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Críticas de CODY JARRET
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de agosto de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película argentina ambientada en el 1982 del mismo país. La dictadura y represión se nos muestra focalizada en Colegio Nacional de Buenos Aires donde es más importante la disciplina, casi militar, el orden y el control que la educación.

Una joven educadora de 23 años, Marita, sigue a rajatabla esta opresión. Interpretada por la omnipresente Julieta Zylberberg, lo mejor del film, junto con sus compañeros preceptores y el prefecto ( su acepción militar le viene como anillo al dedo ), vigilan la conducta, vestimenta, pelo y todo aquello que se puede vigilar a través de una mirada que la cámara nos hace visible, haciéndonos cómplices de la protagonista en ciertas situaciones, sobre todo en aquellos donde afloran las pulsiones sexuales.

En la primera parte del film, el director Diego Lerman, nos muestra el día a día de Marita, pasar lista, control de vestuario, petición del carnet a aquellos alumnos que infringen alguna norma, el regreso a casa en metro, y una vez en el hogar, su fría relación con su abuela y madre sin hueco para la intimidad. Probablemente esta casi documental presentación del personaje sea lo mejor del film, pues a través de las imágenes se nos muestra ese control y autocontrol permanente de las dictaduras. Julieta realiza una interpretación seca y fría, distante, ayudada por un recogido de pelo de institutriz arcaica, pero con los suficientes matices para hacernos ver que por muy cuadriculadamente que se intente someter a una sociedad, debajo de esa falda tableada, ese patio de ajedrez, siempre hay algo incontrolable.

Y ese algo, aquí se centra en lo sexual, en la represión de ese gozo y en el objeto de deseo juvenil de uno de los alumnos por parte de Marita. Extralimitándose en sus funciones de vigilar todo el tiempo, se esconde en los aseos de los chicos con la excusa y la sospecha de que ahí pueden fumar, cuando su intención va por otros derroteros menos sancionadores y más tórridos pero llenos de frigidez. Y quizá en el último tramo de la película, es donde decae un poco, al dejar de lado esa metáfora de colegio-país oprimido y centrarse quizás en otra metáfora, ese jefe o superior-dictador que no debemos dejar que nos subyugue, que no deja de ser el mismo simbolismo pero al pasar de una localización a una persona, evoca a otro tipo de película más individualizadas y con ciertos paralelismos con “La pianista” de Haneke o “Repulsión” de Polanski, pero sin la profundidad y lo malsano de estas 2 obras maestras.

Por tanto, interesante película donde todo el tiempo sobrevuela la represión de las libertades con todo lo que ello puede germinar, con el contrapunto de lo difícil o imposible que es poner puertas al campo, y menos si se trata de los húmedos instintos.
CODY JARRET
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7
19 de noviembre de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A 78 r.p.m. suena el jazzístico “I wished on the Moon” en la voz de Billie Holiday mientras un ágil ladrón acompañado por un gato se deslizan por los tejados abuhardillados de la noche parisina.

Buena muestra del cine de animación francés, con unos títulos de crédito al más puro estilo Saul Bass, que sin duda nos recordarán a los de “Anatomía de un asesinato”, “Atrápame si puedes” o incluso a los del liviano y falto de tensión Tintín de Spielberg. En dichos títulos, tanto los iniciales como los que rematan el film, se utilizan 2 colores planos, azul para el cielo y negro para la silueta de chimeneas, antenas y buhardillas, con las letras en blanco y apoyados por una banda sonora intrigante y anunciadora de peligros.

El tándem formado por Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol se decantan por el genero policiaco, siendo el gato del título el nexo de unión entre los 3 componentes de la historia: una niña y su madre policía, un buen ladrón, y un villano y su banda. Continuas persecuciones entrelazadas que acabarán en la catedral de Notre Dame entre gárgolas y grúas con saltos y equilibrios imposibles.

Las figuras humanas pueden recordarnos al cubismo picassiano, por lo que no nos encontramos con unos personajes de belleza al uso en su apariencia, pero sí que nos deja impagables skyline.

Quizá el guión sea lo más flojo de esta película, tanto por lo previsible como por lo arquetípico de sus personajes, pero no olvidemos que en principio el público objetivo es el infantil, y encontrándonos con temas como el asesinato de un padre, el trauma que esto provoca en su mujer e hija, la venganza, el robo, etc, creo que es totalmente perdonable el no profundizar en ello, ya tenemos otro tipo de películas para ello.

Por tanto, recomendable, con buen ritmo que no decae ni 1 segundo en casi 70 minutos de metraje.

La lástima es que únicamente se puede ver en un cine de Madrid, gracias otra vez a los Verdi, y solo en el pase matinal de fin de semana. No quiero ni imaginar, pero probablemente en el resto del territorio no tendrán siquiera esta posibilidad.
CODY JARRET
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6
3 de julio de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia se sitúa en Bolivia, 1927, recuperando a un Butch Cassidy (Sam Shepard ) sexagenario criador de caballos bajo el pseudónimo James Blackthorn , que lleva 20 años retirado y ajeno a su leyenda, con el propósito de conocer a su sobrino, quizá hijo. Una vez retirado todo el dinero del banco, como cambian las relaciones, el destino le hace toparse con un ingeniero español ( Eduardo Noriega ) que ha robado el dinero de una mina, al que le siguen de cerca. Las circunstancias les harán cabalgar juntos.

Hasta aquí el planteamiento del segundo largo de Mateo Gil tras la desafortunada “Nadie conoce a nadie” de la cual solo rescato aquel chiste sobre semana santa, en el cual venía a decir algo así como qué se puede esperar de un pueblo que va detrás de un trozo de madera, muy de El Roto.

Sin duda, aquí el resultado es muy superior, pero no transciende más allá de la pantalla, quedándose en un correcto western.

¿ Por qué se recurre al personaje de Butch Cassidy ?. En mi opinión, es un tema meramente comercial y de intentar llegar al mercado americano, herramienta totalmente lícita, pero que resta frescura a la historia. Perfectamente nos podríamos haber quedado en James Blackthorn y prescindir de unos flashbacks que no aportan nada más que rememorar a “Dos hombre y un destino”.

Crepuscular. Vale, estamos ante ese subgénero del oeste, el ocaso de un personaje, de una época, pero le falta algo de atmósfera, nostalgia, asunción, para realmente encuadrarlo ahí. Sin embargo, esto no es importante, el tema de los géneros debería ser irrelevante, siempre hay mezcla, sin ir más lejos aquí nos encontramos con la huida o la road-movie con caballos reales y no de potencia.

Los valores. Siempre presentes en el western. La amistad, la libertad, la justicia ( o autojusticia ), la moral ( la doble para algunos personajes ), los ideales, no se apartan un ápice de lo esperado. Eso sí, le achaco contundencia, y alguna que otra frase de esas que se quedan en la memoria, rescatando una en la cual Shepard dice algo así como que en la vida de una persona ( quizá diga hombre, no lo recuerdo por la refrescante corriente de igualdad ) hay 2 momentos, cuando se marcha, y cuando regresa a casa, el resto es el camino ( nada más y nada menos ).

Sigue en spoiler por demasiado larga, no se desvela nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CODY JARRET
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When You're Strange
Documental
Estados Unidos2009
7,5
4.208
8
6 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absorbente documental sobre el mítico grupo “The Doors” centrándose en la figura de su magnético cantante Jim Morrison.

A través de la voz en off de Johnny Depp y de imágenes de archivo, algunas de ellas inéditas hasta ahora, y prescindiendo de entrevistas, se hace un recorrido desde el nacimiento del grupo hasta la muerte del autoproclamado Rey Lagarto. Las imágenes te atrapan, te hipnotizan desde el primer al último fotograma apoyadas en la potentísima banda sonora de una música inclasificable y revolucionaria.

Tom DiCillo apunta pinceladas históricas de la época desde principios de los 60, centrándose más entre 1965 a 1971: la revolución hippie del amor, la guerra de Vietnam, los asesinatos de los Kennedy, Woodstock, etc, pero se decanta claramente por la figura de Jimbo y su fuerte y compleja personalidad: poeta, seductor, inteligente, inestable, drogadicto, alcohólico, provocador, que hizo de él y su grupo una de las leyendas musicales por excelencia. Como reconocían los otros 3 miembros del grupo: Ray Manzarek en los teclados, Robby Krieger en la guitarra y John Densmore en la batería, sin el trapecista frenético no hubiesen existido, para bien o para mal.

DiCillo también recupera extractos de la película protagonizada por Morrison “An American Pastoral”, que va intercalando a lo largo del metraje, y alimentando de alguna manera esa leyenda de los no muertos, llegando incluso con el montaje a escuchar su propia muerte mientras conduce a lo largo del desierto.

Sus actuaciones y grabaciones siempre eran impredecibles, pendiendo del hilo del trapecio, pendiendo de Jim, sumergido en las drogas psicodélicas ( LSD, peyote ) bañadas de alcohol, y sus 3 fieles ( no siempre ) mosqueteros al rescate, improvisando musicalmente mientras el vocalista iluminaba, hipnotizaba, provocaba altercados por igual. Casi como un nuevo mesías reencarnado en el siglo XX, tenía su legión incondicional de seguidores, que si en un principio eran llamados por la música, más tarde esperaban sus palabras, su oratoria, sus silencios y derrumbes sobre el escenario, casi como un político, o sin el casi. Desconozco todo lo teatral de esta puesta en escena o si realmente era todo improvisación, supongo que como todo en la vida, sería una mezcla desigual. Igualmente, tenía su detractores que le llevaron a diversos problemas con la justicia, anulación de conciertos, giras.

Finalmente, el 3 de julio de 1971 muere en la bañera de su piso de París ( mil teorías que obviaremos ) y entró, como el mismo predijo, en el club de los tristemente artistas desaparecidos a los 27 años de edad.

Para terminar un extracto de sus provocaciones:

- ¿Padre?
- Sí, hijo.
- Quiero matarte.
- ¿Madre?
- Quiero... ¡follarte!



This is the end, my friend
CODY JARRET
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8
25 de octubre de 2011
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente estemos ante la película más realista sobre una pandemia que hasta la fecha nos haya proporcionado el mundo del cine. Tal es su rigurosidad en todo el proceso, que casi nos lo disecciona, desde la inoculación y propagación inicial, pasando por la desesperación e investigación posterior, hasta dar con la vacuna salvadora, sin prácticamente cabida para pararse en los dramas personales, que los hay.

Soderbergh nos mete el miedo en el cuerpo en el tramo inicial, donde continuamente insiste en el contacto más cotidiano como la más probable y mortífera forma de propagación del virus, ya sea dándose la mano, tocando un pomo, el agarre de un autobús, abstenerse hipocondríacos y aprensivos. Los individuos afectados, simplemente mueren, en 2 o 3 días no más, aquí no se busca el efectismo de zombies, no es ese tipo de películas, y quizá por eso no tendrá el reconocimiento que se merece.

No hay héroes al uso, sino la constancia de investigadores, algunos caerán en el intento, y no buscarán reconocimiento, hay que seguir.

Siendo una película coral con actores de la talla de Damon, Cotillard, Winslet, Fishburne, Law, Paltorw, por encima de todos ellos hay 2 principales, el virus y la información que se hace de este. Y creo que esta es la principal idea que nos trataba de transmitir Soderbergh, la inmensa similitud entre la incontrolable propagación de ambos, siendo a veces el mal uso que se hace de aquello que se sabe o se cree saber peor que el propio virus. Y particularizando aún más, no deja en muy buen lugar a las redes sociales, ya sea Twitter o Facebook, en ocasiones verdaderos virus desinformadores, deformadores, por no hablar de lo maleducados y agresivos que son algunos de sus usuarios escudándose o no ya sea en la distancia o el anonimato.

La pandemia tratada es bastante actual, tipo gripe aviar, porcina, provocando mayor inquietud ante su reciente actualidad y evidente posibilidad, y como en cualquier crisis, también hay oportunidad para el negocio y aprovecharse del miedo.

Concluyendo, muy recomendable film, de una verosimilitud escalofriante que huye de la espectacularidad y sensacionalismo.

Eso sí, no dejéis de tocaros, sobre todo unos a otros, otras a unos, cada cual sus gustos y preferencias, que son 4 días y después la noche es eterna.
CODY JARRET
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