...líneas paralelas se atraían y se rozaban... a lo lejos... ayer... Bowie cantaba... creo que era su voz... yo sujetaba el volante y hacía un esfuerzo por no... creo que fue ayer... cerrar los ojos...

... ¿me había quedado ya dormido? ... la madrugada del sábado... en la noche cerrada y oscura los faros de mi coche alumbraban...

...el hombre de rostro pálido me enseñó lo que tenía grabado en la cámara de vídeo... ¿era yo?
...ese rostro y esa música oscura y tétrica... ¿por qué tengo esta extraña sensación?...

...por la mañana desperté en una celda... no recordaba nada... ¿quién era yo? ¡¿Qué hacía vestido con esa ropa?!...

...¿Se produjo un accidente?... La mujer estaba... el hombre de rostro pálido se parecía a "la Muerte"... ¿ha sido real?... ayer, escuchaba la canción...

Creo... creo que me dormí mientras conducía... de Bowie...

...yo... ¿la maté yo?... Manson... también él... cantaba...

Sé que he hecho, algo malo... lo presiento...

...pero no recuerdo, ¿QUÉ?

¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué?

Los paralelismos entre la reina adolescente y "la hija" de Francis son evidentes si lo pensamos un poco. La niña que era bautizada en la iglesia en la secuencia final de "El padrino" mientras en paralelo se nos mostraba la matanza final ordenada por Michael Corleone era ni más ni menos que la propia Sofia Coppola -por cierto, ¿no se escribe Sofía?, con acento; bueno, da igual-. Es decir, que esa niña -igual que María Antonieta estaba destinada a ser reina- estaba destinada a ser para siempre la "hija de Francis Coppola" "El gran padrino del cine". Por ello seguramente a Sofia debía de atraerle la historia íntima y personal de una jovencita a la que ya desde muy niña se le han dado toda clase de privilegios sociales y al mismo tiempo se la ha condenado a otro tipo de restricciones y limitaciones -quizás no materiales, pero sí de tipo espiritual. ¿Cómo sería nacer siendo hija de una familia aristocrática y estar condenada de por vida a un determinado protocolo, a una determinada manera de comer, de vestir, etc.? La verdad, sólo con pensarlo se me pone la carne de gallina. ¿Y ser la hija de uno de los más míticos directores de la historia del cine? Tiene sus ventajas, claro. Contactos, posibilidad de acceso a las mejores universidades privadas, ¡observar como trabaja tu papa!
Pero, ¿y su padre? En realidad Francis tampoco proviene de un ambiente marginal. Su padre era compositor -¿sigue vivo? No lo sé-, y colaboró con su hijo Francis en la creación de las bandas sonoras de algunos films extraordinarios que están ya en la historia del cine. Francis estudió cine en la universidad de California -no sé donde estudio su hija, ¿quizás en Yale? En la peli de Tokio el marido fotografo le decía a la chica "...no todo el mundo ha estudiado en Yale..."- y muy pronto comenzó a trabajar en el cine de la mano de Roger Corman, dirigiendo una demencial película titulada "Dementia 13". Luego se hizo millonario con "los padrinos" y empezo a engordar su barriga -como hace mucha gente que se lo puede permitir- y posteriormente cultivo viñedos cerca de San Francisco y se bebió parte de ese vino que el mismo producía.
Volviendo a María Antonieta y a Sofía o Sofia, ¿podemos reprocharles que les guste el buen vino y la buena vida teniendo en cuenta su herencia familiar?

Y es que acabo de ver la peli y me he angustiado mucho en esa comunidad tan enferma y contaminada, y tan terrorífica, pero al mismo tiempo me he divertido mucho, porque he detectado a lo largo de toda la "grabación" una mala uva y un humor negro que tengo que reconocer que me ha hecho sonreir e incluso reir en más de un momento. Una risa, eso sí, mezclada con un apreciable y reconfortante acojone, pues en cualquier momento, tras el umbral de cualquier puerta o a través de cualquier pasillo oscuro y amenazador podía emerger algún ser hambriento y rabioso con ganas de salir en la grabación de ese documental que los curiosos e irreductibles reporteros intentan obtener a cualquier precio, para luego emitir en un programa de la TV.
Creo que los autores han conseguido dar una vuelta de tuerca muy ingeniosa al género, múltiples veces revisitado desde los ya míticos zombies de G. A. Romero, en su primitiva y ya arqueológica versión en blanco y negro. No he visto "El orfanato", así que no puedo decir si está es mejor o peor, o si me gusta más o menos, sin embargo la recomiendo a los amantes de las soluciones ingeniosas e inquietantes, que son capaces de apreciar un toque de originalidad incluso en un tipo de historia similar a otras vistas millones de veces, y también a los que son capaces en una película terrorífica de estas características de mantener la suficiente distancia y frialdad para captar y percibir su divertido, y quizás pervertido, humor negro, negrisimo.

Me lo he pasado muy bien; quizás también porque hacía bastante que no veía una de terror.

Pero cuidado los espíritus sensibles, que temen los viajes macabros y demenciales sin destino conocido, la peli puede herir su espíritu...

Quizás mi película favorita de Kieslowski. Dentro de la trilogía azul, blanco, rojo (liberte, egalite, fraternite) que representa esos maravillosos ideales tantas veces pisoteados, azul simboliza la libertad. La libertad que busca la golpeada Juliette Binoche pese a la cruel realidad a la que se enfrenta.

Una película de esas que no son perfectas ni absolutamente geniales pero que tienen cosas extraordinarias. Por ejemplo el rostro, la belleza y la interpretación de Audrey Hepburn.
Una obra agradable, entretenida y romántica, sin grandes pretensiones -que no se toma demasiado en serio a sí misma-, y que se disfruta gracias al carisma del reparto y a un guión divertido y ligero.