Ni el Denzel es capaz de salvar este cúmulo de gores gratuitos malamente hilado. Todo es justo como uno lo espera. En fin. Lástima de dos horas robadas a mi sueño.

Una obra maestra, pese a la interpretación muy fría de todos los actores; sin miradas, sin convicción. Diálogos crudos y sin artificios. El personaje principal siempre abatido, ajeno a todo, vacío absolutamente de principios morales, nos recuerda poderosamente al protagonista de la novela "El Extranjero" de Camus. La novela comienza con una memorable y tremenda primera frase ("Hoy a muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé") que parece ser la inspiración para la actitud que adopta ante su madre el carterista de la película. El inesperado giro en la relación entre éste y la bellísima Marika Green abre una brecha de esperanza en el ominoso nihilismo de la vida del protagonista.

Más de dos horas y media clavado en la butaca sin pestañear. Algo inverosímil en una película de secuestros; género en el que abunda la complacencia y la ñoñería, y, eso siempre, la tediosa destemplanza de unos y de otros. En esta ocasión el ritmo es el adecuado, el guión muy limpio y la trama interesante y bien montada.
Grandes interpretaciones. Chapó.

Una obra muy bien dirigida. Magnífica puesta en escena. Un riguroso documental acerca del climax de la Guerra Fría visto desde ambas partes del Telón. Una películai para pasar un buen rato viendo buen cine...
Pero nada más.
Tenía todos los elementos para haberse convertido en una gran película de espionaje, pero los desperdicia todos y pasa a ser un producto muy descafeinado, sin tensión, sin chispa. Uno quiere engancharse con la infinidad de pequeños detalles que -bien manejados- podrían haberle dado el brillo que necesita...pero el guión es demasiado amable, demasiado insulso y complaciente.

Una narración sólida, envolvente, agobiante... que relata otro instante más de la vida de Tony, su protagonista; un fracasado sin más horizonte que galopar hacia ningún sitio envuelto en la neblina constante de la cocaína. La película es hipnótica desde la primera escena. Es un descenso vertiginoso hacia lo más sórdido de los oscuros mundos del hampa. Hiperrealismo puro. No existen asideros a los que agarrarse para no sucumbir ante el descorazonador universo que dibuja. Una vez más el infalible Mads Mikkelsen vuelve a bordar el papel de su personaje. Su interpretación descomunal es más que motivo para ver esta película.