Otra basada en hechos reales que desentona, una historia demasiado potente puesta en manos equivocadas pues ni llega a estremecer y tampoco a hipnotizar como debería. Pero es lo que tienen estas historias, que el simple hecho de ser como fueron las mantiene a flote en la pantalla.

Las escenas de tortura no son excesivas y es algo que se agradece, pues pensaba antes de verla en que correría demasiada sangre. Dicho esto, se centra más en la penuria de los condenados y en la desolación de una madre que pierde a su hijo pero todo parece, cómo decirlo, como de cartón piedra. El tratamiento de la imagen no es el necesario para llevar a la cinta a lo que pretende, aunque no desentona, pero irremediablemente se me viene a la cabeza "Los santos inocentes", en la que la ambientación, el nervio y, en este caso, el poder visual aquí carecen, para lo que exige el guión.

Una obra claramente interesante pero que dejará a los que buscan algo más un tanto fríos, con ganas de más. Aunque refleja con acierto el retrato de la España profunda, la incompetencia y la impaciencia de la autoridad, la demostración de que la verdad pueda, en este caso, vestirse de engaño y lo subjetivo de la justicia. Por todo ello recomendable.

Divertidísimo film que sale de la batidora al meter comedia, crimen y una pizca de estilo "road movie". Algo corta pero muy intensa y cautivadora, teniendo como arma secreta una simpleza y buen hacer desbordantes. Esas caídas impropias, propias de aquella época, de un disparo de bala esta vez hacen soltar una carcajada en vez de un lamento.

A Cagney le viene al pelo el papel, interpretando a un tío al que se la sopla todo y que se rie de todo aquel que se le cruza en su camino. Alguien al que la mala suerte acude para después esquivarle. Una fusión de fortuna y desgracia que impregna toda la película dándole un sentido crucial y acertadísimo al guión.

Quizás algo olvidada, aunque preferiría decir que se ignora su existencia porque por ella no pasan los años. Se ve moderna y fresca, cosa difícil con siete décadas a sus espaldas. Y con detalles como los monos, el elefante... que me da a mí que han inspirado a otros films menos olvidados o, en su defecto, más conocidos.

Muy recomendable, incluso para algunos: chavales de hoy a los que el cine en blanco y negro les echa para atrás.

Pues sí, El caballero negro es una mierda de película, no os lo voy a discutir. En ella trabaja Martin Lawrence, el típico actor cutre que solo sirve para este tipo de metrajes y que en algo medianamente serio daría pena, como Gil en una porno, más o menos.

La trama es facilona y estúpida, algo absurdo y sonrojante. Un tío que viaja en el tiempo y aparece mucho más atrás, en no sé que siglo. Soltando su vocabulario imbécil y poco sustancial. Medievos que se hacen los tontos, como si el moro ese pintara algo allí.

Y todas las razones que vosotros le queráis añadir...

Pero pasa una cosa, que cuando se hace una peli como esta y todas tus expectativas se colman sientes como si el tiempo que has invertido en verla no se hubiera perdido. Porque cuando un drama no te llega algo, cuando una de intriga te deja indiferente, cuando con una comedia te ríes nada o cuando con una "obra maestra" vas al baño y a por agua 13542 veces, es que algo va mal.

Por eso brindo por El caballero negro, una de mis comedias favoritas. Una peli con la que me mearé tantas veces la pongan. Puesto que para eso está.

Sí, de las pelis más cutres que ha visto un servidor, un tratamiento de la cámara y de la imagen muy penoso e irritante. Da asco ver esto, una cinta que se esconde en la ciencia ficción pero que es, ni más ni menos, que una comedia de mierda, con toques humorísticos que apestan. Es que tiene que ser una comedia, no queda otra, es que a veces te ries de lo mala que es y piensas: "espera, este tío es un cachondo, en realidad sólo quiere hacerme reir". Lo creo y lo espero, vamos. Es que si no ya me tendré que empezar a replantear el número de borregos que pululan por ahí, porque razones sólidas para apoyar esto no creo que haya.

Brad Pitt, por su parte, se esfuerza en que le odie. Con una interpretación simplemente HORRIBLE, que se basa, como he leído por aquí en un comentario muy acertado, en dar grititos y tirarlo todo, en hacer bailar los ojos y en pegar collejas. Me ha puesto de los nervios y de muy mala leche. Da mucho miedo esa nominación, pero que mucho miedo, aunque después de otras y otros premios que se dan ya no me sorprende. La del vestuario, esa me la esperaba. ¿Peli con trajes raros?, ¿sí?, pues ahí la llevas. Porque ya me diréis vosotros la cagada tremenda de vestuario.

"La Jetée" tampoco es que me hiciera mucho tilín pero no sé, esperaba de "12 monos" una película mucho más currada. Ahora tendré que ponerme los ojos en remojo, a ver si se me pasa.

La piel suave y los pelos de punta. Esas medias que se quitan, con autorización necesaria, y esa piel que se rasga, táctil precioso. Contando una historia que la mayoría imaginaron pero que nadie tenía ocasión de realizarla, me refiero al final, sin desvelarlo, por supuesto, ya sea por miedo o temor a la justicia en caso extremo.

La cinta baila canciones y temas melosos, con la banda sonora se funden imágenes y situaciones, aunque hay poca variedad. Los sentimientos son correctamente representados por una serie de actores adecuados, incluso realizando interpretaciones colosales, ejemplo de ello es la foto que se saca con Ella, esa foto en la que deja el temporizador puesto, y que sale con una cara de gilipollas que no te digo na', siendo a la vez tan adecuada...

Pero Truffaut sabe lo que hace y sabe transmitir como nadie un beso en el cuello, mientras Ella está a un lado de la cama, reclamando lo que es suyo. El perdón infinito que se vuelve en efímero y a la vez eterno, situaciones dicen.

Las que tú me haces, tocayo.