No ha mucho tiempo conocí a unos de esos especímenes conocidos popularmente como "pivón". Ya saben, de esas mujeres que en su ausencia los hombres despreciamos como la zorra a las uvas, y en su presencia somos perpetuos zahoríes.

El pivonazo, porque era de las superlativas, era una especie de cruce entre Angelina Jolie y Charlize Theron, pero aún más potente. No exagero. Vamos, que ni pintada en dibujo animado. Así que me comporté como todo hombre que se desprecie: perdí el oremus, el laudeamus y hasta el nostradamus. Mi cerebelo se desplazó cuatro palmos hacia abajo y los propósitos se volvieron tópicos: atarla a la pata de la cama y jamás presentársela a mi madre.

Claro que en estas situaciones normalmente la fábula se invierte: te conviertes tú en las uvas, y la zorra no es que te desprecie, ya que al contrario que el cuento sí que estás al alcance y cuando se le antoje; es que pisotea las uvas, y mágicamente en vez de vino saca fantas, que naturalmente pagas tú.

Bueno, pues esta vez no fue el caso... del todo. No sé si fue una conjunción de astros (yo creo que de Venus con Putón), pero la chica, simpatiquísima por otro lado, no sólo estaba disponible, sino predispuesta, dispuesta y a mi disposición. Vamos, que iba más lanzada que un finlandés con una jabalina en los JJOO. Oh, Oh, no podía creer en mi suerte. El Gordo de Navidad me pareció una minucia.

Camino a su nido, que imagino más visitado que el Museo del Prado, descubrí que contrariamente a los tópicos a la chica no le faltaba seso, de lo otro parecido lo llevaba escrito con letras de neón. De repente me empieza a hablar de cine, y sin yo mentarle nada suelta esta palabreja: Filmaffinity. Oh, Oh, debí pensar (recuerden: la testa descendió cuatro palmos) que esta es la mía, y se produjo esta conversación que transcribo aliteralmente:

- Ah, pues yo he escrito alguna crítica en esa página.

- (Risas)

- En serio, hace un tiempo escribí alguna chorrada y me envicié algo.

- (Más risas)

- Pero, ¿de qué te ríes?

- Jaja, es que en esa página escriben los que van de líricos de la vida, que aparte de ser un tostón contando su vida, para mí son el anticlímax y me dan miedo.

Ante mis protestas de inocencia (contradictorias con esta crítica), la chica no paraba de reír, y efectivamente el clímax se fue enfriando hasta el consabido: oye, mejor lo dejamos para otro día, ¿me llamas?

Naturalmente uno tiene su orgullo y no la he llamado jamás. O sea, que debo ser gilipollas. Pero es que cuando uno abandona el disfraz de zahorí, y vuelve la sangre a la cabeza, no sé por qué pero uno vuelve a la fábula para leer en cada uva: peligro.

Vaya rollaco he soltado, más de uno necesitará una vida para leerlo. Venga, que en el 'spoiler' hablo algo de la peli, que hay que complacer a validación.

Tenía un buen recuerdo de esta película. Incluso me precipité a darle una estupenda puntuación.
Así que me dispuse a verla de nuevo. Acomodándome en el salón ya tenía una sonrisa bobalicona en la cara, de esas que vas pensando en la inminente felicidad.
Empieza la peli. Sale la tía de la antorcha de la Columbia y ya me iba riéndome. Lo que me espera, lo que me espera, qué bien. Primer gag: Alec Guiness hace de mayordomo ciego y pega unos sellos en la mesa en vez de en los sobres. La verdad es que mucha gracia no tiene no. Bueno pero ahora viene lo bueno, qué bien, qué bien.... Pues no, en realidad fue qué mal, qué mal, porque no me reí ni una miserable vez, sólo tiene gracia en la memoria, porque en directo no esbocé ni media sonrisa. Es una peli chorra, muy chorra. El humor es idéntico a las pelis de Ozores, pero sin tetas. El guión se nota que está hecho sobre la marcha, y las actuaciones son teatreras y un pelín tontas para tanto buen actor que hay.

Definitivamente esta es una de esas pelis que comentada con los amigos dices "qué grande" pero la ves y se te cae el alma a los pies. Te esperas algo delicioso... ¡y te castigan sin postre!

La primera de los piratitas estos a mí me gustó. Estaba bien hecha y la historia estaba bien construida. Claro que fue tomada de una peli de Disney para televisión que recuerdo haber visto de pequeño, y que por lo visto poca gente se acuerda. Trataba de una maldición de un barco, vamos lo tradicional en las historias de piratas escritas en el siglo XIX.

La segunda parte era delirante, pero al menos era un delirio lineal. Otra maldición, aunque esta aunque bien contada, mal resuelta.

Pero es que a esta tercera no hay por donde cogerla. No es que haya una maldición, es que está tan llena de maldiciones, sortilegios y gilipolleces mágicas. Un absurdo. Cuando un truquito no da más de sí, pasan a otro porque no saben como resolver el anterior. Mal contada y mal resuelta.
Encima para que te enteres de algo el director ha dado por sentado que antes de entrar al cine te has tragado las dos primeras partes. Y como yo tengo cosas mejores que hacer, no me he enterado de absolutamente nada hasta pasada más de una hora de peli. Y cuando ya te enteras de algo sólo haces que mirar el reloj cuando está algo iluminada la pantalla, para ver si queda mucho para que acabe el peñazo. Y nuuuuuuuuuuuuuunca acaba...

Así que no se la recomiendo ni siquiera al que le gustó la segunda parte. Mejor la ves en casita, en tarde primorosa masoca después de haberte tragado otra vez toda la saga anterior. Si no, ya te advierto que no te enterarás de nada.

A los demás, a los que ya se dieron cuenta que la segunda parte flojeaba que da gusto la recomendación es más sugestiva: ahórrate los euritos de la entrada, los metes en una huchita, y cuando estrenen "Piratas del Caribe 82: Sparrow mariconeando en Saturno" tendrás lo suficiente para un viajecito al Caribe. Si no tienes tanta paciencia, cuando estrenen la cuarta parte, si no quieres enterarte, piérdete en el fin del mundo.

********* Donde pone estos asteriscos en realidad ponía otra palabreja pero he tenido que suprimirla por la siguiente razón:

"Tu crítica no es válida.
Estimado usuario: por orden de los creadores de la página, no se permiten comentarios referentes a descargas ilegales de películas con copyright (la página vive de los DVD y de la acuerdos de publicidad con empresas relacionadas con el cine). Por favor elimine el comentario de que se *******. Gracias. Validador nº24 de FilmAffinity."

Para que no se diga también he eliminado la palabreja, aunque con otro tiempo verbal, en el comentario de invalidación del simpático Validador nº24. Pero como no se me ocurre una palabra sustituta que defina lo mismo y a la vez siga siendo un juego de palabras con el título, he decidido someterme a estricta obediencia y cumplir a rajatabla la recomendación del amable validador: eliminarla.

Todo lo que tiene de original esta película ya está en el libro de Bradbury.

Lo demás es lamentable, la dirija Truffaut o Droggaut.

Lo de los bomberitos es de risa. Parecen los Oompa-Loompas de la fábrica de chocolate de Willy Wonka.

Un hombre llega a un pueblo en donde unos pocos pistoleros tienen acojonados a todos.
Como los habitantes tienen tanto valor como Scooby-Doo en el castillo de Drácula, el hombre se hace cargo de ellos.

Naturalmente nuestro hombre, que no es precisamente un santo, les da su mercecido, no sólo a los pistoleros si no que también a ese hatajo de cobardes.

La referencia dice que este infierno de cobardes está en un pueblo fronterizo del Sudoeste. No hombre no, fronterizo sí, pero del Norte, del Norte...