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España España · Puertollano
Críticas de trillixos
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
5
21 de marzo de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene un buen material de partida que puede hacer las delicias de los fans del género y servir al realizador para dejar su sello en la industria. Un bosque precioso con una tenebrosa historia real, en Japón (inevitable acordarse de El Grito [Takashi Shimizu, 2004]), una protagonista femenina potente (la consagrada actriz de la serie de TV Juego de Tronos Natalie Dormer), una conexión especial entre dos gemelas (ambas interpretadas por la misma actriz), una pérdida de percepción entre lo real y las alucinaciones…
El espacio es un personaje más. No es solo la base del argumento, sino que se llega a percibir como una entidad amenazadora del film. De noche es terrorífico, una amenaza inmensa en la que no puedes defenderte. Es una pena que la mayor parte de la acción transcurra de día, y desaprovechen la larga e intensa noche que tenían ante ellos. Esa elipsis de la primera noche con apenas un susto entre medias no es justificable en film que tiene tanto para aprovechar. Lo mismo ocurre con los cadáveres. Estamos en el bosque de los suicidios. Ya sea por la realidad o por alucinaciones de la protagonista, tiene que estar el espacio repleto de cadáveres, espíritus… todo aquello que inquiete. En contados momentos juegan con ello, y cuando lo hacen, volviendo al tiempo, es de día, lo cual le hace perder efectividad. Corregir estos defectos y una mayor belleza de planos habría contribuido a mitificar aún más el bosque.
¿Hay más espacios? Sí, claro, pero no pierden el tiempo. Saben que el bosque es el eje, y antes de él cuentan lo justo y necesario. Al principio, sorprenden los primeros planos con cámara muy tambaleante de muy corta duración, con ritmo, tanto para transmitir el agobio y rapidez de la protagonista como para acelerar la llegada. Mientras que muchos realizadores habrían optado por largos planos panorámicos e introducir una rutina innecesaria con la excusa de introducir a los personajes, la película se reserva ese derecho a explayarse para un mejor lugar: Japón, una tierra mítica para el terror, tanto por las historias que se han realizado en ella como por los realizadores que en la vida real cobija. Buena introducción. Si bien es cierto que pecan de alguna situación excesivamente estereotípica para meter un susto o estirar la duración, cuentan bien y brevemente la historia de la hermana para que cuando lleguemos al bosque tengamos la información suficiente. Sin embargo, lo más reseñable es el recurso de los flash-backs. Como he mencionado, han optado por no alargar los preliminares como en tantas y tantas películas recientes del género, pero eso no significa que no tengan que contarnos la historia. A lo largo del recorrido del bosque, utilizan a veces excusas argumentales (una entrevista, un sueño, una llamada telefónica…) para contextualizar más y darnos la información necesaria gradualmente, para irnos sorprendiendo poco a poco.
El tono de la película es la clave que lo puede diferenciar. Últimamente, muchas películas de terror tienden hacia la racionalidad y dejan a un lado el horror (explicaciones y parafernalia paranormales) y giran más hacia el thriller psicológico (todo es cosa de humanos). La película que nos incumbe juega un poco a dos bandas, y realmente hasta el final no deja claro en cuál de los dos polos se sitúa. Durante todo el planteamiento y hasta mitad de película, todas las pistas nos hacen entrever un desfile de espíritus y voces inquietantes. Sin embargo, de repente el argumento da un giro (demasiado evidente, la verdad), y durante bastante tiempo todo el tema paranormal queda de lado. Un tiempo más adelante, tras un correcto desarrollo de esta parte de la trama, lo sobrenatural vuelve a ir poco a poco cobrando relevancia, combinándose con toda la parte más o menos racional expuesta hasta entonces. Si bien logran casar sin que se note mucho el salto, lo cierto es que haber ido a por todas con uno de los puntos de vista (preferiblemente, el sobrenatural) habría dado un resultado mucho más meritorio.
A pesar de esta dualidad en el guión, lo que sí se mantiene en todo momento, tanto en lo literario como en lo técnico, es un ambiente oscuro, de inquietud y de incertidumbre. Vivimos pegados a una magnífica Natalie Dormer que, si bien no es la gran actriz del año, sí que es capaz de librarse dignamente de ese lastre de secundaria que hasta ahora había cargado. Además una destacada caracterización, buenos juegos de planos y una marcada interpretación hacen que el juego de las gemelas funcione visualmente; sí, es creíble. La conexión entre ellas es un buen hilo vertebrador durante la película, una buena excusa que, si no se hubiera insistido tanto en ella (viéndola, hablándola…), no habría sido tan crucial y necesaria. Quizás este es el único cabo que encaja perfectamente con el final. El final. Por llamarlo de alguna manera. ¿Cómo es posible que cuatro guionistas se reúnan y no salga una idea mejor que la que ha quedado en pantalla? Tampoco lo habían enrevesado tanto como en Un Ciudadano Ejemplar (F. Gary Gray, 2008), donde un magnífico desarrollo se estropea con un final que era un callejón sin buena salida. Sorprende, desde luego. Impacta, y visualmente es muy potente. Pero de poco sirve que lo que veamos sea una delicia cuando lo que cuenta no tiene pies ni cabeza. Haber dejado la parte visualmente potente para el desarrollo, que es donde hacía más falta. Todo es muy brusco y forzado, ya que (siguiendo con las comparaciones) quieren lograr un final tan impactante como el de Presencias Extrañas (Charles Guard, Tomas Guard, 2009), pero el tener un final impactante no significa que encaje con todo lo visto hasta ahora.
Entretiene. Asusta. Empieza muy bien. Se disfruta mucho. Tiene muy buenas intenciones, y destacados logros. Pero las cosas a medio cocinar y tropezar hasta el fondo en el último paso es cometer un suicidio filmográfico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trillixos
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9
22 de agosto de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película de amor adolescente que he visto, es una joya de las que escasean. Estos son sus 4 mejores logros: 1-Las interpretaciones: Excepcionales. El dúo protagonista muestra a la perfección todas sus emociones, el amor, la tristeza, la añoranza, la amargura, destacando a Felicity Jones y Jennifer Lawrence que, lo poco que aparece, lo hace bien fuerte y demuestra ser una gran actriz una vez más, esas emociones y expresiones... guau. 2-La fotografía: tiene cada escena que entran ganas de echarle una foto y ponerla en tu cuarto, los reflejos, los brillos (sobre todo del sol), esos instantes tan románticos... 3-La Banda Sonora: realmente preciosa, no sé como no estuvo en los Oscar, delicada, viene perfecta para cada momento. 4-La dirección: esos cambios rápidos de plano con un objetivo fijo mientras todo se mueve a su alrededor, los enfoques de los gestos románticos... todo. Gran representación de los vaivenes de la vida, del amor, de la tristeza y de ser joven y hacerse adulto.
trillixos
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6
24 de agosto de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si te preguntaran antes de entrar a la sala a ver "Lucy" que por qué has venido a verla, ¿qué responderías?
El nuevo proyecto de Scarlett Johansson se ha vendido como una oportunidad de ver a esta famosa actriz como una auténtica máquina de matar, y este es el principal atractivo para comprar una entrada a su favor. Sin embargo, esto no es lo que proporciona. El eslogan publicitario del póster debería corregirse. No se trata de lo que podría HACER alguien si alcanza el 100% de su capacidad cerebral, se trata de lo que ocurre, de lo que podría SER si lo logra. Casi todo el desarrollo mental de Lucy en la película se muestra interiormente, solamente podemos algunos vestigios de lo que es capaz de hacer en determinadas y más bien escasas escenas de acción. Contadas con los dedos de una mano.
Si quieres ver a Scarlett repartiendo leches, vete a Mavel. Aquí apenas pelea. De hecho, en ningún momento tratan de convertirla en una heroína o en una mujer en busca de venganza. Esto queda claro cuando te preguntan: ¿quién es el malo de la peli y cuál es su objetivo? No hay respuesta, ese no es el objetivo del film. También es de agradecer que no recurra a los típicos clichés de protagonista que adquiere superpoderes y decide vengarse de una mafia que le pone las cosas difíciles. No. Como digo, en lo poco que hace uso de esas capacidades para "luchar" deja claro que si tuviera que ganar, lo haría en menos de 10 minutos y en vez de estar ante un largometraje, estaríamos como mucho ante un metraje. Punto a su favor, no es lo típico.
Sin embargo, ¿qué es? Te presentan una teoría desde el principio. El arranque es realmente prometedor, con esa escena en el hotel que comparan con una cacería animal con imágenes realmente bellas y coincidentes. Más tarde, emplean al personaje de Morgan Freeman para presentar dicha teoría en un congreso. Es una verdadera lástima que, más allá de esa escena, el personaje de Morgan Freeman esté tan desaprovechado que acaba dando cierta vergüenza ajena ver a tal talento rebajado e inlcuso con cierto aire cómico. Conforme avanza la película, hace lo propio la capacidad mental de Lucy y, aunque realmente no se aprecie ningún avance significativo en sus capacidades y personalidad hasta el culmen, saben resaltar y llenar de significado los momentos concretos en los que se produce este crecimiento. Intentan darte sus razones, su cierta base científica, y lo mejor se descubre por investigación de la propia Lucy (como he dicho antes, el personaje de Morgan Freeman carece de importancia más allá de su escena inicial).
En realidad el ritmo frenético del film no decae en ningún momento. Empieza muy bien, en los primeros minutos ya meten la adrenalina y el turbo y no paran hasta el final. Contribuye a ello su escasa duración de hora y media ajustada. Para el resultado final que logran, esa duración es realmente acertada, contribuye a aumentar su eficacia, pero para lo que promete y debería haber sido, debería haberse ampliado más para poder desarrollar la trama hasta más grandes dimensiones y no se que todo, como se queda, en un recorrido de dos calles y tres edificios.
De acuerdo. Hasta aquí te han planteado una teoría con un gran "¿Y si...?" y se han preocupado en llegar a culminarla. Es en esa cuestión, en el final, en el auge de la teoría, cuando fallan. Realmente se les va de las manos, podría considerarse una tomadura de pelo ese final con un intento de trascendencia tan innecesario como falto de eficacia. Realmente podríamos encontrar ciertas similitudes con la reciente "Trascendence". Es inevitable quedarte callado, sentado, anonadado y reflexivo cuando las luces de la sala encienden. Te preguntas: ¿qué he visto? ¿Qué ha sido esto? ¿En serio, así? Y tuerces la boca en señal de no demasiada conformidad.
Menos mal que, detrás de todos los altibajos y sin sentidos que pueda contener la nueva obra de Luc Besson, encontramos su auténtico punto fuerte y, en definitiva, el verdadero reclamo del film: Scarlett Johansson. Ante las dudas: sí, es una muy buena actriz. Se nota a la perfección el cambio de humano a "Lucy" en sus expresiones y movimientos. Realmente te llegas a preguntas si sigue siendo humana, si es un robot... Y en medio de esa vorágine de poderes, consigue mostrar su lado humano. Realmente este es el gran punto a favor de la película y, lo que en definitiva, te hará pensar que has amortizado casi del todo el dinero de la entrada.
trillixos
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10
17 de noviembre de 2015
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película sobre unos atentados reales? Sobreabundan. ¿Una película sobre la desaparición de unas niñas? Muy tópico. ¿Una película sobre la droga en América? Demasiado recurrente. Todos estos son temas muy amplios y frecuentemente adaptados a la gran pantalla, de cada género podemos encontrar multitud de ejemplos; sin embargo, de vez en cuando llega alguien que coge ese tema que hemos visto tanto y consigue sacarle el jugo que intrínsecamente tiene, aportando una perspectiva diferente. Y de eso hablamos cuando mencionamos al director canadiense Denis Villeneuve. "Polytechnique" (Denis Villeneuve, 2009), una película sobre los atentados a un instituto de Montreal, contados desde la experiencia de dos supervivientes concretos. "Prisioneros" (Denis Villeneuve, 2013), un tema que puede dar tanto juego como la desaparición de dos niñas contado desde dos puntos de vista tan dramáticos como marcados de un padre y un policía. Y este año le toca el turno a "Sicario" (Denis Villeneuve, 2015), donde el director cuenta la enorme problemática llena de corrupción en la frontera de México con EEUU, adoptando la perspectiva de una agente del FBI con una mente demasiado utópica para el lugar.
Como decía, se trata de perspectiva. Todo (o casi todo) ya está inventado. Todo (o casi todo) ya está contado. Ahora no buscamos historias nuevas, sino nuevas formas de contar las historias que ya hemos escuchado. Y eso es lo que hace Villeneuve en cada paso que da. En este en concreto, se pega (muchas veces, literalmente con el encuadre en pantalla) al personaje de una más que excelente Emily Blunt. Ella es la presentadora del programa de TV que estamos contemplando. Muchos pueden contar un conflicto bélico, pero solo con eso sería una película más del montón. Ya el cartel es una clara declaración de intenciones de la esencia de la película: la mente y visión de Kate (Emily Blunt). El más claro ejemplo lo encontramos en una de las primeras escenas, cuando la llaman a la reunión. Simplemente la han llamado, no sabemos para qué. Ella está esperando fuera, y nosotros también. Si gira la cabeza para mirar por el cristal, adoptamos los ojos de ella en una ocularización interna, con una cámara en mano que se mueve de un lado a otro, mirando a través de sus ojos; también juega con ello el sonido, a través del cual podemos percibir (al igual que ella) el murmullo de una conversación que nos resulta inteligible por la separación del cristal. Pequeños recursos que nos transmiten grandemente las sensaciones y preocupaciones de su protagonista, que nos hacen (como representa el cartel) meternos en la mente de ella. La cámara no pasa dentro a menos que ella lo haga. Y hasta cuando lo hace, sorprende el uso de un plano pegado a su espalda que la deja totalmente de espaldas (o incluso uno en el que volvemos a ver a través de sus ojos). A lo largo de la película, veremos que la cámara no se separa de Kate, y que compartiremos toda la evolución con ella. Eso es "Sicario": un más que crudo problema de grandes magnitudes afrontado a través de los ojos de una utópica agente del FBI estadounidense.
Jugando con esta perspectiva, sorprenden también los fragmentos de una historia aparentemente inconexa con el resto de la trama: un policía mexicano que juega al fútbol con su hijo, que desayuna con su mujer, que se va a trabajar... ¿Por qué? El director nos tiene preparado un pequeño regalo, un detalle sutil que, en su resolución, vemos que podría haberse obviado, en la inmensa mayoría de películas se obvia, no se cuenta porque no hace avanzar la trama; sin embargo, el director sabe el ambiente que está creando, sabe la sensación de caos y horror que quiere provocar en el espectador, y es por ello que con un detalle tan sutil y tan bien pensado consigue evocar esos sentimientos por todos los poros del metraje, desde los más a los menos importantes. Qué talento y qué mente más pensante.
En la línea de crear este ambiente, hay un elemento que no se puede obviar: el sonido. La música o, más bien, la ausencia de esta. Como ya se ha mencionado, la película es un viaje en el que acompañamos a Kate como si ella fuera la reportera y nosotros el operador de cámara del programa televisivo "Callejeros". ¿De qué se caracteriza este programa? De mostrarnos la realidad más dura al pie de calle, sin artificios ni dramatizaciones. Salvando las distancias, es este el fin al que aspira la película. Para ello, se han suprimido todo tipo de música que no juegue un papel determinante, dominando en casi todo el metraje el sonido ambiente: los pasos sobre la arena, las respiraciones que denotan difíciles decisiones, el alboroto de un tiroteo, o hasta la naturalidad de una charla en una reunión. Realmente nos metemos dentro de este mundo tan cuidadosamente construido para transmitir realidad. Solamente encontramos una banda sonora tenue en momentos de tensión, como la que conseguía pegarnos a la butaca en "Gravity" (Alfonso Cuarón, 2013). Una música dura, que va in crescendo conforme lo hace la acción o el dramatismo de la misma. Un plano cenital panorámico de un desierto con esta leve música no se entiende hasta que culmina y entra en plano en helicóptero a través del cual estábamos siguiendo el viaje. No se desaprovecha ni un solo plano, todo está milimetrado para que el espectador sea un compañero más y que pueda captar una clara visión de ese mundo.
Villeneuve habla a través de la cámara. Y una escena magistral para ello es la llegada de los coches a la ciudad de Juárez. Estamos viendo a unos niños jugando a fútbol en un descampado, cuando de repente la cámara comienza a girar, y vemos en la calle de al lado unos cuantos coches de policía rompiendo ese ambiente de tranquilidad y naturalidad que sin embargo desaparecen tras la continuación de este giro sobre sí misma que hace la cámara y vemos una panda de chavales sentados en un banco hablando.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAY SPOILERS)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
trillixos
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7
2 de noviembre de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en 2007, el visionario del terror (más productor que director) Oren Peli nos presentó su experimento "Paranormal Activity" (Oren Peli, 2007), no sabía lo que estaba a punto de crear: el dominio del subgénero metraje encontrado (toda la película viendo lo que una cámara/s graba) y una saga de terror con sus más y sus menos. Sin duda alguna, lo que hizo fue algo único. Único por el hito que marcó, demostrando que a veces menos es más. Pero único también por la dificultad de reproducirlo demasiado.
Es en este contexto en el que debemos situar esta sexta entrega de la saga paranormal (quinta, si no contamos el spin-off latino de 2013). Ya hemos visto lo que pasa al tratar de calcar la fórmula de la primera entrega: fracaso (cuarta y segunda parte). Por lo tanto, aún manteniendo la esencia, hay que renovarse. La tercera parte lo hizo volviendo al origen y desarrollando una trama de la que carecían las anteriores entregas (a la primera no le hacía falta, pero el resto se quedan vacías), el spin-off lo hizo alejándose casi completamente de la saga. Y entonces, llegan el director Gregory Plotkin y una sospechosamente excesiva lista de guionistas para afrontar el reto de ¿cerrar? la saga de terror. Qué hacer: volver a los inicios tal cual arriesgándose a repetir el fracaso o tirar la casa por la ventana. Última opción: elección correcta.
Uno de los rasgos más característicos de la saga era el crear un ambiente familiar y dulce durante los primeros minutos de película que, si bien en la primera era necesario y comprensible, en el resto acaban resultado excesivos cuando la gente lo que venía a buscar era terror. Parece que por fin han aprendido y "Paranormal Activity: Dimensión Fantasma" puede alardear de tener el mejor ritmo de toda la película: en seguida empieza lo bueno (a la vez que crean ese ambiente familiar e identifican al espectador con los personajes para que, más tarde, el sufrimiento sea palpable ya que, por mucho ritmo que haya, ¿de qué sirve si el espectador no se siente identificado con las personas que sufren).
Y cuando empieza lo bueno no es, como en las anteriores, comenzar a moverse cosas, a ver algo por la noche... No. La película tiene el genial punto a favor de que presenta una magnífica novedad que va presentando poco a poco al espectador: la dimensión fantasma. Primero vemos unas cosas raras en el aire, después descubrimos el por qué de la cámara, más tarde vemos una sombra negra... Te atrapa desde casi el principio. Y aquí ya comienza la segunda esencia del film: el homenaje a los seguidores de la saga. Si eres un neófito en Paranormal Activity, te va a entretener la película pero no va a llegar a ese nivel que los seguidores (tanto resignados como esperanzados) contemplarán. Hemos visto ya cinco películas de actividad; sí, hemos descubierto el por qué, nos han contado varias historias... pero la focalización siempre se ha centrado en la familia. Sin embargo, ahora por fin, esa focalización interna pasa a ser una focalización externa donde disfrutamos de un provecho cognitivo que hemos deseado cual niño a su caramelo durante toda la saga: estar al otro lado, al igual que siempre hemos querido saber cómo los magos hacen sus trucos de magia. En esta ocasión, un mago al que siempre hemos seguido nos enseña el truco.
Para que no se quede en cosa de poco, este truco nos es desvelado de la mejor forma posible: en 3D. Obviamente, si fuera como las entregas anteriores, el 3D sería completamente innecesario; sin embargo, está ahí sabiendo su función: mostrar la actividad. Ni más, ni menos. Todo lo que vemos en 3D es paranormal; puede que no sea toda la película, pero es suficiente para introducirnos en esa dimensión. Cada vez que la cámara enfoca desde dentro esa actividad, cada vez que Tobby hace acto de presencia (tanto cuando está quieto como cuando arremete hacia nosotros)... hasta un susto final que realmente será memorable y es lo que todo fan del terror ha estado buscando.
La historia unitaria de la saga avanzó grandemente en la tercera entrega donde se nos contaba cómo empezó todo. Y tras haberla dejado ahí aparcada, cuando parecía que ya no había más que contar, encontramos una conclusión que por fin está a la altura. Un punto fuerte del film (y que vuelve a reiterar ese carácter de homenaje a los fans de la saga) es comenzar con el final de la tercera, tal cual, estableciendo una clara y fuerte relación con aquel film de 2011 (casi obviando el fiasco de la cuarta parte). Coge ese ritmo que nos dejó sin respiración al final de la tercera parte y nos lo presenta, para hacer constantes referencias a dicho film. Juegos temporales, un guión en constante crecimiento y demás delicias para los amantes de estas historias es lo que vamos a encontrar. Algunos puntos más inteligentes que el resto, pero siempre con dos historias en paralelo (el año de la tercera parte y el presente) y dos mundos en activo (el nuestro y el "suyo"). Por supuesto, estos halagos hay que situarlos (como hemos hecho nada más empezar) dentro del contexto en el que nos situamos: un homenaje de cierre a la saga. Cuando hablamos de juegos temporales, no esperéis el riesgo de "Interstellar" (Christopher Nolan, 2014). Hablamos de una saga cuyo guión ha sido escaso, nulo (lo cual no es malo) o chapuchero, salvando la tercera parte; por ello, que de repente se esfuercen por cerrar la saga con un pequeño toque inteligente es más que de agradecer. Repito, en este contexto.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAGO NINGÚN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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