Me es un poco indiferente la falta de imaginación, de originalidad y de autenticidad del actual cine comercial, soy un consumidor basura. Lo que me cabrea es el uso por parte de los críticos de adjetivos rebuscados, construcciones perversas y demás artimañas narrativas para confundir a la audiencia sobre una determinada película, como si el lenguaje farragoso y barroco utilizado de forma selectiva pudiera cambiarla. Esta peli ¡¡es una CHORRADA!! por mucho que la adornen con guirnaldas y títulos nobiliarios: Una cria con poderes y un ex-alcohólico con visiones fantasmagóricas intentan frenar el avance de los "vapeadores del infierno". Menudo truño¡¡

Si un gato se convierte en un animal peligroso, un teclado es en realidad una vagina y una florecilla amarilla un zombie, me temo que tendrás que esperar a que se te caiga el canino derecho (o el izquierdo no es importante), para poder salir a la calle.
Canino es una película que una de dos, o te resulta insoportable llegar al minuto 10, o te engancha cosa mala hasta el final y al día siguiente se la recomiendas a todo el mundo. A mi me ha resultado muy original, me han encantado los repuntes cómicos que salpican la película de principio a fin y la forma en que estos se mezclan con lo dramático y lo angustioso de las diferentes situaciones. La "escena del baile" es buena prueba de ello. Una sátira brutal a nuestro modelo de educación y a nuestra propia civilización. No hay sangre, no hay terror, pero "asusta".

Como se nota que hay pasta en USA, incluso para filmar este bodrio culón y estreñido. Siempre he tenido claro que una película de terror, miedo, o que pretenda inquietarnos o angustiarnos, ha de ser creíble. Si no lo es, sí no te lo crees, no te pones en el pellejo del que sufre y entonces te aburres. Esto es lo que pasa con KM 666-6 (hasta el título se hace largo), donde la ya incombustible familia de taraos aberrantes se dedica a reventar estómagos y cabezas sin gracia ni sobresalto. Y digo yo, un tarao mutógeno con deformaciones óseas y musculares en todo el cuerpo, incapaz de limpiarse el culo con la derecha porque no le llega, ¿Cómo es que corre tanto?, ¿cómo puede ser tan preciso con un arco?, coño, ¿cómo diablos puede ni siquiera ver? En fin, en el cine no mola verla porque no puedes pasar -el rollo tontuno- que te meten entre reventada de culo y arrancada de ojos. Si hubiesen metido toda la sangraza seguida, PAF, ARG, ZAS, OUGH, SSSH, CRAM, CHOF, le hubiese puesto un 4.

Curiosa película. Es como si tuviera dos secciones bien diferenciadas: por un lado, las interpretaciones de la protagonista Sheri Moon, junto con las paranoias abstractas del más allá y los engendros demoníacos de termoplástico (que menuda mugre), y por el otro, las interpretaciones del resto de los actores en situaciones normales, es decir, entre paranoia y paranoia del señor Rob Zombie (como coño se llamará este pollo). Esta segunda sección está bien, es normal, pero la primera es un desastre y además, constituye el 70% de la película.
En esencia es una copia demenciada de La semilla del Diablo (1968) de Polanski.
Lo único que me ha hecho gracia ha sido ver a los obispos de satanás masturbándose.
En fin, lo mejor de Sheri Moon -su culo-, es lo que mejor define su forma de actuar, ¡de culo! ¡Menudo trufo! Me quedo con la casa de los 1000 cadáveres.

Lo único divertido y estimulante que hasta la fecha había visto de LVT era la parodia que de él hacían los de Muchachada Nui, lo demás, siempre me ha parecido insufrible y sobrevalorado (con alguna honrosa excepción de minutos), así que me planté a ver esta peli con la mosca en la oreja y para mi sorpresa, disfruté de lo lindo. El trabajo de Dillon es excepcional, las diferentes fases de su evolución hacia el psicópata homicida en el que se convierte presentan una estremecedora mezcla de humor dañino y goce perturbador (joe, te dices, que mal debo estar para disfrutar, entre otras, con la secuencia de "caza en familia"). En fin, asesino implacable, una banda sonora que le va al pelo y repuntes de humor marciano que en ocasiones te hacen olvidar que tienes delante a un grandísimo hijo de puta. Para mí, muy recomendable salvo el final que es un pestiño infumable.