El apartamento (The Apartment)

Uno de los clásicos de todos los tiempos de la comedia del cine americano, el apartamento estaba entre los mayores éxitos comerciales y críticos de Billy Wilder, mostrándole en su mejor momento como director y guionista. Wilder dijo que la idea de la película vino a él mientras él estaba viendo Breve encuentro de David Lean (1945), donde pone n movimiento el escenario donde dos amantes ilícitos tratan de satisfacer en el apartamento de un amigo.

La película cuenta con el legendario Jack Lemmon, en la segunda de sus seis colaboraciones con Billy Wilder (un año antes trabajaron juntos en Con faldas y a lo loco). En lo que es posiblemente la mejor actuación de su carrera, Lemmon muestra su talento para la comedia, autocrítico en una vuelta memorable que trae momentos de hilaridad sublime y auténtico patetismo. Sus compañeros de reparto son Fred MacMurray, que es quizás más conocido como el actor principal en Perdición, también dirigida por Wilder, y Shirley MacLaine, al principio de su carrera cinematográfica. Mientras MacLaine carece de la confianza y el encanto que se hace evidente en películas posteriores, el filing y el duo compuesto entre MacLaine y Jack Lemmon es de las principales razones por las que la película es tan agradable.

El apartamento combina una comedia romántica brillantemente construida con una sátira efectiva sobre la infidelidad conyugal y el mundo del comercio. El conflicto en la vida de Baxter, entre la ambición profesional y la necesidad de amor personal, se destaca por el contraste entre su casa (una cueva estrecha en la cual las escurre espaguetis con una raqueta de tenis) y su lugar de trabajo, una inmensa, oficina sin carácter. Esta última es una poderosa metáfora visual de la influencia deshumanizante de crecimiento empresarial y el progreso tecnológico (la gente termina como meros engranajes de una gran máquina corporativa. Como romántico héroe individualista de la película, el personaje de Jack Lemmon tiene una sorprendente similitud con el que realizo Charlie Chaplin en Tiempos modernos.

Buñuel crea una de sus películas mas personales y que por su trama la convierte en a temporal. El director se vale de su simbolismo habitual y arrenete contra la iglesia, los prejuicios machistas y la moral burguesa, preocupada por las apariencias y basada en la hipocresía. Lo hace narrando la vida de Francisco Galván de Montemayor, un hombre adinerado de apariencia tranquila, conservador, religioso y virgen, como cada Jueves Santo asiste a la ceremonia del mandatum, el lavatorio de pies que el sacerdote efectúa con singular delectación. Al ver los sensuales pies de una joven sentada en primera fila se queda prendado de su serena belleza. Francisco logra averiguar que la mujer de sus sueños se llama Gloria y va a contraer matrimonio con un viejo amigo suyo. Tras invitarlos a una fiesta en su mansión, conquista a Gloria y se casa con ella. A partir de la misma noche de bodas, los celos lo transforman en un ser obsesivo y paranoico, que sólo ve el asesinato y la mutilación como una solución a su locura.

A primera vista, Fanny y Alexander parecería ser menos típica entre las películas de Bergman. En su versión completa (la cual recomiendo), la película tiene una duración de poco más de cinco horas, siendo la más larga de las películas del director, y está en color glorioso, algo llamativo conociendo el gusto de Bergman por el blanco y negro. Tal vez lo más llamativo de la película es su diseño suntuoso, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de obras del director son de bajo perfil, dramas introspectivos con un pequeño elenco y un entorno muy contenida, la gran expansión que es Fanny y Alexander parece ser la antítesis perfecta de una película de Ingmar Bergman. Sin embargo, paradójicamente, Fanny y Alexander es sin lugar a dudas una película con el sello de Bergman. Esto es evidente en la profundidad de la caracterización, la interacción de las emociones y de la ocurrencia de los temas por excelencia del director como la fe, el amor y la naturaleza de la existencia.

También es la más intencionadamente autobiográfica de las películas de Bergman. El personaje central, de 10 años de edad, Alexander, a través de cuya conciencia se filtra la narración, es Bergman en todo menos en el nombre. Es bien sabido que el director estuvo traumatizado en la infancia por su padre, un ministro luterano austero, que está representado en esta película por el obispo Vergerus. Tal vez la razón principal por la que esta película hace una impresión tan profunda en el espectador es porque es una película personal, con Bergman sobre la base de su propia y posiblemente muy dolorosas experiencias de su infancia.

Fanny y Alexander es sin duda una de las películas más accesibles y atractivas de Ingmar Bergman siempre y cuando conozcas su filmografia, aunque no podemos olvidar de que se trata de una pelicula extremadamente profunda, una pelicula diseñada para mirar debajo de la superficie. El atractivo de la película se debe principalmente al hecho de que la mayoría, o practicamente todo lo que vemos lo que vemos es a través de los ojos del joven Alexander. No todo lo que vemos es real, puesto que entra en escena la colorida imaginación del muchacho que da rienda suelta a un montón de vuelos de la fantasía, y muchas veces las cosas se distorsionan o se mal interpretan, como sucedería en la mente de cualquier niño. El resultado final es una evocación onírica maravillosamente efectiva de la infancia, a veces con toques cómico, pero igualmente hay algunos momentos de auténtico arte cinematográfico.

Carrie podría ser una película acerca de la escuela secundaria, pero fue quizás la primera película completamente madura de Brian De Palma. Sobre la base de la primera novela de Stephen King, Brian De Palma construye un moderno cuento de hadas gótico, ofreciendo una red tensa y lírica de las emociones. Sissy Spacek es desgarradora como la cenicienta que convierte la fiesta de graduación de la escuela en una masacre sangrienta, después de sufrir una broma macabra por parte de sus compañeros, unos adolescentes viciosos (entre ellos John Travolta). Piper Laurie como madre fanática religiosa de Spacek es igualmente sorprendente y su "crucifixión" simbólica es un punto culminante que emociona en un paquete inolvidable de la psicología popular y los fenómenos psíquicos. A pesar de que es una parcela muy copiada, y aún más copiado aun el clímax shock que genera, la película de De Palma sigue siendo una experiencia transgresora.

Carrie, aunque a priori puede dar la sensación de que se trata de una "comedia" para adolescentes, es en realidad una pelicula de terror profundamente triste, sobre una débil adolescente reprimida sexualmente que es acosada por sus compañeros y sobre-protegida por su madre, una fanática religiosa que odia a los hombres. De Palma con Carrie descubrió que su sentido destructivo del humor podría ser sintetizado con su elegantes sensibilidad visual de una manera que acentuarían a ambos.

Carrie fue la síntesis del talento de De Palma, es intensa, elegante y visual. Sus técnicas (composiciones elaboradas, atrevidos movimientos de cámara , y la cámara lenta) combinados con un guión bastante potente, para hacer una película interesante y aterradora que muestra con éxito la rabia interior que todo adolescente se siente . La película tiene un humor sorprendentemente inquietante que mejora su poder y le da un impacto del que otras historia serías carecen. Gran parte del éxito hay que atribuírselo a Sissy Spacek, quien retrata convincentemente el dolor de Carrie y su anhelada aceptación.

El Mago de Oz es uno de los grandes musicales representados en el cine, un mundo de fantasía creado para toda la familia, un clásico atemporal que logra satisfacer sin importar cuántas veces la hayas visto.

La pelicula aunque fue un completo fracaso en su lanzamiento y tuvo que superar diversos contratiempos que retrasaron realización, consiguió con el paso de los años ser un éxito rotundo y una de las peliculas mas vista en la historia del cine, gran parte del merito es gracias a sus legendarios números musicales, el uso exuberante del color y el conjunto del diseño que es altamente imaginativa. El mago de Oz tiene todo lo que una película tiene necesita para satisfacer a un público familiar. Sin embargo, tiene algo más. Debajo del cuento de hadas caprichosas, hay algunos temas serios mas enfocados a un publico adulto, que nos perdemos por completo cuando vemos la película como los niños. Esta es una película sobre la pérdida de la inocencia, de la transición a la edad adulta y del momento en el que empezamos a ver el mundo con los ojos de un adulto.

El rendimiento de Judy Garland capta perfectamente la esencia de la película, que es la necesidad que todos tenemos de pertenecer a algún sitio y descubrir quienes somos. La película tiene una fuerza emocional, una sinceridad y la poesía que corta el corazón del espectador y provoca una sensación indescriptible de anhelo y la comprensión.