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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de urbana
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decidí a ver esta película sin muchas expectativas. Sabía de antemano que se trataba de una comedia romántica comercial, hecha para llegar al público masivo. Suponía que vería una película liviana, agradable y con final feliz. Pero me daba curiosidad indagar en este tercer film de Taratuto (pese a que no me convencieron del todo sus dos anteriores), y sobre todo, me interesaba verla a Valeria.

La verdad es que me llevé en conjunto una agradable sorpresa. Lo mejor de toda la película, hay que decirlo, es la impresionante interpretación de Valeria Bertuccelli, en su papel de la Tana. Increible actuación y puro carisma, que cautiva desde las primeras escenas. Ya uno queda atrapado por la verborragia de esta mujer malhumorada, negativa, insoportable. Y conforme el persoanje va evolucionando en la trama, irá uno siguiendo con gran disfrute los sutiles cambios que experimentará, siendo en todo momento un personaje absolutamente querible y entrañable.

Por lo demá, la película es correcta en su género. Se agradece su simpleza y su honestidad. Se aborda el tema del amor de pareja con sinceridad, y algunas de sus escenas, como la última de la sésión de terapia, están a una muy buena altura. Nuevamente, es Bertuccelli la que brilla y conmueve. Otras escenas, en cambio, son bastante flojas y un tanto traída de los pelos (por ejemplo, la forma en que Tenso contacta al Cuervo, o las escenas en el vestuario del club), con actuaciones secundarias que no son gran cosa.

Es Bertuccelli la que se lleva la película, y por ella probablemente es que valga la pena verla.
urbana
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9
23 de diciembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa y entrañable película... Es de esas historias que, aunque pequeñas, perduran en mi memoria y en mi corazón, y necesito volver a ver cada tanto. Será porque tal vez disfruto naturalmente más y me despierta mayor curiosidad el retrato de vidas pequeñas como éstas que el de grandes personajes o héroes.

Estoy convencida de que cada persona tiene una historia que contar, que no es ni más ni menos que aquello que le pasa. Y cuando un director talentoso es capaz de llevar este tipo de retratos al cine, la experiencia no puede ser sino maravillosa.

Whisky es la historia de estos seres modestos y grises, sumergidos en su apagada rutina: don Jacobo, el dueño de una pequeña y ya obsoleta fábrica de medias ubicada en un humilde barrio de Montevideo; Marta, su leal empleada de hace muchos años que lo acompaña silenciosamente, y el hermano de Jacobo, que se reencuentra con él después de muchos años de ausencia, en ocasión de una ceremonia en honor a la madre muerta de ambos.

Ante la inminente llegada de su hermano, Jacobo, acomplejado de su chata vida en la que sólo ha sabido administrar la vieja empresa familiar que apenas sobrevive, decide pedirle a Marta que se haga pasar por su esposa durante la estadía de su hermano. Y es así como se da una situación que los saca de la rutina, y pone de manifiesto la soledad en la que viven, los rencores y las culpas entre hermanos que subyacen latentes en la historia pero que los personajes no verbalizan, la necesidad de Jacobo de la mentira para ocultar una realidad personal vergonzante frente a su hermano, la incomunicación y la incapacidad de expresar los sentimientos.

Es notable cómo esta historia se nos cuenta mucho más a partir de sus imágenes que a través de los diálogos. Con escasos diálogos, las imágenes operan de manera muy efectiva para transmitirnos la realidad de sus personajes: la destartalada fábrica, con paredes que se descascaran y persianas rotas; el modesto barrio montevideano y el viejo café en el cual Jacobo suele beber su insípido desayuno todas las mañanas; su oscuro departamento, desordenado, lleno de polvillo y con los restos apilados de los objetos que pertenecieran a su enferma madre; las desoladas calles de un balneario en temporada baja cuya atmósfera sólo refuerza el sentimiento de soledad...

La película tiene este tono triste, pero es también de una mirada profundamente enternecedora hacia sus personajes. Uno empatiza con ellos y hasta se siente identificado en alguna medida. Porque todo lo que les ocurre es humano. Y en esta lucha por sobrevivir a la soledad, a algunos no les va tan bien (el caso de Jacobo), y otros tal vez puedan ver alguna lucecita al final del túnel (Marta?).
urbana
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9
27 de septiembre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película del maestro Ingmar Bergman, rodada en 1960. Cruda, perturbadora. Visualmente maravillosa.

La historia transcurre en un tiempo pasado, algunos siglos atrás, y retrata la vida de un rey, su esposa, la hija de ambos, una doncella bastarda que está embarazada y su servidumbre. Con una muy cruda puesta en escena, ambientada en una aldea bastante primitiva rodeada de un tenebroso bosque escandinavo.

La religión está muy fuertemente presente en estos personajes y condiciona sus vidas. Tal vez el director, en su intención por recrear este tema, haya decidido situar esta historia en un escenario medieval para acentuar el peso agobiante que los mandatos religiosos y la moral ejercían sobre aquellos seres humanos más allá de cualquier otra lógica.

Una puesta en escena ruda, la casi ausencia de música (excepto por algunas bellas melodías de instrumentos de viento), y una iluminación que acentúa los claroscuros ayudan a imprimirle crudeza a este severo relato. La tensión dramática irá en ascenso hasta desembocar en un final implacable.

Esta historia en particular podrá transcurrir en un tiempo pretérito, pero sus planteos, las miserias humanas que develan, la certeza de lo absurdo de la vida, son universales. Propias de la condición humana.

Desgarradora belleza. Universo bergmaniano puro.
urbana
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10
5 de septiembre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a omitir opinar sobre las películas de Soderbergh y Antonioni, que no me despertaron verdadero interés.

Sí en cambio quisiera comentar sobre el film de Wong-Kar Wai, The Hand, que me produjo una enorme fascinación, y mi calificación toma en cuenta solo esta película.

Se trata de un exquisito corto (de unos 40 minutos), que nos remite a un Hong Kong en los años 60, que bien podríamos asimilar a un escenario atemporal. Bellísima fotografía, y una puesta en escena refinada, bien al estilo de su director, y que nos remite a "2040" o "Con ánimo de amar". Encuadres estrechos y exqusitos, que ponen el acento en detalles de refinamiento como sus espejos biselados, un guante de encaje, sensuales tacones, abigarrados empapelados, o la atmosfera opresiva de un pasillo de hotel. Una banda sonora cautivante complementa maravillosamente su estética visual.

Apasioanda sensualidad y erotismo contenido es lo que nos transmitirá esta película, a través del relato de un sastre tímido, enamorado de una hermosa prostituta, y por quien siente calladamente un profundo amor y deseo. Narrado con elegancia y clase, es una bellísima recreación del erotismo.
urbana
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6
9 de marzo de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, reciente ganadora del Oscar a la mejor película, seguramente esté llamada a convertirse en un referente de lo que fue el tema de la esclavitud en los Estados Unidos. Y está bien que así sea. La temática lo merece, y sin duda la Academia tenía que otorgar un reconocimiento a esta obra y a este tema, el “pecado original americano”.

En lo personal la película me ha parecido correcta y convencional. No mucho más. Siempre resulta interesante ver retratado en el cine hechos que tienen que ver con determinados momentos históricos o con ciertos aspectos de la naturaleza humana, y tener la posibilidad de reflexionar sobre ellos, aprender, enriquecer la mirada, intentar comprender un poco más.

Esta película en particular, basada en una historia real y situada a mediados del siglo XIX, retrata la durísima vida de los esclavos en las plantaciones del sur de los Estados Unidos, desde la mirada de Salomon, un hombre negro que es libre, culto, “americanizado”, pero que ha sido víctima de un secuestro y es vendido y obligado a convertirse en esclavo. El punto de vista se vuelve así más desgarrador, y de algún modo toda la audiencia puede ponerse en su lugar, en su piel.

La película es hiperrealista, y pone todo el acento en la crueldad de los amos hacia sus esclavos, en la humillación, en el maltrato sistemático como si de animales de carga se trataran, en la deshumanización, en la dureza del trabajo en los campos. De esta manera no nos quedan dudas del sufrimiento de quienes padecieron la esclavitud, y no podemos evitar sentir una inmensa impotencia y de preguntarnos cómo es posible que estas cosas pudieran suceder.

Personalmente siento que la película se quedó en la mera ostentación del maltrato, y poco ahondó en otras cuestiones más sutiles. Imagino que a lo largo de la historia de la esclavitud habrá habido amos menos sádicos y un tanto más benévolos, y esclavos viviendo situaciones quizás menos sufrientes. Esto de todos modos no le quita al tema de la esclavitud la profundidad de su dramatismo. Hubiera querido aproximarme un poco más a saber qué había en las cabezas de los hombres blancos convencionales de la época, qué le pasaba a una sociedad capaz de institucionalizar la esclavitud. Cómo se combinaban el afán de acumular riqueza con el desprecio racial y la trata de personas. Y qué cuestionaban quienes postulaban la abolición. Hubiera querido sumergirme también un poco más en la docilidad de quien nace esclavo y no conoce otra forma de vida, sobre cómo se sobrevive colectivamente cuando se es considerado poco menos que un animal.

La esclavitud resultó abolida, afortunadamente, pero por desgracia todavía subsisten la explotación y la opresión, bajo otras formas. Como espectadores podemos pararnos de nuestras butacas y aplaudir esta obra de Steve McQueen, pero no nos confundamos. Alguien tiene que seguir haciendo el trabajo duro en este mundo. Probablemente los modernos sistemas de cosechas hayan atenuado el trabajo humano en las plantaciones de algodón, pero las modernas factorías textiles ubicadas en China están llenas de trabajadores que se desempeñan bajo durísimas condiciones, incluso con mano de obra infantil. Muchos de nosotros luego vamos a las coloridas tiendas “low cost” a comprar nuestras prendas a costos convenientes, sin preguntarnos qué hay detrás de cada artículo que compramos, qué sistema humano estamos validando. Sencillamente no nos interesa. Y despúes tal vez vayamos a comprar una entrada al cine, a ver a la última ganadora del Oscar y a indignarnos con las injusticias que se cometían en el siglo XIX.
urbana
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