Quisiera comenzar extendiendo mi más caluroso saludo y brindando un sincero gracias a Bahman Ghobadi. Sobre el conflicto post-apocalíptico de la ocupación yanqui no solo se deben consultar los diarios y ver la tele, donde por desgracia siempre se parcializa el trasfondo, por disposición norteamericana quizá. Esta óptica complica todo, pero lastimosamente es cierto, cuando un tema produce tanta efervescencia el director se topa con un doble problema, no solo se necesita genio también es imprescindible el valor. Es sencillamente desolador, ser testigo de semejante abominación, ver la esquina sur de un continente y pensar ¿Este es nuestro planeta? Pues nada más y nada menos. La peli retrata eso, la lucha por la supervivencia en la ley de jungla. Quisiera especular sobre sus fallas, que las tiene, pero no puedo, quede anonadado, frio y relego con el respeto que me merecen esa labor a otras críticas. Hoy sólo se decir, que es una película que impacta.

Nuevamente somos testigos del evento cinematográfico del siglo XX, la promesa de reformar los niveles estéticos de Cameron y toda esa olla de videos subjetivos, que me lo soñé, que lo visualice, que se me presento así tal cual en un sueño. Por Dios, este tipo no conoce límites y a la hora de tararear e imprimir, una fingida expectativa a la peli no hay quien le sobrepase, esa destreza y empeño sería interesante verlo en sus películas. Lo único memorable quizá, son esas islas flotantes y claramente no pueden tacharse de novedad. La historia es lo más aburrido que me haya encontrado en una cinta con tanto presupuesto, ¿Qué pasaría si ponemos a Lynch a inventar con una suma tan alta? Esta fiaca previsible y aburrida no merece más que desprecio, pero bueno, que goce de sus millones por el resto de su vida y ojala no se le antoje volver a hacer cine, es lo mínimo que puede exigírsele, cuando no ha sido más que un mojigato chupa sangre que vive de esto, pero en lo que no destaca en lo más mínimo.
Reformar el cine, ni los grandes lo mencionaron alguna vez para que venga este pelele a pretenderlo.

¿Por qué la primera referencia que se conoce de una película debe ser si gano o no un Oscar?, debe ser bastante peculiar levantarse en la mañana y que te griten, Eyy amigo ganaste un Oscar felicidades. Vaya no todos los días pasa, y de que hijo lo sabes. Ummm, creo que en maquillaje, pero vamos hombre es un Oscar, miles querrían ganarlo. Ese es precisamente el lado sombrío de la industria, no recuerdo que las mejor películas hayan sido nominadas, y lo que es aún peor, hacer internacional, la puntuación académica de un cuerpo colegiado que define sus categorías de una manera tan racista, muchas gracias pero paso. Tacharlos de racistas, pues no hay otra opción, se incurre en ello, en la clasificación cinematográfica y la procedencia de la película. Vamos, a quien le agrada que una buena película gane el premio de mejor película extranjera, como si fuera una categoría inferior.
Punto a parte para Burton, gracias por hacer tan buen cine, mi viejo hombre blanco. Del título de la crítica hasta aquí cero, bueno, la incursión de paisajes de ultratumba tan dispares, no son sino resultados de una genialidad atormentada. Por allá Aristóteles decía que las reacciones humanas ante exposición de las pasiones, define la condición inicial del fenómeno de la imaginación. Burton es de los buenos. Querido corrido, vos estás loco Burton. Es todo un deleite ver cualquiera de tus películas, entiéndeme que esto figure en Beetlejuice y no en el cadáver de la novia, o en bigfish o en manos de tijera no es más que algo accidental que a la vez tampoco pretende, ser una crítica única de toda la obra de Burton. Es osado siquiera pretenderlo.

La primera vez que vi a David Lynch lo hice a través de fotos. Me había recién familiarizado con el surrealismo en el cine y era objeto de mi estudio. Siempre me intereso aquel movimiento que estimo de las sobresalientes creaciones en la poesía y que Bretón hizo posible en la pureza de una vida dedicada al detalle estético. No hay que olvidar ahora que se menciona muy a menudo que quien mejor lo concibió en pantalla fue Buñuel, eternamente nombrado en las referencias históricas del cine. Nunca considere justo con Lynch reducir su obra a surrealista, porque aun con todo el corolario que implica endilgarle esa característica este querido director norteamericano no solo persigue el genio en historias oníricas, sino a mi juicio en algo más profundo y menos tendiente a la ciencia o a lo formal, característica a la que yo llamo chispa. Y Lynch la tiene, cuando vez una escena en la que Alice y Pete planean asesinar al productor de películas pornográficas, este baja, este se esconde, esta escucha la muerte, esta baja y en ese plano estético de tan alto nivel, vez en el fondo una proyección donde se le ve a Alice sostener relaciones sexuales, y tú te pillas que la hembra lo disfruta, que para ella es placentero y dan ganas de advertirle a Pete que no encuentras buen juicio en seguirla como si se estuviera ciego, porque a fin de cuentas el muchacho parece ser un buen muchacho, la amistad con Dick así lo demuestra.

Uno ve esto (o cualquiera de las otras escenas de la película) y posiblemente no olvidas a Lynch, te convences de que es un genio en todo lo relacionado con el séptimo arte. Qué lindo fue ver que Lynch no te trata como a un tonto, que tiene el valor de dar ruedas a su capacidad de concebir y una vez empieza lo hace sin ningún prejuicio y eso se llama ser honesto y yo lo agradezco.

Humana, demasiada humana. Jejejeje, lo digo y siento repulsión por mí mismo. Según las teorías filosóficas gestionadas desde Tlon, Uqbar y Orbis Tertius la desviación moral de un hombre a juicio del colectivo no constituye tal calidad, en la medida que la sociedad tiene una relación absorbente con el individuo, es decir, este último se licua haciendo de un descorche subjetivo una visión de la realidad global superviviente en la generalidad, lo dicen académicos, almas que son hipocresía en la intimidad. Pero dejo de lado los argumentos filosóficos que presumo no válidos, solo fui un reproductor. Me convoco aquí, por manía de hablar de cine. En esencia, la historia no tiene mayor pretensión que la de decirse la verdad a sí misma, de dar cabida a situaciones que nacieron en el seno del insuperable Marques. Recuerdo que hace poco discutía, con varios amigos el calificativo que se le da a la filosofía del Marques, individuo de modales intachables, quien gesto en función de su intelecto auténticas eyaculaciones mentales, y donde estuvimos de acuerdo en aceptar que el éxito del Marques se debe en gran medida a que su filosofía se consideró maldita, posteriormente fue censurada hasta la penosa actitud de hoy, en la que se ponen en boca del Marques palabras que no dijo, donde además tergiversan la virtud del Marques, no me quejo, si paso con Baudelaire. Ahora, como la proliferación no se ejerce en función del marco de lo socialmente aceptado, procurarse la censura es el salto al estrellato, falta considerar que podría censurarse hoy día, con una sociedad menos ingenua que la de aquel chispazo histórico.

Aun hoy día, teniendo familia, hermanos y niñas que cuidar no actuó con el proselitismo propio de la hipocresía pagana, le diré a mis nietos que la escena final es pintoresca, una sala donde brilla el color de las almohadas y la muerte esta tan lejos de esta felicidad tan efímera, es un alivio que suene música clásica, el escenario que humaniza todo acto atroz y donde las ganas de bailar reviven una emoción tan antigua como la hipocresía.