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Críticas de lourdes lulu lou
Críticas 1.501
Críticas ordenadas por utilidad
5
22 de julio de 2014
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Black se enamora de Gwyneth Paltrow en "Amor ciego" a pesar de su aspecto, de las adevertencias de sus amigos, de los comentarios de la gente; mismo corte-mismo patrón para esta ocasión pero con el toque peculiar argentino, esa entonación descarada pero elegante para decir las verdades, esa magistral irreverencia para ofender con cariño, incordiar con sutileza, luchar y retener lo más deseado con dignidad, pasión y fuerza arrebatadora.
No es su mejor representante aunque cuenta con buenas interpretaciones, agilidad en el guión, frescura en los diálogos y una lección de moralidad encubierta para un argumento que nunca excede su cortesía y encanto pero tampoco roza nunca una empalagosa melosidad que resultaría insoportable y muy cargante.
Alguna ocasional frase irreverente y atrevida para un relato que quiere gustar, que busca tu sonrisa y ternura, que desea tu conformidad y agrado, que no pretende más que entretener y divertir con soltura y gracia, por momentos, ocurrente, algo de chispa y un toque salero, combinación cómoda y agradable de efecto dulce y, a medias, saciante.
Alivio discreto para las penas, remedio temporal contra la pesadez, solución para los malos rollos, cura liviana para el ardor, una combinación armoniosa y válida de registro sobrio, elegante y dulce para un rato distraído de concentración ligera y sabor ameno, sin muchas exigencias y resultado cálido

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lourdes lulu lou
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7
1 de enero de 2014
0 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conoces los personajes, más o menos intuyes la aventura, tienes claro que vas a ver una magnífica representación de un mundo fantástico, un festival radiante para la vista y el oído, un derroche de imaginación y poderío, por tanto..., la cuestión se centra en la aventura, en saber si es lo bastante interesante y en saber si los 160 minutos son tan apasionantes como se espera. Hay una clara mejoría respecto al anterior libro -o película, según se quiera-, hazañas mucho más conseguidas y más peripecia en la intriga, mucha más emoción en cada suceso. Siempre tendré que admitir que el gran descubrimiento, el gran impacto cinematográfico fue la entrega del "Señor de los anillos"; a partir de ella, sólo queda seguir recreándose, seguir degustando el mismo -o menor, según se mire- nivel de un maravilloso mundo legendario y de unos exquisitos personajes. A la espera de la tercera entrega, únicamente cabe admitir que es un trabajo majestuoso y espléndido; tanto en fotografía, representación, vestuario, maquillaje, interpretación, imagen visual, contexto, guión..., y todo lo que se quiera. Luego, según sea tu devoción por los libros de Tolkien y según sea tu entusiasmo por la maestría de Peter Jackson, tu regocijo y diversión serán de mayor amplitud; en caso contrario, sabes que vas a ver una excelente película de aventuras, magistralmente realizada, de larga duración y que hay que tomárselo con calma!!!
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lourdes lulu lou
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6
13 de junio de 2014
5 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estás preparada para una gran explosión, esa esperada inmensa ola capaz de provocar un tsunami y destruirlo todo..., a cambio recibes un oleaje tranquilo y reposado, de movilidad moderada donde todas las consecuencias de su remojo inesperado están bajo control, un baño que aunque violento y abrupto en sus inicios por su sorpresa no-anticipada acaba siendo fuente de frescura y gratificante placer; y su mayor resquicio reside en su pretendido dulce y generoso desenlace, un quiebro a favor del viento, sobrevalorado giro cándido hacia la recompensa de los buenos actos, leyenda mítica de una justicia universal y divina para las buenas personas de corazón puro y sincero que, una de dos, o te encandila y enamora su resolución o te huele a tufo romántico y serial poco creíble quedando a la espera infinita de una potencial acción y una fuerza resolutiva que llene la tensa espera de una vida ficticia que no pertenece a los protagonistas: entrar en el club de los ricos y famosos, de las preciosas y perfectas familias que se quieren y respetan donde el amor es manantial de alegría y sonrisas, de cariño y esperanza o..., la destrucción caótica de esa pretendida invasión fortuita, entrada ilegal no permitida, agresión no consentida de colarse en una fiesta privada sin invitación que debe ser resuelta como toca: el matón, guardaespaldas, padre de familia o héroe oportuno que le coja por la espalda y a la calle, que machaque su cara o lo que haga falta y limpie la escena, cada uno en su sitio como harían Bruce Willis, Liam Neeson o Mel Gibson en sus mejores tiempos!!!, destrucción, destrucción, destrucción!!!, aunque a éstos mejor permitir la entrada o lo que quieran con o sin invitación y estén del lado que estén!!! Dejando la ironía y la broma a un lado, dada la evolución del guión si que queda un resquemor a falta de más acción, más energía y más drama fortuito pues hablamos de ladrones que atentan contra una familia y la vida que disfrutan; en su lugar, apenas muestra un mínimo de ese submundo y aboga por la pesadez del remordimiento, la dulzura de la reconversión, la gratitud de enderezarse y escoger el camino correcto, un final tan propicio y satisfactorio -bueno, un poco menos- como cualquier otra posibilidad. Correcta en todos sus términos -dirección, interpretación, argumento, guión, fotografía...,- es lo más que se puede decir; personalmente hubiera deseado más locura y frenesí, tenía ganas de más marcha, de más guerra, vamos!!! Aún así no me quejo de lo ofertado pues es de bien nacido ser agradecido..., sea lo que sea lo recibido!!!

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lourdes lulu lou
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6
5 de enero de 2016
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los inconvenientes del amor y sus tonterías.

No niego que la idea es original, que tiene su interesante curiosidad implícita, esa sociedad partida en dos, ya sea el vivir en pareja o la opción de hacerlo en solitario, más esas estrictas normas para garantizar el buen funcionamiento del grupo que, pronto y accidentalmente se verán en peligro al no encontrar pareja en el hotel, o al hallar la perfecta compañera en medio del bosque de los solteros.
Quebrantamiento que tiene dolorosas consecuencias pues, para la supervivencia del grupo es necesario eliminar a los débiles, transgresores y a quienes desestabilizan el correcto transcurrir de la armonía establecida por contrato, con su actitud egoísta de actuar por cuenta propia mintiendo y buscando el beneficio personal, no la prosperidad pacífica y conveniente de la mayoría.
El problema es que, una vez captado el funcionamiento de este gran hermano a dos partes ¡no queda mucho más!, excepto un excéntrico guión que presenta personajes tirantes en situaciones encorsetadas, como fallida imitación del mejor Von Trier.
Ya, de entrada, olvídate de la presunta comicidad, por muy ridículas y forzadas que sean las escenas, ni el humor ni la risa se presentan voluntariamente, únicamente esa lectura cognitiva, que llega a parsimonia por saturada y repetitiva, de quien intenta ser novedoso y avispado en su idea pero, tras su presentación y primer vistazo, tampoco se puede decir que contenga mucha motivación e interés en su contenido y desarrollo.
Es ñoño y seco observar cómo se maneja la vida en ambos lados de la frontera y cómo se las inventan para superar las dificultades, gama poco diversa, plana, seca y sosa que no aporta gran aliciente y por el que te recuerdas que sí, que inventiva inicial más ocurrente y genial tuvo la creadora pero ¡qué lástima!, que no halla continuado con el mismo nivel cualitativo en su desarrollo y extensión del mismo.
Practicidad para una sociedad dual que no se traiciona, donde no hay traspaso de bando y donde se ejecuta gravemente a quien pasa la línea, firmeza estática de principios que dan sentido a la vivencia, sin riesgo de libre albedrío ni errores de vivir los locos y cambiantes sentimientos; concordancia o soledad, egoísmo de yo o generosidad hacia el otro, todo ello estupendo en su fotografía de etiqueta, con una ceremonial música melancólica ralentizada por pasos y tempos eternos, la caída de las relaciones altruistas por intereses acordados bajo acuerdo, seguridad de estructura que no posee más que la fachada pues, la decoración interna de la casa, así como el hallazgo de sus habitantes y quehaceres, no llena para poder expresar la grata complacencia que ha sido la bienvenida y su estancia de casi dos horas en ella.
El ingenioso aliciente de la primera media hora inicia su descenso, sin aviso ni remedio, pues ya sólo queda una visión monótona, poco atractiva, aún menos excitante para una razón que ya ha descubierto las reglas del show de la futurible langosta pero, no ahonda más allá del hermetismo de su militar armazón y la osadía pícara de quien quiere sobrevivir a toda costa.
Sátira sobre lo complicado de las relaciones humanas llevado al extremo de la imaginación y perspicacia, la hipocresía y mediocridad del ser humano por acogerse a la mentira de las apariencias, necia falsedad que rodea y corrompe la pureza de lo que no tiene control ni destino pues cambia, se perpetua y avanza conforme quiere.
Las sensaciones y los adyacentes sentimientos que se incorporan en esa opción de vida conjunta, más tolerable y aceptable que el avance exclusivo hacia uno mismo, es la base de Yorgos Lanthimos para escribir y rodar este hotel cerca del bosque, que ofrece las ventajas de la ciudad si te acoplas y comportas o, el mal y las desgracias del bosque y su cacería si eres obstinado y te quieres demasiado como para perder tu identidad por nadie, todo ello sin excesiva picardía ni gracia.
Amor, no tiene razones ni entendimiento ni lógica, muestra nuestra desnudez, debilidad y desamparo, también nuestra fortaleza, cobijo y arrebato, la nada que todo lo mueve/todo lo puede, mejor pasemos del mismo y nos ahorramos problemas porque ¡no hay quien lo entienda!; pero decora con mayor solidez, sabor y perfección esa ciudad-de-casado-por-conveniencia que, aunque sea para público elegido no-estándar, es pesadez aburrida insistir en esa uniformidad prolongada y reiterativa sin aportar golosa chuchería irresistible que vuelva loco al personal; la insistencia en la austera disciplina no proporciona emoción y seducción al público, sólo decaída desgana.
Langosta, animal preferido y escogido, viven más de cien años siempre con la misma pareja, en la belleza de todo un vasto océano a disposición de ellas pero, por mucho que le gustes y te aprecie, antes arrancarse los ojos que convertirse en crustáceo marino decápodo; te quiero pero ¡no tanto!
Trágica ópera griega, de inertes personajes, que abre el apetito del conocimiento para, posteriormente, vapulear sus fulgurantes impresiones.

Lo mejor; su planteamiento
Lo peor; no pasa más allá de ello.

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lourdes lulu lou
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3
23 de mayo de 2015
4 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inundación afectiva a la que no se encuentra cariño, apego ni devoción.
"Esta tierra es de su creador...", y esta película de quien la firma, George Ovashvili, que ofrece la construcción de una refugio, el cultivo de una tierra, la dureza de un proyecto realizado con sus propias manos, sudor y esfuerzo, empeño de un abuelo nativo, que convive con su nieta, para el acondicionamiento, plantación, cultivo y recogida del fruto, un lento y pausado observar dicho proceso donde tendrás que esperar, 20 minutos, para oír las primeras dos palabras y, veinte más, para que vuelva a producirse algún sonido, un agónico ensamblaje de consumo arduo, dificultoso y apenas estimulante pues ni con paciencia y dedicación mejora su digestión.
Con permiso de la naturaleza..., aunque ¡sin el tuyo! pues esta reservada isla, que tiene su propia vida y rutina, no despierta interés alguno, no se crea ansia por su conocimiento ni anhelo de resolver su desenlace, un comer, trabajar, descansar, dormir, superar inclemencias, pausar..., sin decir ¡na!, sin plasmar evidencia gráfica o sonora de apetencia válida, sólo la eterna y sólida compañía de esta unidad familiar que resiste y prosigue, observa y espera pero, como espectadora, necesito algo más que esta visión anodina que procede al margen de la atención y expectación del público, mostrar una existencia, su rutina diaria, su levantarse cada día y seguir adelante no cautiva, ni entusiasma, ni aviva una mente que empieza a estar cansada de tanta alabanza gratuita para un argumento que transmite poco y, un guión que vive de acostumbrados silencios que intentan dar a entender, con su cuota de voz ausente, una magnificencia y maestría que se asemeja más al cuento de la lechera, que te lo venden como cinco estrellas y ¡ójala hubiera comprado huevos y patatas para hacer una gustosa tortilla!, porque, este melancólico pasar el tiempo sin moverse del mismo espacio, tiene un sabor insípido, aburrido y oxidado.
Y, ahora, el dilema de siempre que parece no tener correcta solución ni próxima resolución pues, por un lado, la prensa y su crítica con una nota de notable para un cine loable, humano, veraz y sensible, de gran emoción artística y delicadeza en las formas, miradas penetrantes y austeras que transmiten lo que es innecesario decir con palabras, ausencia de sonido que cubre, magistralmente, la ferviente mirada de quien se complace, con esmero y gratitud, ante la maravilla seductora que sus ojos captan y observan, sosiego y tranquilidad heroica ante una supervivencia costumbrista que se exhibe con claridad de vivencia y sentimiento de alma, etc, etc, etc..., palabras, de cosecha propia, que llevan a una lectura técnica que sí, completamente le otorgan tan alta valoración, sólo que, en aras de la verdad y sinceridad de ánimo, todo ello sirve de poco si no logra crear espíritu de afinidad y ganas por degustar su andar pues, aunque reconozcas todo lo escrito y lo confirmes con tu reflexión cognitiva, no logras sentir estímulo alguno que te invite a apreciar su batalla ni estimar su existencia; si vamos a elegir cine mudo donde hablen las imágenes, éstas tendrán que comunicar algo y no dormir a la audiencia porque ¡de qué me sirve que me digan que este plato es magnífico sí después no disfruto de su presencia, de sus ingredientes, ni me nutre en absoluto!
Y, después está la excusa ordinaria de que es cine minimalista, para unos pocos elegidos que sepan valorar el arte de lo sencillo y la honradez de lo vertido, diestra creación de singularidad delicada para quienes distingan la inteligencia de decirlo todo sin expresar nada, bla, bla, bla...; hace poco, tuve el placer de visionar "Mandarinas", pues haber si se aprende de la exquisitez de combinar sabiduría y emoción, pasión y conocimiento 'tanto para el cerebro como el corazón!, aquí no hay espíritu que reanime tu somnolencia, ni pulso cardíaco que no se relaje tanto que llegue a ausentarse la mayor parte del tiempo.
Adoro descubrir las pequeñas producciones de paises con marcha de identidad exclusiva y personal, que se distinguen por funcionar al margen de la cadena comercial y que cuidan sus producciónes peculiares con talento, sobriedad y dedicación pero, ante la presente obviedad y decepción, es igual de amargo -e incluso más- descifrar que no hay nada detrás de tanto halago y alabanza, que parece se pene y condene decir, de estas historias, que aburren y desconciertan -por suerte, no todas pues muchas son fieles al emblema distintivo que las caracteriza y por la cual se respetan y aman- para el caso, la isla de maíz puede quedarse con su panizo y amparo pues, Ilyas Salman, como protagonista no encandila ni sugestiona ni llama a conocerle en su labor, desperdicio de hermosa fotografía que convierte, su merecido y esperado afecto, en letargo cansino que busca alivio en el paso de los minutos para llegar a su conclusión.
No se siente, no emociona, no se vive ni palpa, sólo se observa, lo cual ¡ya es mucho sacrificio!; no encontré gusto en su visión, ni avidez en su recorrido, ni caté la elegancia y distinción de su porte, ni la exquisitez de su esencia ¡más suerte para tí!..., pérdida en el mar de miseria que rodea la supuesta isla de batalla y bienestar ¡me quedé!

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lourdes lulu lou
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