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España España · Barcelona
Críticas de Sémele
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Críticas 223
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de septiembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil explicar una película como "Erase una vez en Anatolia". Es una especie de viaje hipnótico por las estepas de Anatolia que llevan a cabo un grupo de personas (un comisario, un fiscal, un médico, un asesino con esposas...), a la búsqueda de un cadáver, que se convierte en una excusa para hacer una radiografía del alma humana.

Su innegable sencillez argumental contrasta con una apabullante puesta en escena, tan bella y estética, que, al principio, desconcierta. Se inicia con un plano secuencia en el que apenas hay luz (tan sólo los faros de los coches en los que viajan la comitiva) y sólo se oyen las voces de los protagonistas y así intuímos qué les ha llevado hasta ahí en una hora tan intempestiva.

Pero, poco a poco, con un ritmo pausado, los tres personajes principales van desnudando su alma, y descubrimos sus debilidades, sus cotidianidades, sus pequeñas miserias... y para entonces ya adivinamos que hallar o no el cadáver no es lo importante. Lo importante es mostrar como el ser humano se siente tan vulnerable en el centro de un mundo que le desconcierta. Los 3 actores principales, el doctor (Muhammet Uzuner), un médico de ciudad que ahora trabaja en el campo y que se siente desencantado, el fiscal (Taner Birsel), que carga con una historia que le supera, y el comisario (Yilmaz Erdogan), cuyo hijo enfermo le sume en un mundo inestable, son los tres vértices que sustentan la película. Los actores componen unos personajes creibles y conmovedores, desde la 'aparente' sencillez de sus conversaciones y de sus actos. Especialmente brillante es la historia de 'la mujer de un amigo' que el fiscal cuenta al doctor, un caso que le 'atormenta' en su larga carrera, y como el doctor le hace ver la realidad desde otro punto de vista mucho más esclarecedor.

Tras una decisión final que le da un poco más de desconcierto a una historia ciertamente única, Nuri Bilge Ceylan demuestra que el cine no tiene porqué tener unas reglas estrictas y que la emoción puede surgir cuando se habla de seres humanos frente a un mundo desconcertante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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5
31 de mayo de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bastante curioso ver a Richard Gere, el galán por autonomasia de los noventa, en la piel de un malo malote. A Gere, sin perder un ápice de su atractivo aún vigente, le va como anillo al dedo este personaje: Dennis Peck, un policía de intachables méritos que hace de 'el fin justifica los medios' una especie de estandarte. No importa que estos 'medios' lleven consigo acabar con la vida de personas inocentes, traficar con lo que sea, presentarse como el sicario definitivo para borrar de la faz de la tierra a una persona incómoda... Todo vale para este personaje, dotado además de carisma, con varias ex-esposas e hijos a cuestas.

En el otro lado de la balanza tenemos a Raymond Ávila (Andy García), un policía honesto de asuntos internos que tiene la tarea de desenmascarar a Dennis Peck, el policía que interpreta Gere. En su turbulento camino, Ávila se encontrara con su sinfín de complicaciones y Peck no dudara en utilizar actos criminales y golpes bajos para con su perseguidor.

Thriller típico de los noventa, al viejo estilo del gato y el ratón, aunque a veces, y aquí está en parte la gracia, no se sabe quién es realmente el gato y quién el ratón. Tanto García como Gere están correctos, aunque me inclino más por este último dado que la falta de moralidad y de escrúpulos le convierten en un personaje más interesante. García, dando vida por enésima vez al poli latino honesto que se ha labrado su lugar con esfuerzo y dedicación, tiene varios momentazos salidos de tono, como cuando abofetea a su esposa hasta derribarla en un restaurante abarrotado o como cuando le ladra en plena cara a la susodicha "te mato si te acuestas con otro", que rozan ya el matralto físico y psicológica.

El final se ve venir de lejos, sin embargo, se ve con entretenimiento. No está mal. Remarcable también el trabajo de los actores secundarios como Laurie Metcalf, William Baldwin, Annabella Sciorra, Nancy Travis y un pequeñajo Elijah Wood.
Sémele
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6
5 de abril de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Los abrazos rotos", la última y esperada película de Pedro Almodóvar, estaría a medio camino entre "Todo sobre mi madre" (su indiscutible -y rotunda- obra maestra) y "La mala educación" (su película "más floja"). A mi modo de ver, Almodóvar se mueve como pez en el agua cuando se trata de tocar el universo femenino: sabe cómo emocionar con esos melodramas intensos, con esos personajes femeninos tan bien construidos, con esos guiones que oscilan entre el drama y las situaciones cómicas. Y la prueba está en películas tan extraordinarias como "Todo sobre mi madre" y "Volver".

Pero es salirse del tiesto y... algo falla. "Los abrazos rotos" es una película compleja, demasiado compleja, por sus capas narrativas, por sus continuas idas y venidas; no es en ningún momento una mala película, pero tampoco una gran obra. Da la impresión de que el espectador se va a perder en esos intrincados laberintos que ha construído el director manchego: una amalgada de situaciones que harán las delicias de los más cinéfilos, y, al mismo tiempo, no dejaran de desconcertarle.

La tormentosa relación entre los dos protagonistas (unos Lluis Homar y Penélope Cruz inspiradísimos) se diluye entre tantas capas narrativas y pierde por el camino la intensa necesaria para conmover (algo que Almodóvar ha conseguido en otras películas y que ahora no consigue). Sin embargo, es apreciable el cine de Almodóvar por su fuerte impronta de autor. Él es el dueño absoluto de la película, para bien o para mal, y eso se nota y mucho. Es una cinta 100% Almodóvar, reconocible hasta con los ojos vendados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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7
28 de septiembre de 2010
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que viendo la vistosa y (hasta cierto punto) aparatosa película, adaptación de un best seller muy popular en los EUA, no se puede dejar de afirmar que no hay una estrella en el Hollywood actual que tenga paragón con Julia Roberts.

La novia de América se puede permitir el lujo de estar varios años sin rodar y volver a la comedia dramática con un papel no sólo a su absoluta medida, sino también hecho a su total rendimiento como actriz. El personaje principal, Liz Gilbert, una escritora envuelta en una crisis personal que la lleva, ni más ni menos, a huir de un par de fracasos amorosos dándose el gustazo de recorrer algunos de los lugares más hermosos del planeta en pro de su pronta recuperación espiritual, sólo podía ser interpretado por una actriz con un carisma a prueba de años. Y qué mejor que Julia Roberts, la otrora compañera de reparto de un canoso Richard Gere, convertida aquí en una mujer de unos cuarenta años paralizada por los miedos que tarde o temprano parecen asolar en esta parte del mundo denominada occidente.

El resultado es una comedia dramática, aunque más dramática que cómica, muy lujosa y con imágenes de ensueño, que reposa sobre los hombros de una dignísima Julia Roberts, y que cuenta con el atractivo de tener entre los secundarios al gran Richard Jenkins, a Javier Bardem, como el 'dudoso' latín lover (es un buen actor, pero ¿es atractivo? ¿de verdad?), y el más que atractivo (éste sí) James Franco... Hombres que pululan alrededor de la estrella.

Está rodada con mucha clase, fotografiada con brillantez, muy bien interpretada... Y aguanta más o menos el tirón de los 142 minutos porque plantea con bastante acierto ciertos conflictos que atenazan a la sociedad occidental actual, desde la búsqueda de la felicidad en la vida en pareja, el sentido de la vida, el equilibro emocional... Eso sí, Liz Gilbert dispone de los medios necesarios para sobrevivir durante un año sabático en lugares de ensueño, desde Roma a Indonesia, pasando por la India. Sólo un mensaje negativo: El resto de mortales, con muchos menos recursos (y más en tiempos de crisis), si tenemos problemas personales y no podemos permitirnos ese año de oxigen sólo nos queda jorobarnos, ¿no? Eso parece decirnos Hollywood.
Sémele
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7
24 de septiembre de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como mínimo encomiable la tarea de adaptar la mastodóntica obra de Ken Follet, desde mi humilde opinión de lectora. El 'best seller' de Follet viene a ser una especie de Biblia para las novelas históricas, puesto que muchas de ellas (o la aplastante mayoría) beben alegremente de sus fuentes en el mejor de los casos y en el peor de ellos la llevan (casi)plagiando impunemente durante un par de décadas.

Hablando del producto televisivo, puro y duro, se pueden decir que han logrado plasmar con acierto muchos aspectos de la novela de Ken Follet. Desde mi punto de vista, me parece una obra demasiado extensa e inabarcable, pongamos, para una adaptación cinematográfica, por tanto, el formato televisivo da más la talla, por lo menos, en longitud y duración.

Y así la serie tiene buen empaque, cercano a la producción cinematográfica, un reparto muy solvente (en el que destacan Matthew Macfayden, Rufus Sewell y Ian McShane) formado por caras jóvenes y actores adultos de sobrada veteranía, una lograda ambientación y una atmósfera muy creíble. Sin embargo, a pesar de que seguramente cuenten con el beneplácito de Follet, creo que se han tomado más licencias de las debidas (como algunos cambios que no estaban presentes en la obra y que parecen responden más a un capricho de llevar la historia por otros derroteros (*) que a tratar de ser más o menos fiel a la novela).

Y otro punto mucho más discutible es el hecho de que se ha suavizado mucho la brutalidad y la descarnalidad de ciertos pasajes y personajes, aunque no escatimen precisamente en guillotinas y demás, como si no se quisiera herir la sensibilidad del público que va a acercarse al producto por primera vez y se haya ignorado al lector/a que esperaba encontrar el mismo espíritu, en ocasiones, visceral de Follet. El personaje de Aliena (Hayley Atwell), por ejemplo, cuyo drama aparece diluído en la serie, no acaba de resultar tan complejo y tan contradictorio como lo era en la novela (**). Se pierden, por tanto, algunos matices que enriquecen mucho la novela.

Sin embargo, la serie es muy apreciable, se deja ver y engancha con sus diferentes tramas, siendo la de Tom Builder (Rufus Sewell) y su familia una de las más logradas, junto con la del padre Philip (Matthew Macfayden) y su más férreo enemigo, el obispo Waleran (Ian McShane), el cabronazo que toda novela/serie/película necesita, aunque en la novela daba mucho más miedo y respeto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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