Yo, Tonya es una obra original, brillantemente interpretada y dirigida y en general muy satisfactoria.
Destaca sobre todo por su tono narrativo que alterna la historia principal con entrevistas ficticias y la rotura habitual de la cuarta pared, una estructura muy parecida a la que se emplea magistralmente en La Gran Apuesta.
La película tiene un tono juguetón y deliberadamente ambiguo por lo que no debe interpretarse como un relato fiel a la historia de Harding, creo que lo que refleja es cómo la contarían sus protagonistas, sobre todo Tonya, y no es casual que el título sea el que es.
Resultan especialemente acertados los retratos del entorno de la protagonista, gente vulgar y triste pero interesantes y muy creíbles, incluso apasionantes en su estupidez y mediocridad.
Para terminar decir que también funciona como película de deportes e incluye abundantes escenas de patinaje bastante bien hechas.
Todo un acierto en definitiva.

Pues eso, que para ser una episodio de The walking dead me pareció algo largo y como que se habían quedado sin perras porque sólo salen 6 o 7 actores y un par de localizaciones. Va de que Rick está con Michonne y un chico negro que tiene pesadillas en una casa en medio del bosque y entonces llega otra familia y bueno... al final pasa alguna cosa. También hay una puerta roja y un cuadro que sale al principio, pero eso no lo entendí muy bien.
Bueno en serio: un timo monumental. Pese al postureo gafaspastil que intenta elevarla a "obra de terror minimalista" o algo así, no es más que lo que acabo de contar, algo mil veces visto y además con pocos recursos.

Siempre se agradece una película de lucha, aunque sea la misma historia mil veces contada (superación, sacrificio, familia, rivales mucho más fuertes...), sin embargo Warrior me resultó un poco irritante.

En primer lugar porque la carga dramática es excesiva, el director no se corta un pelo y nos brinda un coctel bien cargado (familia rota, traumas de guerra, padre borracho, ejecución hipotecaria, madre enferma, hermanos enfrentados...¡que no falte de na!).
En segundo lugar porque está de llena de tópicos a cual más sonrojante.
Y en tercer lugar porque resulta rídicula, tratando de vendernos una historia absolutamente delirante, mención especial para ese profesor de instituto que puede con luchadores profesionales que se supone habrán dedicado cientos de horas a entrenarse.
Pese a todo es una película disfrutable, aunque muy inferior a la estupenda The Figther, (y también muy diferente, pero la comparación es inevitable) con una buena intrepretación de Hardy.

La factoría de propaganda woke conocida como Netflix ataca de nuevo, esta vez con una aventura de justicia social, empoderamiento femenino y diversidad racial en la Francia Revolucionaria (con un par). Supongo que no descubro nada si digo que estamos ante el enésimo panfleto propagandístico al servicio de las obsesiones ideológicas y los narcisismos identinarios de las élites progres. Y es que sólo un ermitaño recien bajado de una cueva puede ignorar la revolución cultural que está teniendo lugar en Occidente, en la que productos como este juegan un papel crucial. Además parece que han cogido ritmo y van a bodrio por semana, más o menos.
No obstante, hay que reconocer que saben hacer las cosas. se trata de una producción magníficamente realizada: estupenda ambientación, vestuario, música... incluso la idea es buena. Pero, ¿qué más da? Esto ya no es entretenimiento, es ideología con un envoltorio estupendo, así que conviene ser conscientes de ello y obrar en consecuencia: quienes busquen propaganda político-ideológica, adelante, a disfrutar; quienes busquen creatividad, autenticidad, honestidad o simplemente desconectar un rato después de un largo día de trabajo, mejor que busquen otra opción.

Una película espantosa, tremendamente desagradable que sólo ofrece sadismo y estereotipos de la peor clase. Además contiene un mensaje tremendamente nocivo: que a la violencia y la crueldad se responda con actos todavía más crueles y sádicos. Horrible.