Como se nota que hay pasta en USA, incluso para filmar este bodrio culón y estreñido. Siempre he tenido claro que una película de terror, miedo, o que pretenda inquietarnos o angustiarnos, ha de ser creíble. Si no lo es, sí no te lo crees, no te pones en el pellejo del que sufre y entonces te aburres. Esto es lo que pasa con KM 666-6 (hasta el título se hace largo), donde la ya incombustible familia de taraos aberrantes se dedica a reventar estómagos y cabezas sin gracia ni sobresalto. Y digo yo, un tarao mutógeno con deformaciones óseas y musculares en todo el cuerpo, incapaz de limpiarse el culo con la derecha porque no le llega, ¿Cómo es que corre tanto?, ¿cómo puede ser tan preciso con un arco?, coño, ¿cómo diablos puede ni siquiera ver? En fin, en el cine no mola verla porque no puedes pasar -el rollo tontuno- que te meten entre reventada de culo y arrancada de ojos. Si hubiesen metido toda la sangraza seguida, PAF, ARG, ZAS, OUGH, SSSH, CRAM, CHOF, le hubiese puesto un 4.