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España España · Madrid
Críticas de OsitoF
Críticas 2.090
Críticas ordenadas por utilidad
8
19 de enero de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy muy de hacerme fotos, ni siquiera los obligados selfies cuando viajas. Aparte de que tengo la innata habilidad para dar siempre mi peor versión (ojos cerrados o bizcos, chepa y poses raras) en el momento del disparo, luego no suelo hacer caso a unas fotos que se acumulan en el móvil a la espera de una organización para la que nunca tengo tiempo. Y si ya es raro que salga en fotos de compañeros de viaje, tienen que concurrir una serie de circunstancias excepcionales para que yo pida hacerme una foto en tal o cual sitio: una situación particularmente emotiva o la visita a un sitio que me haga satisfacer alguna ilusión personal.

Una de esas situaciones ocurrió paseando por casualidad por un parque de Manchester cuando me encontré una estatua de Alan Touring sentado en un banco (en los Whitworth Gardens, por si a alguien le interesa) y sentí que necesitaba hacerme esa foto al lado de uno de esos genios a los que la historia no ha reconocido lo suficiente o, como en este caso, directamente mantiene ocultos por una mezcla de ignorancia y sectarismo. En la foto salgo horrible, como es normal, pero le tengo cariño y me alegré un montón con el estreno de una “The imitation game” que se puede considerar un comienzo para devolver su figura al sitio que se merece.

Formalmente, la película está tan bien hecha como el noventa y nueve por ciento de las películas de época británicas, su ambientación nos lleva al Londres de la Segunda Guerra Mundial y recrea con estudiado equilibrio entre la divulgación y el entretenimiento el reclutamiento de Touring por los Servicios de Inteligencia ingleses y su participación en el desarrollo de un sistema que permitiera decodificar los mensajes en clave interceptados por el ejército alemán, supuestamente impenetrables gracias al encriptador Enigma. Aunque hay numerosas producciones (cinematográficas, literarias o videojuegos) sobre Enigma, la gran mayoría abordan el tema con un punto de espectáculo de acción, generalmente sin rigor alguno, en el que soldados, comandos o espías se enfrentan a la Wehrmacht para obtener una máquina sobre la que hacer luego simple ingeniería inversa. Curiosamente esa historia simplista es la que ha calado y es la versión oficial que todos tenemos en mente cuando leemos (los que lean) sobre la importancia que la decodificación de las comunicaciones alemanas tuvo en el desarrollo de la WWII. Realmente, obtener una máquina encriptadora fue la parte fácil de un proceso que se articuló en base a tres patas: conseguir una Enigma, desarrollar una teoría matemática para entender su funcionamiento (hay otra película sobre eso que creo que habla de unos polacos que lo consiguieron) y buscar la forma de aplicar los métodos de desencriptado con la suficiente rapidez como para aplicarlos a cientos de comunicaciones diarias y que se adaptara a los cambios en el código que los alemanes realizaban cada veinticuatro horas.

“The imitation game” merecería la pena sólo para ver en todo su esplendor la máquina decodificadora que ideó y creó Touring y hacernos una idea de lo privilegiada que era su mente y lo revolucionario de su pensamiento. De cómo entendió que el problema no tenía solución con herramientas tradicionales y desarrolló nuevas vías matemáticas y mecánicas. También logra poner en valor la importancia de un logro al que poca gente suele prestar atención, porque se tiende a prestar atención y valorar de un modo generalista las acciones más vistosas y renombradas como el Desembarco de Normandía o la Batalla de Inglaterra sin entrar en detalles. Pero es cuando entras en el grano fino cuando te das cuenta de la cantidad de batallas que estuvieron en el filo y se decidieron por pequeñeces como el hundimiento de un barco de aprovisionamiento o saber por dónde se iba a producir el contraataque alemán, cuando entiendes la dimensión que tuvo la máquina de Touring.

Bien hecha y con un reparto muy atractivo, todos en la película ponen el foco en unos hechos que atrapan por sí mismos y respeta las reglas del formato cine para contarlas con ritmo, emocionar y encontrar, a ratos, hueco algún momento divertido. Es verdad que por momentos se queda corta y pide profundizar en varios puntos de las tramas, pero el metraje es el que hay y la priorización que establece a tanto que contar parece la más sensata. En otro orden de cosas, también saca los colores al puritanismo de la sociedad de postguerra que olvidó a su héroe (no sólo aquí cocemos habas) y lo condenó a una vida de paria por su orientación sexual. Y aquí estallo si no suelto una duda que me corroe: ¿Por qué en un momento audiovisual en el que nada se hace sin su análisis de perspectiva LGTBI y todas las series y películas tienen sus cuotas de diversidad que obligan a retorcer argumentos y llenar los guiones de personajes innecesarios, no se dejan de inventar mierdas y reivindican figuras REALES, como la de Touring, que no necesitan adornos ni interpretaciones? En fin, conformemonos con lo que hay y dejémoslo en que es de esas películas que hay que ver.
OsitoF
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5
16 de enero de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un thriller de juicios e investigaciones criminales, con sus abogados justicieros, fiscales despiadados, policías de doble cara y acusados de los que nunca se sabe si son lo que aparentan. Lo bueno es que está bien escrita, con dosis correctas de intriga, drama y jerga de juzgados que enganchan como un episodio televisivo de “Magnum: PI” o “La ley de los Ángeles”. Lo malo, precisamente, es eso mismo: que ofrece las mismas vibraciones estéticas que un episodio doble de cualquier serie de abogados o policías de los noventa justo en un momento en el que la oferta televisiva de los hogares se dispara gracias a los cientos de canales incluídos en los paquetes de fibra y a las plataformas de streaming; cuando el cine deja de ser un lugar recurrente donde ir cada fin de semana con la familia o quedar con amigos (y la película en cuestión era lo de menos) para ir a ver únicamente obras donde el visionado en sala aporte realmente algo.

Así las cosas, “Los límites de la verdad” se ve con cariño y nostalgia, pero se hace un poco rígida y obsoleta. Y aunque entretiene y sus protagonistas dan todo lo que llevan dentro, termina siendo algo simple y muy convencional. Parece más antigua, mucho más, que una película del mismo estilo como es “El inocente” y sin embargo es dos años posterior. En una hipotética liga de clásicos noventeros como “El informe pelícano” o “El cliente” estaría, con suerte, una categoría por debajo.
OsitoF
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6
20 de diciembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos los westerns elaborados no ya fuera de Hollywood, sino fuera de EEUU, en países ajenos, en principio, a cualquier vínculo visible con el Salvaje Oeste, este “Brimstone, la hija del predicador” es de los más peculiares. Imposible de definir con un único adjetivo, la película admite casi cualquier valoración en el espectro que va desde lo hortera hasta lo valiente. Muchas producciones europeas se han atrevido a rodar películas de corte tradicional en lo argumental y realistas en la factura, buscando hacer lo que se sabe que funciona, pero alejado de la visión idílica y colorista: en lugar de galantes cowboys y guapas granjeras que defienden sus hermosas y limpias propiedades a mamporros y tiroteos ocasionales (si es posible disparando al cinturón para desarmar al contrincante), la violencia moderna suele ser cruda, sangrienta y descarnada, con personajes sucios y malolientes que malviven en pueblos cochambrosos.

Pero lo que no había visto era una propuesta parecida a la de “Brimstone, la hija del predicador”. Si no fuese imposible, diría que Nolan ha tenido algo que ver en su concepción: Un thriller del oeste en actos, que presenta una elaborada y misteriosa historia deconstruida en saltos temporales y con una componente mística y sobrenatural que lleva las tramas por caminos realmente curiosos. La película es violenta como la que más, pero de una manera convencional y elegante, sin recrearse en la sangre ni en la falta de higiene de la época: en cierto modo creo que deja que los hechos cruelmente realistas y verosímiles hablen por sí solos. Quizá el mayor mérito de la película sea ese, construir una historia compleja, pero sólida y creíble, y luego contarla de una forma novedosa.

En el tema de las interpretaciones ya hay más desigualdad. Guy Pearce tiene el papel más jugoso (y enrevesado) y logra hacerlo convincente. Fanning también saca adelante un papel complicado, aunque más convencional. El resto del reparto no tengo yo demasiado claro que llegaran a entender de qué iba la película. Con la ejecución pasa algo parecido: es correcta en todos los aspectos, pero se contagia de la frialdad ambiental general sin llegar a lucir en ningún momento ni destacar por nada que no sea la historia. La película brilla cuando la analizas con calma y ves la amplitud narrativa, cómo todo encaja y cómo no se hace ningún sacrificio comercial ni concesión a conectar con el espectador: si te gusta, bien, y si quieres peloteo y buen rollo ahí tienes “Transformers”. Quizás se pasa de humilde y de honesta, subordinando absolutamente todo al guion a costa de cierta espesura y de muchos momentos áridos.

En todo caso, el saldo general es positivo y tiene merecido, cuando menos, un pase. Cuesta disfrutarla, pero termina sorprendiendo.
OsitoF
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5
20 de diciembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que el western dejó de ser patrimonio exclusivo de las grandes productoras de cine norteamericano y empezó a ser un género al alcance de todo el mundo y en todo el mundo. Al principio simplemente tomaban sus esquemas y los fusionaban con historias cotidianas que discurrían en cualquier ciudad moderna (un comerciante que se enfrentaba a una banda que tenía el barrio atemorizado, una comisaría asediada por los compinches de un traficante detenido o un policía que tenía que escoltar a un preso a un juzgado a la otra punta del país), pero a estas alturas cualquier productora de cualquier nacionalidad está en condiciones de revisar los clásicos con películas ambientadas en las llanuras heladas de Nebraska, los rojizos desiertos de Colorado o las praderas vírgenes de Dakota durante la Guerra de Secesión o la Conquistas del Oeste.

Esta “The Salvation” es un ejemplo, un producto del cine danés del que, en principio, pocos se imaginarían alguna clase de vínculos con el salvaje Oeste y que se atreve a plantear una historia que se desarrolla en algún momento de principios del siglo XIX en algún lugar de las Montañas Rocosas. Como ya va quedando poco margen para la innovación argumental y sus tramas beben de obras como “Solo ante el peligro” o “Por un puñado de dólares”, la película (como muchas de hoy en día) juega la baza del realismo ambiental para introducir un elemento de novedad y diferenciación: gente sucia que malvive en pueblos cochambrosos dejados de la mano de Dios; violencia hiperrealista y sangrienta y comportamientos primitivos basados en la ley del más fuerte, el egoismo y la sumisión al boss local. Y, en ese lodazal, el héroe o el antihéroe que aparece en busca de venganza o fortuna.

Todo eso encontramos en “The Salvation”. Destaca por una factura de la que nadie podría discutir que la vida de la época fuese así y por interpretaciones de mucho nivel que aportan personalidad a unos personajes que evitan muchos clichés del género. También tiene el valor de no escatimar crueldad ni dolor a una historia en la que más de uno hubiese recurrido a elipsis y sobreentendidos. Quizá patine un poco en un ritmo demasiado conservador, a la manera europea, que quiere atar absolutamente todos los cabos y cae en cierta sensación de frialdad y rigidez, con giros y recontragiros que inciden en hacer sufrir y sufrir a los protagonistas (como para justificar sus salvajadas posteriores) o humanizar a los villanos (como para no caer en los tópicos de buenos y malos) y que no hubiese pasado nada de haberlos simplificado.

Sin duda, una película dura, pero interesante y bien hecha. Quizás, por momentos, algo forzada y pesada, pero el saldo del conjunto es positivo y vale la pena.
OsitoF
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8
17 de diciembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Generalmente, las soluciones más sencillas son las más eficaces. Le costó, pero al final Pixar encontró en la segunda entrega de Los Increíbles la manera de sacar un producto de acción con ‘calidad Pixar’ donde el protagonismo recayese en personajes femeninos. Las claves siempre estuvieron ahí: no hacer lo de siempre pero cambiando sin más el género del protagonista y no alardear de que tus intenciones son visibilizar a tal o cual colectivo. En otras palabras, si quieres mujeres empoderadas escribe personajes convincentes e imperfectos que resuelvan los problemas como mujeres empoderadas: al dragón lo puede matar Ripley o la teniente O’Neil, no una princesita de trece años que usa porque sí el arco mejor que Robin Hood. Ah, e independientemente de tus intenciones, deja que la gente piense que lo todo que haces tiene fines exclusivamente lúdicos y que no ha dejado de contar tal o cual chiste o lastrado tal o cual escena de acción para hacer propaganda.

El caso es que alguien en Pixar se dio cuenta, por fin, de que la solución siempre estuvo ahí. Para qué inventar nada, cuando ya tienes a una Helen Parr conocida y asentada entre el público, que no necesita presentación y con superpoderes que no hay que explicar o justificar. Así que con crear una villana a la altura, el guion se debió de escribir prácticamente sólo: mucha aventura, giros sorprendentes, chistes con gracia e integración paulatina a la trama principal del resto de personajes conocidos de la familia y allegados de cara a un final explosivo. Por supuesto, todo con la habitual pericia de Pixar a la hora de dar profundidad a los personajes y que nadie parezca que está de adorno, muchísimos guiños y detalles a los que estar atentos y la excelencia técnica marca de la casa en cuanto a unos grafismos imaginativos y coloristas.

Una entretenida, amena y divertida segunda parte que mantiene los esperables vínculos con “Los increíbles” (de los que se benefician las dos) y, a la vez, con suficientes elementos novedosos y, sobre todo, personalidad propia como para considerarla totalmente a la altura de su mítica predecesora.
OsitoF
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