Cuando avanzamos en nuestra profesión, y dominamos el arte... el propio arte, de pronto descubrimos que necesitamos experimentar, conceptos, espacios, modelos. Y eso parece que le ha sucedido a Isabel Coixet. No es malo que no nos entiendan, lo peor es que no nos comprendan.

NIEVA EN BENIDORM, es una extraña película, con dos elecciones erróneas, a mi poco avezado entender: Timothy Spall y Carmen Machi; esta última habiendo demostrado su talento, aunque en este proyecto, no consiga el tono adecuado, fallando ambos en el compromiso con el personaje.

Ambientada con una soberbia fotografía de Jean-Claude Larrieu, recorre de manera íntima emociones extrañas y confusas, y tal vez las transmite de igual forma al espectador, al menos en mi caso.

No me atrevo a valorarla con menos de un cuatro, aún dudando si será una nota justa, pues me ha entretenido escasamente.

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Hermosa fotografía, bien ambientada, ofrecida con cierto carisma, desde un guión de escasa complejidad. Tiene muy malas puntuaciones en esta pagina, aprueba con un 5 raspadito, aunque la mayoría de críticas la suspenden ampliamente.

Creo que el espectador adicto al género se ha sentido defraudado por varias causas, en principio la comparación con el original de dibujos, después el agotamiento de las novedades en este tipo de productos que lo han dado todo, y resulta muy difícil sorprender.

Me vi obligado a verla, no me aburrí, aunque tampoco me entretuvo... No sabría como explicarlo.

Nos cuenta como una niña con orejas de conejo lleva un arma secreta en su bolso para destruir a los monstruos, los cuales Bárbara, la protagonista, cree que son los causantes de todos los males.

Todos los personajes son muy amables, preciosos y nada originales. Cualquier atisbo de novedad se destruye en cuanto avanza.

Se aleja de la innovación, aunque pretenda lo contrario; dotada de un ritmo correcto, también se encuentra repleta de buenos sentimientos sentimentales.

La historia parte de I Kill Giants, cómic de Joe Kelly y Niimura.

Magnífica fotografía que abastece un clima de tensión, perfectamente diseñado para narrar una historia donde la violencia se "siente" como elemento invasivo.

Confiaba poco en ella, pues este tipo de producciones suelen mirar muy dentro de si mismas, ofreciendo habitualmente un producto clónico, poco diferenciado... No es el caso.

No es una mala película, incluso despertando en mi emociones que deseaba mantener dormidas. La belleza que transmite al espectador es de luz, dolor, esperanza, dulce engaño, verades que mienten... y mentiras que sirven para continuar, cuando ya no quedan fuerzas para ello.

En EL DÍA DE LA BANDERA, fundamentalmente se habla de perdedores, sueños rotos, búsquedas truncadas. Dylan Penn la hija de Sean Penn, hace creíble un papel serio, profundo; mostrando la evidente fragilidad de quien ha vivido en un mundo diferente, carente de anclajes emocionales... Ahora va rebelándose a golpes y fugas.

Nadie tiene la clave de la felicidad... En apariencia es el mensaje que intenta enviar.