ni muy corto. Lo justo.
El segundo movimiento suele ser un adagio. Un viaje lento hacia el conocimiento y la esperanza. Un viaje con un Michael Cane extraordinario. Una travesía que pinta el drama que asola a los protagonistas, y que termina con una despedida. En ese instante, el Director ya ha captado tu atención.
El tercer movimiento, un allegro o scherzo, que acelera el ritmo de toda la composición, y el ritmo cardíaco. Descubrir las verdades ocultas tras la meta de un bien mayor, el horizonte de la desesperación y de que en la oscuridad siempre hay luz, pese a que no la veamos.
El cuarto, y ultimo movimiento, es otro allegro, es el culmen del clímax construido en los anteriores. Todo tiene sentido tras este movimiento, descubres que hasta el mínimo detalle tiene su explicación, que todos los instrumentos tienen su importancia. Descubres como la pistola de Chejóv, puede tener un uso magistral.
Solo queda el aplauso del auditorio, en pie y sin saber si volverán a ver algo así. Ahora, solo me resta lanzar al vacío una afirmación. Una verdad que un día dijo, ya otro director genial, Beethoven, como si presagiase la llegada de otro ser único: “Todavía no se han levantado las barreras que le digan al genio: de aquí no pasaras”

Spielberg vuelve a enseñarnos que con mimo y fuego lento se puede cocinar un buen guión, tener a los hermanos Cohen como pinches ayuda mucho de todas formas, y un hecho real con mucha miga también. Un guión con sus sabores y sinsabores , pero con un regusto agradable en el paladar y una buena lección de historia, que falta hace.
Los ingredientes no son nada desdeñables: el reparto está a la altura, la ambientación magistral y la banda sonora cumple con creces en su sutilidad. No todo es bueno y técnicamente resulta impropia de tal director, planos extraños, cámara en mano innecesaria y una división en actos con fundidos a negro muy poco estilosa, destacar los encadenados para pasar de escena eso sí. Y como no, el chef Spielberg decide darle su toque de emotividad y cariño con extra de azúcar, con ese final tan propio de sus películas y tan alargado.
Como conclusión, les hablaré como si estuviera frente a ustedes y con un café o una cerveza, no como un friki del cine (espero que no se note mucho que me encanta): vayan a verla, es Spielberg y merece la pena. A veces se les hará un poco lenta. Quizás no les guste la temática legal o de espías, pero si les gusta el buen cine deberían hacerse el favor.

Birdman traza una acida critica hacia el star-system de Hollywood, a su falta de ideas personalizada en el genero de superhéroes, y olvidándose de los grandes, por originales, directores (como es Iñarritu en este film) que posee. Y todo en ello en un falso (magistral) plano secuencia, que sigue a un exquisito elenco (Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Naomi Watts), que parece mirarse en el temible de la realidad: el del actor marcado por un superhéroe (Michael Keaton), o de aquel genio insoportable (Edward Norton), incluso de aquella cara bonita, minusvalorada, pero que es mas grande de lo que la gente cree (Emma Stone). O del ego de aquellos que eran grandes pero quedaron en el olvido, y quieren volver a la palestra, por reconocimiento y por adictos del aplauso del público. Es una crítica a la crítica por la crítica, al echar abajo un proyecto antes de verlo solo por la etiqueta del actor.
Birdman vuela hacia la obra maestra, sin duda.

Nunca en mi vida había visto una serie magistral, ni un guion perfecto, ni un elenco tan sublime. Nunca había visto Los Soprano. Esta serie no va de La Cosa Nostra, ni de sangre, no es una serie de mafiosos, aunque lo aparente. Es una serie sobre una familia de Nueva Jersey, atípica, pero familia. No voy a negar que el toque de mafiosos sea la guinda. Es un todo perfecto.
Trata sobre Tony Soprano, un tipo al que podrías conocer en tu vida diaria ( exceptuando su empleo), con sus arranques de temperamento tan tremendos y geniales, padre de familia y que quiere protegerla ante todo. Al que odias a veces y otras es tu Dios.
Ríes, te sorprendes e incluso te entristece. Tiene de todo pero sobre todo filosofía y unas tramas geniales. Unos personajes, bien definidos y que evolucionan.
Y el final, que no revelare y que es lo de menos en este caso, hace un homenaje al estilo exquisito del guion y a su protagonista. Los grandes como Tony Soprano, no se despiden como todo el mundo.