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España España · MADRID
Críticas de ELZIETE
Críticas 3.351
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El enorme éxito que suscitó "El Gran desfile" de King Vidor en el 25, corroboró que el gran público estaba dispuesto para afrontar en la pantalla el horror que había supuesto la primera guerra mundial. El tono antibelicista que contrastaba el espejismo patriótico, sobre todo en los jóvenes y la realidad del matadero del campo de batalla apostaba por que aquello no volviese a repetirse. Así pues la Universal estuvo lista para comprar los derechos de la novela de Erich Maria Remarque y apenas un año después de su publicación llevarla a la pantalla con la misma triunfal acogida internacional que el libro, suponiendo para Milestone su segundo Oscar como director y llevándose también el de mejor película.
La cosa tenía su riesgo al ser jóvenes soldados alemanes los protagonistas, pero el espectador y el lector comprendió enseguida que aquellos chavales podían ser los hijos de cualquiera.
Más sombría y menos complaciente que "El Gran desfile", atesora infinidad de escenas memorables, destacando las de las batallas, de una modernidad sorprendente apoyadas por la reciente innovación del sonido y que ya las quisieran algunos cineastas de hoy. Milestone también rueda con acierto en las distancias cortas: La arenga inicial del maestro, el mano a mano con el adversario en el cráter, en los hospitales..., y aún le sobra talento para reflejar con convicción la camaradería con los compañeros del frente o apuntes de estilo como el plano fijo de la relación con la chica francesa, el periplo de las botas o la escena poética de la mariposa.
No todo funciona al cien por cien y el excesivo subrayado del motivo principal de la cinta a veces la asfixia y no la deja progresar. Lewis Ayres el actor que consiguió la fama con este trabajo aún está un poco verde en su segunda aparición en la pantalla y su primer protagonista y se le nota el esfuerzo por hacerse creíble.
Clásico del cine bélico-antibélico, aún se queda bastante corto en la exposición visual y descarnada de la carnicería sin sentido (como todas) que supuso "La gran guerra". De poco sirvió el poder del cine. Apenas unos años después seguíamos matandonos con igual y más sofisticada saña. Goebbels y su pandilla de nazis soltaron ratas blancas en el estreno en Alemania y el ministerio del interior la prohibió no sea que alguien se diera cuenta de que no quería ser carne de cañón y prefiriera como se narra en la película que fueran los políticos y generales de ambos bandos los que se molieran a palos en un ruedo y nos dejaran vivir en paz al resto.
Ahora que se conmemora el centenario de aquella pesadilla, la película es de visionado obligado no solo para el amante del buen cine.
ELZIETE
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7
24 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Charles Albert a sus 16 años decidió dejar su hogar en Kentucky, cambiarse el nombre por Tod (tramposo) y recorrer el país enrolado en compañías circenses y de variedades, estaba llenando el deposito de ideas y experiencias de un mundo que plasmaría posteriormente en la pantalla y por el que básicamente sería recordado.
Es presumible que su temprana etapa a las ordenes nada más y nada menos que de Griffit le enseñaran casi todo lo que debía saber para convertirse en director de películas. Hizo de todo, pero son los films de terror, sobre todo el "Dracula" de 1931 que inmortalizó a Bela Lugosi, su binomio con Lon Chaney que dejó un puñado de cintas y su impactante, extravagante y políticamente muy incorrecta "Freaks" (1932) los que han escrito su nombre con categoría de mito en la historia del cine.
Durante mucho tiempo considerado un "artesano del género de terror", hoy goza de adoración y culto y sus trabajos son revisitados a la nueva luz de un existencialismo descarnado, bizarro y brutal del que a falta de más datos por mi parte no sabemos si el propio Tod era consciente.
Es lógico pensar que el grave accidente automovilístico que sufrió, destrozándose una pierna y falleciendo Elmer Booth, uno de los actores que le acompañaban, dejara huella y poso en su manera de entender la vida y el destino.
"The unknown", título original de 1927, año en el que Browning estrenó dos cintas más, está considerada como una obra maestra de las mejores de su filmografia por unos críticos, mientras que otros, o ni la nombran o directamente afirman que fue una de las peores que realizó con Chaney. Sobre gustos...
Hay en los minutos que nos han llegado, menos de una hora, pues la cinta estuvo desaparecida mucho tiempo, un aroma exótico como de cuento misterioso, con moraleja y pregunta existencial: ¿que serias capaz de hacer por amor?. Bien podría encajar en la serie de Amazing Stories de los años 80 de Spielberg, o en aquellas miticas "Historias para no dormir" de Chicho Ibañez Serrador.
La sugerente fotografía de Merritt Gestard, que se adapta tanto al mundo zíngaro de las variedades como al desnudo y frió hospital de reminiscencias expresionistas de Lang, en un Madrid apenas nominal (aparecen guardias civiles y carteles en español), la rotundidad física de una esplendorosa y veinteañera Joan Crawford y sobre todo el omnipresente rostro de Chaney al que le sobran los intertitulos para expresar el amor, el horror, la frustración, el odio..., y vaya usted a saber que más cosas que pasan por la cabeza de Alonzo, lanzador de cuchillos falsamente carente de brazos que quiere redimirse de su misterioso pasado al enamorarse ciegamente de su parteneire del espectáculo, y ve como esta acaba en los musculosos brazos del guapo forzudo de la compañía.
En su momento el trauma físico al que recurre Alonzo debió causar más impacto que el que nos provoca hoy su atormentada psique. Es notable también la capacidad de Browning para simplificar todo aquello que no sea el conflicto principal de la trama, que unido a su escaso metraje la hace más contundente y directa.
Chaney utilizó un autentico hombre sin brazos, especialista en manejarse con los pies para trucar sus habilidades con los mismos consiguiendo un resultado inquietante a la vez que imposible debido a los angulos en que aparecen los pies con relación al torso. Otra más de las "frikadas" del irrepetible Tod.
ELZIETE
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7
18 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tócala otra vez, John. Porque John Carney repite la jugada que tan bien le salió con la adorable "Once", siete años después. Es cierto que ya no nos sorprende y que los apellidos de los protagonistas y el tono de la producción le dan un toque menos sincero y fresco, pero la esencia, esto es, la pasión por la música y las canciones sigue ahí y hace de hilo conductor para una comedia romántica agradable que deja su recadito a la industria a tenor de los nuevos tiempos.
Ruffalo y Keira están entrañables y todo rezuma un buen rollo de cuento de hadas neoyorkino que apetece y es necesario para sobrellevar la tragedia nuestra de cada día.
Las canciones de Gregg Alexander se disfrutan lo suficiente para que acompasemos el ritmo y dentro de los cánones del género se permite la licencia de un final diferente que invita a recordar aquello de: "hoy es el primer día del resto de mi vida". ¿Será capaz Carney de volver a tocarla dentro de otro lustro?
ELZIETE
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6
9 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de la que parte Wardermam no esta mal. Revisionar y actualizar las historias medievales de los íncubos y súcubos, diablos menores que se van apoderando de las gentes para sus fines incluso llegando a causarles la muerte. El estilo formal con que nos lo cuenta también posee originalidad, fuerza y nos inquieta durante un buen rato del metraje, pero pronto el desarrollo se estanca, la cosa no avanza y la "faena" se deja sin rematar, en la confianza de que el espectador aporte de su cosecha lo que le falta a la cinta. En Sitges coló y le dieron el premio a la mejor película.
Las frustraciones y deseos reprimidos sexuales de la dueña de la casa son el punto debil por donde estos demonios fastidiosos agarran y no te sueltan. Warderman juega inteligentemente con el susto que nunca llega y mantiene la atmósfera ayudado por esa casa tan moderna, fría y aseptica donde parece que el mundo viejo de miedos y leyendas ha sido superado con creces por la tecnología y la razón. Pero "ellos" siguen acechando.
Algunas subtramas son relleno sin alma y los actores cumplen sin estridencias.
Es cierto que el hecho de que los "malos", sean morenos de pinta eslava y con aspecto desaliñado que vienen a por el pan y la sal de los rubios, guapos y triunfadores holandeses deja un mosqueo tan desasosegante como la película.
ELZIETE
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7
10 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de...: DOUGLAS FAIRBANKS. Actor y productor a través de su compañía la United Artists junto con su esposa Mary Pickford y Chaplin. Pero sobre todo estrella. En la década de los 20 ya tenía más de 30 films a sus espaldas y como galán aventurero atlético y saltimbanqui, rol por el que pasó a la historia nos había deleitado con el Zorro, D´Artagnan y Robin Hood. El cine ya llevaba más de un cuarto de siglo y el respetable, sobre todo en los USA, quería más espectáculo y más derroche, propio de un país que despegaba como un cohete después de la primera guerra mundial. Fairbanks ya sabía lo que era rondar los dos millones de dólares de producción y sacar beneficios, así es que se fue a por las "mil y una noches" y uno de sus magníficos e inmortales cuentos.
Pero en realidad está fantasía no habría sido posible solo con las piruetas, las muecas burlonas y los aspavientos del bueno de Douglas en la pantalla. Fairbanks sabía elegir a su equipo y "El ladrón de Bagdag", es más que nada el impresionante trabajo de diseño de producción de William Camerón Menzies, puesto que se inventó por su trabajo, con unas escenografías y un vestuario alejado de la realidad y evocador de los dibujos que ilustran los cuentos exóticos, mágicos y misteriosos de los niños. Eso si, influenciado todo ello por los trabajos que se venían haciendo en Alemania de puesta en escena. Y la segunda madre del cordero o del Ladrón fue Raul Walsh que se vio eclipsado o desaparecido mágicamente por el poder de Fairbanks pero que estaba ahí, a los mandos, llevando con un ritmo trepidante el timón de una de aventuras preludio de tantas otras en su carrera posterior.
A mi juicio y sin datos sobre las opiniones de su estreno, más allá de que fue un éxito de taquilla, funciona mejor en su primer tercio cuando Fairbanks deambula como un ladrón descarado por un Bagdag de altos muros y bellas estancias, escalando en cuerdas mágicas y enamorándose de la utópica princesa. Después la trama del cuento se apodera del asunto, y una tanda de efectos especiales más cercana a Mellies nos hace sonreír hoy día y digan lo que digan supongo que también en su momento, aunque quedan redimidos por ese vuelo en alfombra final que queda como icono inmortal.
Destacar la taimada composición de Anna May Wong una californiana de padres inmigrantes chinos que fue pionera de las actrices asiáticas en la gran pantalla.
Como pionero fue este cuento del gran cine de entretenimiento y fantasía como solo Hollywood podría hacerlo.
ELZIETE
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