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España España · Pasajero 58
Críticas de floïd blue
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Críticas 2.213
Críticas ordenadas por utilidad
1
14 de septiembre de 2018
117 de 163 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un insulto a la galaxia de los depredadores y a la nuestra. Un insulto que lo pagaremos caro la próxima vez que vengan. Los productores han querido dar un paso adelante con esta tercera parte (la de los alien no cuentan), y no es más que un paso atrás definitivo, un costalazo bestial. ¿Más mortíferos los depredadores? ¡Y una m…! Qué vergüenza. Si vas a verla a los 10 minutos estarás pidiendo: Por favor que se acabe ya, por favor Dios, que se acabe, por favor que se acabe ya… Lo más horrible son las referencias que utilizan, por ejemplo comparar a Arnold y a Carl Weathers con el capitán que hace el papel de Arnold y el otro negro. Mientras los auténticos demostraban sus recias personalidades masculinas, sin una sola sonrisa, con palabras medidas, éstos parecen que van a terminar juntos en la cama como dos tortolitos hablando del amor. Aquí el grupo de militares son una pandilla de descerebrados a lo Murdock del Equipo A sin más historia, sin encanto alguno. Pero eso no es todo, la cosa se agrava más todavía. Sale una tía bióloga evolucionista a lo Anita la Fantástica, que sabe más de armas que el coronel Furia, algo ilógico, asombroso, estúpido a más no poder, que no he podido dejar de ver en ella a la horrible Piar Rubio, esposa de Sergio Ramos, esa histérica haciendo las pruebas de gilipollas absoluta que le ordena hacer el general Motors (Pablo), el enano butanero, en su mierda de programa el hormiguero más gastado que la silla de Toro Sentado; y encima la tía lista se atreve a utilizar una frase de Arnold, que se debía haber disculpao. Otro insulto es el hijo del macarra capitán ése que es presentado con el síndrome de Asperger, ¿con síndrome, discapacitado? ¡Anda ya! Pero si termina dejando al mismo Eduardo Punset como un parvulario tartaja, ¡qué chaval la hostia! No me extraña que quieran pegarle. Ese no necesita que nadie le haga las tesis para los doctorados. Encima connotaciones bárbaras en los diálogos, fascistas, cuando ese mismo chaval le dice al cartero: Mi padre mata para que usted pueda ser cartero. Cómo una Belén Esteban cualquiera: ¡Ma-ta! Por favor, asesino, criminal..., se dice: Mi padre “trabaja”… Un poco de delicadeza, coño, que somos gente civilizada. Pero es que entre ellos, que son todos miembros del Ejército, se matan sin más en vez de estar juntos, sin respeto a la vida humana, al compañerismo, algo impensable. Un insulto a la camaradería, al sentido común.

Y el mayor insulto va al mismo depredador. Si es que parece un depredador de Tercera Regional, no es él, está claro… No sabe ni utilizar sus gadgets, al revés, los pierde como el que pierde la cartera cuando sale del coche; ya casi ni se mimetiza. Han utilizado la patente del dibujo para ridiculizarlo, no hay derecho. Lo han empobrecido, si da pena… Y los perros, no cuento lo de los perros porque vais a llorar conmigo, así que no me queda otra que avisar para que esto termine pronto y vuele de las pantallas rápidamente y el día de mañana logremos olvidarlo. La hubiera puesto un 2, o un 3, pero utilizando la referencia que se utiliza, esa memorable obra, con Arnold y compañía, e incluso la digna secuela de Danny Glover, deberían haber tenido un máximo respeto y haber cuidado una trama más inteligente, más digna, evitando tanto efecto digital y buscando intriga y suspense en base al terrorífico visitante de una lejana galaxia.
floïd blue
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7
8 de abril de 2016
99 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué existe esta película? Una película cuyos autores saben desde el principio que va a ser vapuleada por el sector crítico más formal y, que como se ve así ha sido pues no hay nadie que se atreva a valorarla ni siquiera como entretenida, sale a la luz por un par de razones posibles.

La primera podría ser que los autores saben que hay un determinado público que consume acción, que da por bueno todo, que no entra en valoraciones políticas, metafóricas o de sensibilidad, y que muestra facilidad para reír cuando el héroe le vuela la cabeza de un disparo al hijo puta terrorista tras haberlo cosido a puñaladas, y como colofón añade un comentario que demuestra su rudeza absoluta y que es más bestia que los bestias de asesinos.
-¿Era necesario eso?
-No.

Pero que les de por culo a los terroristas. Algunos, que tenemos la cabeza llena de problemas ajenos a nuestra voluntad, necesitamos cierta dosis de evasión para que la cabeza se despeje y así volver a retomar la vida desde cero. Y es que Objetivo Londres es de las que te reinicia el cerebro, termina y sales del cine como nuevo, sereno y dispuesto a centrarte en la realidad y continuar con tu lucha diaria.

Esto no quiere decir que los autores tachen a este público de característico como poseedor de neuronas tipo elemental sin capacidad de clasificar o distinguir, al contrario, se le valora y se le estima, es más, se le cuida. Los autores saben que es un público muy estimable y muy válido. Por eso hablan claro y no se cortan, y lo que menos pretenden es engañar o soltar mensajes subliminales. Por ejemplo, durante el intercambio de frases entre gobierno USA y el terrorista, éste dice: “Todos somos iguales: yo vendo armas como los países también lo hacen”. El guion está así y no añade más, no se les ocurre adoctrinar; se calla hasta el mismísimo Morgan Freeman. Los autores saben que su público es capaz de discernir de sobra y que tiene su opinión, que ésta puede ser cualquiera y que la respeta. Esta es forma de presentar una realidad, y no la que emplean los que se dedican siempre a insultar a los que no piensan como ellos.

La otra opción de la existencia de este film puede ser un mensaje, no amenazante ni nada parecido, sino como una leyenda sobre esta guerra que han trasladado a Occidente los terroristas. Y es que ante este cambio de escenario, los americanos quieren dejar claro que podrán seguir atentando contra ellos y contra el mundo democrático, pero que “Dentro de mil años, seguiremos aquí”. No es por tanto aleccionadora en ningún sentido, y volvemos a señalar, que es lo contrario a esos críticos detractores que sabiendo lo que hay de antemano, asisten a ello para quejarse de lo mal que les parece estas exposiciones fílmicas. Como si Aaron Eckhart fuera el culpable de que la película sea una fantasmada, ¡qué es sólo un actor!, que aunque esté muy metido en su papel, es inocente del todo; que no es el presidente USA yendo por las calles de Londres con el colega pegando tiros. Dicho de otro modo para los cerebros bordelinos: Que el presidente USA nunca se las va a ver en esas situaciones tan apuradas, pero el pueblo sí, por desgracia; y será por culpa de los fanáticos y en mucha medida, de los contrarios a este cine que son quienes apoyan.

Aparte de estas consideraciones obligadas para ver con tranquilidad la película y no fantasear sobre el presidente USA y su colega, diremos que Fuqua dejó las directrices marcadas para esta continuación y que se ha trabajado a pies juntillas sobre la de Objetivo: La Casa Blanca. ¿Veremos la misma película? ¿Es un corta pega? Pues no lo es. Es una continuación.

Para todo lo que quiere abarcar el film de destrucción masiva, hay que decir que con poco se ha conseguido bastante. En absoluto es chapucera, las secuencias se aprovechan al máximo aunque eso supone aceptar muchas que se podrían discutir; pero entonces ya no sería este cine. El caso es que resulta algo simple todo lo relacionado con los mandos directivos policiales; el enfrentamiento policial es algo impensable, pero se tiene que aceptar y es que de entrada, el hecho de que la cúpula mundial del G8 vaya a saltar por los aires ya te predispone a cualquier cosa. Las calles se quedan desiertas para la acción y los acontecimientos se acomodan para que nuestros héroes Gerard Butler y un eficaz Aaron Eckhart como presidente —sólo Charlton Heston hubiera quedado mejor ;)—, sigan su camino hacia la salvación y hacia la libertad. Yo la apruebo porque el presidente me ha convencido con una frase muy tierna: No hay que criticar, lo que hay que hacer es animar. No me sirve mucho, pero me gusta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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8
12 de noviembre de 2010
98 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular. Tal vez las expectativas no eran claras, pero estaba Denzel y sabíamos que Denzel está muy puesto en esto de los trenes desde que se encontró con el 123, por tanto tampoco se arriesga uno mucho. El caso es que ahora tiene que detener el triple 7 que se ha escapado sin control. Muy bien, Denzel. Eso es pan comido para ti, lo sabemos.

La apuesta está clara: emoción; y Tony Scott sabe sacar partido a los 800 metros de tren a la carrera. Una fotografía espectacular y una acción imparable. La películas de trenes tienen un algo que atrae … No sé qué será pero ahí están las locomotoras que si no te atraen, pues nada, te quitan de en medio. Fuera. No lo dudes.
El tema es que la locomotora tiene que estar descontrolada como la del tren del infierno, y tenga esa robustez que impresiona, que te dice la cabrona que no hay huevos de pararla.
Además consideremos los añadidos que acompañan esta aventura:
-Tensión del equipo de profesionales como si estuvieran viendo a tope una final de fútbol.
-El toque sentimental que no puede faltar. Algo visto pero muy bien expuesto sin cortar la acción ni entretener con chorradas o cariñitos. Bueno, una lagrimita tiene que rodar por el rostro de alguna... Ahí los americanos no perdonan.
-El despliegue de seguridad también perfectamente colocado por TS a ambos lados de la vía: Policías, cambio de vías, carreras, cabreos, etc… Todo con el punto de veracidad exigido.

La película está imparable. Y me voy al vagón de cola para terminar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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5
29 de julio de 2016
76 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Jason. Y que vuelva Jason a estas alturas buscando restos de su pasado exige una razón, así que nos presentan una trama de venganza personal junto con otra que va de una nueva red social, Exocon, que enlazará a todos los habitantes de la Tierra por internet, pero alguien muy malvado quiere controlar esa red para al mismo tiempo, vigilar.

¿Y quién es ese alguien? Pues nuestro querido amigo Tommy Lee Jones, jefe de la CIA. Hace bien porque así sabrá quién se pasa de la raya aunque esté en la otra parte del mundo. Todo esto para anticiparse a aquel que esté pensando en organizar atentados. Luego está el siempre admirado como asesino, Vicent Cassel, un lujo; pero sucede una cosa y es que de nuevo se usa la cámara en zigzag, de forma temblorosa, cortante, y ya sabemos que eso no significa acción, al revés, esta secuela ha perdido mucho en peleas.

Lo que ofrece este nuevo episodio es la seña de identidad, más paseos alrededor del mundo, seguimientos sin parar, que andan todos por las calles que da gusto, vigilados sobre la marcha, no hay distancia para esta gente, se conocen todas las calles del mundo, no paran ni a tomar un caña. Disponen de todo, agentes, coches, llaves, galerías, móviles… Uno se queda maravillado lo bien que funcionan las cosas en manos expertas. Pero resulta escaso porque se ha perdido mucho de los lances intrigantes que, como novedad, ofrecía la saga en sus primeros episodios. Y es verdad. Jason ya no es misterioso, se dedica a otras cosas, como a pegarse por lugares conflictivos para ir tirando, y la edad le ha hecho perder atractivo y sus huidas no son tan interesantes.

Mucha pantalla, mucha cámara, mucho seguimiento pero poco cariz personal. Un aire muy mecánico que le hace a uno echar de menos algo, tal vez un respiro, o una secuencia larga, disfrutable de verdad. En el spoiler relato algunos lances inverosímiles y un anuncio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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10
12 de julio de 2008
72 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una demostración del buen hacer con pocos medios. Pabellones al lado de un barranco y un árbol seco. Pero claro, con esos pedazos de actores se crea un historia brillante y sólida que no te queda más remedio que aplaudir.
Karl Malden está imponente en esos papeles. George C. Scott, en un papel de loco visionario queda perfecto para su físico; y luego Gary Cooper, clava al personaje oscuro. Maria Schell ya de por sí, conmueve como mujer sola y desamparada.
¡Cómo levantan la mujer y el socio en dos días todo ese tinglado desde lo alto del monte hasta el campamento para lavar la arena sin más explicaciones!
¡Qué bien dispara Gary Cooper! Una canción auténtica de las buenas bien ajustada al Oeste americano que se funde con la historia, una historia enternecedora. Amor del verdadero, entre tanta violencia e intereses; roces y miradas de cariño...
floïd blue
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