Veo "Timbuktu", la película basada en los sucesos del año 2012 cuando una pareja no casada fue lapidada durante la Guerra de Malí, mientras el grupo terrorista Ansar Dine ocupaba el territorio norte. Este film que, ganó dos premios en Cannes además de estar nominado a los premios Oscar,
dirigido por Abderrahmane Sissako, cuenta con una fotografía espectacular (está rodada en el sureste de Mauritania), muchos silencios, un correcto empleo de la música para subrayar los momentos dramáticos, una ambientación muy real, diversidad linguística árabe, un guión muy seco y nada de ñoñerías a la hora de criticar la pena de muerte, las lapidaciones, los matrimonios forzados y los azotes impuestos por el fundamentalismo islámico. Muchas alegorías y símbolos (el partido de fútbol celebrado sin pelota, la gacela que huye, la mujer loca, la joven que canta mientras la azotan por, precisamente, cantar) se mezclan -con gran ritmo, en esta película- con los teléfonos móviles, las armas, el destino, Dios y la justicia.

Veo la película que en el Festival de Cine de Cannes de 2014, ganó el galardón Queer Palm. Con base en una historia real (un grupo de activistas LGBT consigue con gran éxito participar en la huelga que los mineros protagonizaron en el año 1984 contra el gobierno británico), el director Matthew Warchus consigue, en este su segundo film, elaborar una película relista, natural, comprometida y sin prejuicios, dominada por unos bellísimos planos aéreos, un acertado reparto de actores, un correcto guión de Stephen Beresford, una adorable música galesa y unas divertidas caracterizaciones (para nada excéntricas ni forzadas) de los gays y lesbianas. Buenos sentimientos, compromiso social e intenciones, hacen de esta obra una buena película a la que sólo le puedo reprochar el forzado humor de algunas situaciones.

Sin haber visto la anterior película del año 2012 "El exótico Hotel Marigold", me aventuro a ver "El nuevo exótico Hotel Marigold", el film que, de nuevo dirigido por John Madden, cuenta con ilustres actores y actrices, como Judi Dench, Maggie Smith, Bill Nighy, Penelope Wilton, Celia Imrie y Ronald Pickup y, con la incorporación de Richard Gere (como contrapunto a la numerosa calidez interpretativa que aportan esos carismáticos artistas mayores libres de arreglos quirúrgicos). Yo buscaba exotismo, espiritualidad y ver cómo el cine ejerce su poder en el campo de la autoayuda y, la verdad es que no he encontrado nada de eso, llegándome a resultar el film un poco pesado, ridículo el personaje de Dev Patel y poco creíble el del Sr. Gere. La bonita fotografía, las acertadas interpretaciones crepusculares y la correcta ambientación me permiten darle un 4 a esta película a la que le sobra alguna trama paralela.

Veo "Projet Almanac", la película que, dirigida por Dean Israelite, tanto me ha recordado a "Chronicle", pues el argumento es similar. En ésta, unos jovenes, gracias a una sustancia, empiezan a desarrollar increíbles poderes como mover objetos e incluso volar, decidiendo trabajar juntos para perfeccionar sus habilidades, con las imprevisibles consecuencias que conlleva la dificultad para controlar tales poderes. En "Projet Almanac", unos jóvenes nerds construyen una máquina del tiempo y su uso traerá, también, funestas consecuencias. Al igual que la película del año 2012, el film tiene el hiperrealismo de la filmación casera (al emplear una cámara de video), la filosofía de los excluídos del instituto, unos poderosos efectos especiales, mucha naturalidad y gran frescura en las interpretaciones juveniles sin que pueda detectar ni un sólo fleco suelto en el guión (comprendo la presencia final de dos cámaras en el ático) a pesar de tanto salto entre realidad y realidad. Como creo que le sobra algo de metraje, le doy un 4.

Veo la película francesa "Las malas hierbas" donde, de la mano de la voz en off de un narrador, el maestro Alain Resnais, manejando son soltura las alegorías y el tetichismo, me enseña cuál es el misterio que rodea a su labor de contar historias. Así, mostrando un gran gusto por los detalles y un manejo experto de las miradas, con unos movimientos de cámara precisos y bastante agresivos, con repeticiones de escenas y sobreimpresiones, con muchos travellings y unas impecables interpretaciones de André Dussollier y Sabine Azéma (que consiguen reflejar con acierto la actitud imprevisible de dos protagonistas), el realizador crea un film desconcertante e inclasificable acerca de la soledad y el aburrimiento donde todo me resulta enigmático, hasta la frase final extraña a la trama: "mama ¿cuándo sea un gato podré comer golosinas?".
Arriesgada e interesante, de 6.