Hace 10 años que vi esta película y cuando la he vuelto a revisar me ha gustado más aún -señal infalible para saber si una película es buena-. Entiendo que, en 1992, tocar el tema del SIDA era valiente e incluso arriesgado. Hoy por hoy lo que más llama mi atención es la magnífica descripción de la amistad británica, porque es tal y como se muestra, no es un tópico: los ingleses comen, beben, hacen el amor y todo de manera desordenada y loca pero, siempre, hay una base sentimental en todo lo que hacen que es imposible no sentir cierta ternura. Entrañable.

Que a Kubrick no le gustaba lo fácil es algo harto conocido. Ver esta película en la adolescencia fue para mí un horror, en la juventud, una diversión, y ahora sé que estoy ante una obra que es de todo menos una película cualquiera. Aprovecho la oportunidad que nos brinda el cine estos días para poder revisar esta obra de culto en versión remasterizada. Probablemente el tiempo hace de este film algo más inteligente cada vez, desde su cuidada estética, la profusión de los diálogos, el ejercicio crítico a una juventud violenta y nihilista y a sus generaciones anteriores... hacen que cada vez que la visione y que la audite me sienta ante alguien que de verdad tuvo algo que decir, algo nuevo que aportar.

Pequeña preciosa película en la cual todos los que pierden ganan. Además de una exquisita fotografía y un ejercicio actoral notable, la película borda su nobleza con pequeños detalles como el del esperado beso en el umbral de la puerta. Un entretenimiento con espacio suficiente para reflexionar y ver más allá del dolor de una mujer maltratada o el de un niño sordo huérfano de padre, los ingleses saben poner el dedo en la llaga. Sufridores con talento.

Huy, este Allen... me despista siempre. No es que con "Cassandra's Dream" (2007) estuviera muy acertado, pero claro, con ese casting... cualquiera; sin embargo estuvo encantador con "Scoop" (2006) e inteligente con "Match Point" (2005). A esta alturas se ha ganado el perdón y la admiración, al menos la mía. Así es que si en este film vemos tópico tras tópico aderezado en una Barcelona para guiris al son de una guitarra flamenquita, pues nos aguantamos y ya está porque nada de eso me importa por una sencilla razón: Penélope Cruz. Una actriz que, hasta el día de hoy, no me había dicho nada de nada, deslumbra, es graciosa, resolutiva y se come la cámara y a sus compañeros, incluido mi adorado Bardem. La chica se lo cree, saca la fiera latina que estuvo practicando en "Non ti Muovere" (S. Castellito, 2004) y lo consigue, es creíble y magnífica. Lástima que este año le haya tocado luchar contra K. Winslet en los Globos de Oro y posteriores Oscar, si no, se lo lleva seguro.

Ni una buena crítica en los diarios, no puede ser. ¿Qué sería del homo fílmico sin las películas de amor? Y ésta es de las que te acompañan un domingo frío de invierno y te hace sentir bien. No es ñoña y el reparto es muy bueno, un buen ejercicio de casting. Hay varias razones por las que verla: 1. Por tener el encanto de los clásicos americanos de los 50, bien adaptado. 2. Por ver a Swank cantando desesperadamente a la limón con Judy Garland. 3. Por ser razonable e inteligente y madurar junto a la protagonista... merece la pena.