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España España · MADRID
Críticas de Lebratto
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
1
19 de diciembre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo escribir críticas negativas, pero esta es necesaria.
FilmAffinity debería poder añadir un botón de "denunciar", y que entre todos lográsemos que ni siquiera apareciera en la página.
¿Hasta dónde va a llegar Nicolas Cage? Cuando creíamos que había tocado fondo con Ghost Rider, vemos ésta y nos preguntamos: ¿Qué le pasó? ¿Sufrió alguna adicción que le hundió en deudas de las que ahora tiene que salir a flotar con lo que sea? ¿Tiene una personalidad autodestructiva? ¿Es un experimento social de a ver cuánto los espectadores estamos dispuestos a soportar?
Es una película tan mala, pero tan sumamente mala, que lejos de poder reírte de lo mala que es, te cabreas por estar perdiendo el tiempo, por el despilfarro de dinero que bien se podría haber invertido en cualquiera, (y digo CUALQUIER) otra cosa, y por una propaganda religiosa gratuita que parece estar diciéndole al espectador que si no es cristiano de misa diaria, va a sucumbir al infierno en la Tierra.
Lo único bueno de la película, es que consigue retratar el Apocalipsis en nuestros sofás, sufriendo torturas en vida desde que empieza hasta que acaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lebratto
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2
16 de noviembre de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nicolas Cage, cuyo verdadero nombre es Nicolas Kim Coppola, sobrino del director Francis Ford Coppola, y primo por tanto de Roman y Sofía Coppola. Si bien tiene películas medianamente pasables como Next, La Búsqueda o Leaving Las Vegas, la mayoría de sus películas son como Ghost Rider, La Última profecía, o esta, Wicker Man (o el Culto Siniestro), un auténtico bodrio al que dicho actor se apunta como a un bombardeo, con el fin de pagar a Hacienda lo que debe, y con la esperanza de poder beber todas las botellas necesarias para olvidar la película que ha hecho. Así, en bucle. Casado tres veces de manera exprés (una de ellas con la hija de su ídolo, Elvis Presley), acusado de maltrato infantil, drogodependencia, conducir ebrio etc, Nicolás Cage es una estrella en constante debacle que supone, una señal clara, bien luminosa, de que la película que vamos a ver está dirigido a un publico con un coeficiente intelectual medio-bajo, casi nulo, (como muchos de sus contemporáneos). Sin embargo, Nicolas Cage da rabia porque no llega a ser un mal actor del todo, que, sin desearlo, se ve obligado a no poder rechazar ningún papel para poder costearse su frenético tren de vida.
El argumento de la película: Nicolas Cage recibe la llamada de ¿una ex? que dice haber perdido ¿su hijo en común? en ¿una isla privada en la que vive con una comuna? y pide permiso a su jefe de policía para investigar el caso, el cual se lo conceden inexplicablemente, saliendo de su jurisdicción que es California.
Aún así seguimos viéndola.
La comuna es una secta dirigida por mujeres que veneran a la Madre Tierra y usan a los hombres como mano de obra y para reproducirse, aunque también salen al mundo exterior, lo cual no tiene sentido.
Pese a que el mundo de las sectas puede ser interesante y poco explorado, aquí ni se interesan ni se explora la naturaleza del pensamiento de la colonia.
Simplemente se asume y se sigue.
Algo que me parece divertido, es que, como en "La Última profecía", la película acaba mal, como si los guionistas y directores fueran conscientes de haber estirado demasiado la broma y quisieran cortar la trama a la mitad, sin dar al espectador si quiera el alivio o el consuelo, de un final medianamente digno.
Me despido recalcando que no todo es culpa de Nicolas Cage, pero sí es una buena señal de marca para que nos andemos con ojo lo que estamos viendo y tomar conscientes la decisión de ver su última película, o, simplemente, aprovechar para ir antes a dormir y descansar.
Lebratto
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6
25 de abril de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso, antes de criticar la Miniserie, que mis expectativas eran muy altas.
Una chica es volada y, debido a un pasado turbulento y a una serie de circunstancias, no sólo los policías que llevan el caso llevan a dar la denuncia por falsa, sino que además, ella es denunciada por denuncia falsa.
Y Toni Collette.
Esa actriz que, en aquella maravillosa escena de Sexto Sentido en el coche con su hijo nos hace llorar sólo con sus silencios y su mirada, y la misma que nos hizo desear que el mundo fuera un poco más amable en Pequeña Miss Sunshine.
Nada podía salir mal.
Y sin embargo...
Creo que un planteamiento tan bueno e interesante, basado además en una historia real, y con interpretaciones perfectas, se queda en un prolongado "casi".
No empatizamos del todo con la chica a pesar del horror que ha sufrido, no empatizamos con Toni Collette aún mostrándose defensora y paladín de la justicia (y mucho menos con su compañera), y no logra aterrorizarme el culpable de todo esto, cuando sí me aterrorizan los voladores reales que salen en los telediarios.
De visionado lento, denso, casi masticable, son interesantes sus silencios, su frialdad analítica y el realismo de lo que sucede tras una agresión sexual.
Pero nada más.
No me atrapó ni me quedé mirando fijo a la pantalla devorando un capítulo tras otro, más que con la esperanza de que Toni Collette hiciera o dijera algo revelador.
Y no.
Todo se queda en un "casi", que podría haber sido revolucionario.
No sé Toni, no sé...
Lebratto
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6
16 de noviembre de 2020
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien son interesantes las nuevas propuestas que recientemente vemos en televisión, en la que el personaje LGTB no es un bicho raro al que le marginan y cuyo papel solo sirve para victimizar y/o parodiar a la comunidad, si no que es un personaje más de la trama con sus fortalezas y debilidades y que humaniza a las personas del colectivo, considero que en esta serie no logramos empatizar del todo con Víctor, el protagonista.
Ni con Víctor ni, a decir verdad, con ninguno de sus personajes.
Ya sea por subtramas que no resultan interesantes (como la situación romántica de los padres, los problemas de conducta de la hermana, los problemas del padre de la novia del protagonista, llegando a enredarse la serie sin abordar ningún tema en concreto), por la escasa duración de los capítulos (de unos 25 minutos de media, más propia del formato sitcom), ó por una lentitud en la revelación de Víctor y su no-relación con Benji, no conseguimos empaparnos de esta serie de instituto y sus personajes como sí lo hacíamos en Glee, Bad Education, Euphoria etc.
Sin embargo, y a pesar de todo, la califico con un 6, pues creo que una segunda temporada puede darle el empujón que necesita a la serie, con mayor agilidad en la acción, profundidad a sus personajes y eliminando subtramas ya mencionadas.
Lebratto
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