Genial. Magnífica
Llegué hasta esta película guiado por la pareja que me había enamorado en Dos hombres y un destino. Esperando encontrar de nuevo una formidable actuación de sus dos protagonistas me encontré con mucho más.
No pude evitar sonreír desde la presentación con la música de Scott Joplin al más puro estilo de los primero años del siglo XX (genial la ambientación de la película en general y la banda sonora en particular). Y si desde el comienzo me vi obligado a sonreír, el resto de la película se esforzó porque mi sonrisa no decayera. Los dos protagonistas lo bordan con dos papelones para el recuerdo, pero no podemos olvidar a todos los secundarios que convierten cada escena en una pequeña obra de arte con sus teatrillos. Del primero al último se merecen un aplauso.
Para terminar desatacar que cuando faltaban 20 minutos para terminar la película mi cabeza buscaba posibilidades de cómo acabaría la historia de los dos estafadores que finalmente ni se acercaron a la conclusión del argumento. Qué gran guión cargado de sorpresas.

El mito se ha expandido durante 50 años de carrera (y su último trabajo, Tempest, demuestra que le queda cuerda para rato). Un artista que ha sabido reinventarse para mantenerse en la cima durante distintas etapas rayando un nivel superlativo. Pero, si he de elegir los mejores años de su carrera, sin duda diría que los comprendidos entre 1963 y 1966.

Más concretamente ese 1965, año en el que se produce el rodaje del documental, sería un año excepcional para Dylan. En ese año produciría dos de sus tres grandes discos, la santísima trinidad, que serían publicados de manera consecutiva ("Bringing It All Back Home" y "Highway 61 Revisited" en 1965 y "Blonde on Blonde" en 1966).

La gira británica mostrada en el documental se centra en mi momento favorito en la carrera del compositor: aún con su guitarra acústica (a pesar de que ya había realizado experimentos eléctricos como el "Subterranean Homesick Blues") pero ya liberado de su etiqueta de músico político, vemos a Dylan solo en un escenario, hipnotizando al público. Su repertorio folk ya es inmenso, propio de una leyenda, a pesar de contar con tan solo 23 años.

El documental es famoso por sus escenas con Dylan fuera del escenario, donde se muestra natural. Discusiones que parecen no llevar a ningún lado muestran el carácter peculiar de un poeta que nunca ha pasado desapercibido. Pero yo, como fan incondicional, me quedo especialmente con las interpretaciones de Dylan (geniales todas ellas, pero destacando las realizadas sobre los distintos escenarios de Inglaterra) que me hacen sentir como si hubiera vivido algo especial (sentimiento que el mismo Bob confiesa haber sentido). Y me imagino en el Royal Albert Hall disfrutando de una actuación irrepetible…

Cada vez que veo esta película me quedo pensando en ella durante varios días. Y creo que es una gran película, más allá de parecerme divertida, original y muy interesante.

En cada visionado vuelven a mí las mismas preguntas. ¿Qué haría yo si pudiera repetir el mismo día un número casi ilimitado de veces? ¿Cuántos días de mi vida merecerían ser repetidos? ¿Cuántos dos de Febrero han pasado sin que yo me haya dado cuenta?

Al final de cada visionado la conclusión siempre es la misma. Trata de ser la mejor versión de ti mismo. No pierdas el tiempo, consigue que el día de hoy valga la pena. Consigue que tus días merezcan ser repetidos.

PD: Creo que si pusiera “I Got You Babe” de Sonny & Cher como despertador acabaría volviéndome loco. O quizás simplemente pensaría que estoy en Miami…