Como ya nos vienen acostumbrando las películas argentinas, Martín Hache contiene mucho diálogo, y mucha calidad en él. Calidad y cantidad, ¿qué más se puede pedir?.
Esta película llega a tal punto... que en los diálogos entre Martín(F.Luppi) y Dante(E. Poncela), los cuáles tienen puntos de vista totalmente contrarios, uno dude con quien estar de acuerdo, es más... uno dé la razón a los 2, aunque éstos diverjan en sus opiniones.
Dante es un epicúreo que vive según sus convicciones, alocadamente, con intensidad... disfruta de la vida. Martín por su parte, es un egocéntrico que cree saber todo, un misántropo, un amargado...
Pese a eso, una gran sorpresa aguarda a Dante cuando da por perdido a Martín, la amistad sobresale por todas las cosas cuando éste último se encuentra más solo que la una, pero por méritos propios.
Entre esta amalgama de escenas conmovedoras, conversaciones de tilde irónico e desenfadado, y frases hechas que parecen sacadas de libro bestseller, encontramos a personajes tan curiosos como Hache, hijo casi imperceptible de Martín, el cual llega a Madrid a cargo de éste por pillar malos vicios en Buenos Aires, o a la amante de Martín( Grande y sensual Cecilia Roth), una yonki jovenzuela con un desamor por la vida enorme, pero unos ovarios grandes como catedrales.

TOTALMENTE RECOMENDABLE para gente a la que la vida inquieta, con la mente abierta y muchas dudas para resolver. Sé que es arriesgado, pero es un 10 de película.

A priori, es una buena película para que la use el ministerio de sanidad y la ponga en los institutos como método anti-conceptivo, quizás así las poligoneras de mi barrio se lo pensaban dos veces antes de engendrar a un futuro mecenas del vecindario.

Tildar a Tilda, Swinton. Excelente actuación que imprime a la película gran parte de su hipnotismo y carácter.
Lamentar el abuso excesivo y pretencioso de recursos innecesarios como los continuos flashes (el back y el forward) que te dejan, tal y como indica su nombre, algo destellado. Condición que no permite apreciar con claridad las intenciones de la directora.

El broche final acaba por no cerrar bien la trama, algo insulso a mi parecer.

Es pésimo que películas de tan mala calidad lleguen a ser tan envidiablemente productivas económicamente, esta película reafirma mi opinión de que el mundo es un engaño, porque desengañémonos, le estamos dando entre todos, fama a un producto basura.

En el mundo del cine, hay recomendaciones a la hora de ver los filmes en cuánto a la edad:

Para mayores de 7.
Para mayores de 13.
Para mayores de 18.
Cine adulto.

Este bodrio podría calificarse antes de verse cómo: para adolescentes de 14 a 18 años con las hormonas disparadas e disparatadas. Por lo menos así, muchos nos ahorraríamos la molestia de perder unas horas ( quizás hasta rías un poco (por no llorar) y pienses que no lo has perdido tanto).

Tiene la misma tónica que la infinidad de películas de mismo cáliz (diálogos romanticones empachantes, final más que previsible, actuaciones burdas basadas en caritas de perro piloto, y una infinidad de sarta de chuminadas que podrán deleitar a los más peques de la casa). No aporta nada nuevo en ningún aspecto y su éxito se basa en la "new wave" de vampiritos que nos arrolla cada día por la TV.

No vi ni veré la 2a y 3a entrega. Ni loco.
Madre mía Kristen Stewart... qué mal actúas, retírate casi antes de empezar en el mundillo, o apúntate a una escuela de interpretación.
Si quieren que sus hijos crezcan sanos mentalmente y disfruten de su adolescencia prohíbanles la película. Si quieren tener a hijas calientabajos y niños suicidas que intenten volar tirándose del balcón, adelante.

Firmado: Ministerio de Sanidad (mental).

Las precuelas suelen ser como el cerdo de un restaurante chino: agridulces. Esta tiene más connotaciones agrias que dulces, un dulce que se puede saborear en unos primeros minutos más que decentes que preceden a un agrio constante, aderezado con músculos, sangre a cámara lenta y discursos más insulsos que los del congreso de los diputados

Empecemos:
El transcurso de la historia nos sitúa en un antes y después de la gran batalla espartana de las Termópilas de la gran "300". Esa película que un día nos cautivó a más de uno (servidor incluido), con esos planos cocidos a fuego lento, que al igual que la gran cocina, podían saborearse con deleite. Una estética innovadora sin precedentes, gran atractivo para el público que acudía en masa a las salas a regocijarse en tal baño de sangre y sudor.

Prosigamos:
Ese mismo atractivo, es el detractor de esta segunda entrega. Cae por su propio peso. Y lo que unos años atrás era la guinda del pastel, ahora es la mezcla de la masa de ese mismo pastel, que hace que éste empalague, se pegue al paladar y se atragante a la hora de digerirlo en cuestión.
Y es que los planos son más superfluos que en la anterior película. Los efectos visuales, repetitivos, ya no llaman la atención del espectador años después, están más vistos que los vídeos de gatitos haciendo carantoñas en youtube. Las batallas no tienen tiempo, carecen de tensión, aburren.

Es querer alargar lo inalargable, como aquellos aparejos que anuncian de madrugada por la tele para aumentar el tamaño de tu pene. No.

Finalicemos:
En definitiva, acudimos a una mezcolanza de más de lo mismo, pero con tildes de serie B y con menor ritmo y "push" que su precedente. Abdominales griegas, sangre color vino embriagando retinas cansadas, persas con piercings sacados de camdentown y alguna que otra teta para amedrentar una emoción que no llega en ningún momento del transcurso del film a presentarse.

5 raspadete, ni chicha ni limoná.

Naces,tomas aire y... a partir de ahí van educando esa pequeña persona que llevas dentro a la manera que rige la sociedad actual.

Tienes que hacer esto así porque es así y no preguntes más(seguro que os lo dijeron miles de veces ¿a que sí?).

Todo son normas, que a la vez van acompañadas de prohibiciones, algunas son éticas y realmente esenciales para llevar una buena vida dicen... ¿Pero qué concepto es ese de buena vida?
Tener dinero, un trabajo estable, buen coche, familia feliz, un círculo de amigos con los que salir a cenar, unos vecinos con los que mantener una buena relación, añádele también un par de hijos, un bonito jardín en la entrada de tu casa y algún que otro día mínimamente emocionante para darle color a tu miserable rutina. ¿Eso es con lo que nos quieren educar?

Siempre acobardados por querer ver más allá y no poder comprobarlo por prohibiciones propias que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra existencia, mintiéndonos a nosotros mismos y maldiciendo este mundo cruel... ¡HAY QUE ESPABILAR!

Esto es lo que nos quiere transmitir Sam Mendes en la película, y a mi no me dejó indiferente. Le doy un 7 muy muy alto, que no alcanza el 8 porque considero que aunque la idea sea sublime y los actores principales lo borden(Dicaprio tiene un talento especial y va a más), el director no pudo llegar a tocar las teclas adecuadas para plasmar tanta filosofia en lo que viene siendo cine.