Tras la sorpresa y el éxito de la primera entrega -Dogville- uno ya no espera grandes cosas por ese lado. Se trata de centrarse en lo que se quiere contar, y punto. Confieso que tardé un poquito en penetrar en el filme pero en cuanto lo hice mi atención no decayó, y no es lo de menos en una película de larga duración.
La veo como una fábula de moraleja clara y diáfana, no excesivamente original, incluso bastante subrayada, diría yo, que funciona.
La fórmula ya no creo que dé para mucho más, y no dejar de ser sino una forma de epatar a la parroquia. Que un extranjero satirice de esta manera a los USA, sin haber pisado el país, es cuando menos discutible. Pienso que esta entrega no va a tener el éxito de la anterior, aunque yo he salido complacido en líneas generales, aunque no sorprendido.

Están de moda los biopics. Este es de los canónicos: sigue las pautas del cine de toda la vida, sin sobresaltos, sin sorpresas, sin molestar tampoco en exceso. Pero siempre entreteniendo, lo que no es poco.
A los que nos gusta este tipo de música nos hace pasar un buen rato. La banda sonora nos parece espléndida, la ambientación correcta. A los que ni han oído hablar de Cash, pues ni fu ni fa. Otra biografía más de cantante con problemas, que, al menos en esta vez, se redime.
Película de actores, aunque la he visto en versión doblada -a ver, qué remedio-, funciona por este lado. No sólo el Phoenix, sino sorprendentemente la Whiterspoon. El filme cumple sobradamente, no escribe página alguna de mención en la ya larga historia del cine, pero para lo que estamos acostumbrados a ver...
Claro que, puestos, la de Camarón no tenía nada que envidiar a esta. El problema es que muchos no fueron a verla porque no gustan/no entienden/aborrecen el flamenco. Y a esta de Cash tampoco van a ir porque les suena como el Camarón a los del estado de Wyoming: nada.
Si fuera la vida de Nino Bravo, Bruno Lomas o alguno similar, aún irían.

Interesa el argumento de este filme que ha irrumpido inesperadamente en nuestras pantallas. Pero interesa más desde el punto de vista documental que mediante la ficción y su desarrollo que la película nos muestra.
Sin ser larga, su desarrollo resulta a veces algo moroso -normal, por otra parte, siendo alemanes- y una vez planteada pocas sorpresas se nos depara.
No obstante, se ve sin problemas e invita a reflexión el fondo de lo que allí se nos cuenta.
En fin, no es "El joven Torless", pero puede valer.
No nos olvidemos que durante muchos años también aquí hubo amplio gusto por los uniformes y por la uniformidad. Y unos cuantos miles que vivimos también hemos hecho la mili y hemos visto cosas...

¿Por qué tanta gente puntúa bien esta película, cuando ninguno sería capaz de medio explicarla? Será porque al quedarnos in albis pensamos que debe ser muy buena... Y yo pienso sinceramente que no es sino un producto artificioso, con inquietudes místicas resueltas como si fueran artículos de revistas pseudo científicas. La búsqueda de Dios me parece un tema realmente importante, un tema eterno en cualquier género artístico. Pero aquí se envuelve con una verborrea más que discutible y lo único medianamente original, que es esos concursos de deletreo, al traducir la película se quedan en nada, ya que el inglés no se pronuncia como se escribe, pero nuestro idioma sí, y claro, el asunto deja de tener su dificultad y su gracia.
Richard Gere simplemente está. El personaje de Binoche no hay quien llegue a comprenderlo y la mujer con poner esa cara de sufrimiento que se le ha quedado de otros filmes ya tiene bastante. La chica acaba resultando cargante de tan lenta y reflexiva... En fin, que Bergman puede respirar tranquilo.

Va a ser esta una película controvertida entre los que se acerquen a verla. Y digo esto último porque me da la impresión que mucha gente le dará la espalda sin molestarse en acercarse al cine a ver qué ha hecho ahora el menor de los Trueba. Mentiría si dijera que la película me ha complacido enteramente, pero también lo haría si dijera que me ha penado el verla.
Me ha parecido un producto desigual pero digno, que cuando se pone serio me convence y cuando camina por los senderos de la comedia supuestamente cómica me patina bastante.
En esos momentos parece atacada por el síndrome televisivo y más parece un capítulo cualquiera de alguna de las series supuestamente cómicas que acaparan las programaciones de los supuestamente variados canales.
David Trueba me parece un estimable guionista y un buen dialoguista, curtido en numerosos programas de humor para la tele, y aquí parece empeñado en largar un sinnúmero de frases ingeniosas, como si fuera una maratón.
Cuando el guión camina por caminos más serios, el asunto funciona. Hay un retrato más bien amargo de los treintañeros, adobado por detalles románticos que en líneas generales funcionan.
Me consta que hay bastantes aspectos personales de la vida del director distribuidos por el filme, entre ellos, como más evidente, su paternidad y el cambio que esto supone.
Para los zaragozanos, como quien suscribe, algún que otro guiño, como la aparición del amigo Luis Alegre y la de Ismael Grasa.
El problema, para mí, es que me sigue pareciendo su ópera prima, La buena vida, lo mejor que ha hecho hasta ahora.
Aunque sigo confiando en el director. Me parece un tipo honesto.