Esta es una película un poco tonta... así de claro.
Lamentablemente no ofrece nada, aunque si reconozco en Ishana Shyamalan un oficio heredado, un posible punto de arranque para futuras películas... un “algo” que no consigue cuajar pero que ahí queda.

Su primera mitad podría considerarse pasable… la segunda ni levantando la mano supera el 4. Las premisas iniciales se mueren en explicaciones absurdas (suele pasar en el género de miedo) y las sugerencias quedan expuestas... la historia no se sujeta.

Solo me quedo con Oliwen Fouere que es de esas mujeres que lleva sus 70 años con mucho más glamur que otras, y por ello puede ejercer de vetusta con una prestancia que me atrae. Aporta misterio al género de miedito y es de lo poco interesante en esta película llena de expectativas incumplidas.

Esta película pertenece a un género nuevo que me voy inventar... género rayada mental.
Ari Aster hace terror con premisas originales. No defrauda en ese sentido... pero en esta ocasión yo diría que se pasa un poco de vueltas.
Con un actor como Joaquín ya cuentas con que va a sacar adelante el papel más rocambolesco porque se especializa en personajes raros o más bien lo siguiente... pero esta peli no deja de ser una declaración de un montón de intenciones que no llegan a producir en el espectador más que un nerviosismo desagradable y un deseo, que va en aumento, de que acabe la película.
A ratos un hormigueo nervioso te machaca la sien, y entre que no entiendes casi nada de lo que ocurre… y que pierdes interés por entenderlo...

A mí personalmente las rayadas me gustan pero dentro de este género hay cosas bastante mejores, como Madre!, donde "la rayada" se disfruta por su valor simbólico y no se sufre como en este caso. La desconexión entre el espectador y este terror psicológico donde nunca sabemos en qué lugar nos encontramos situados me molesta profundamente y aunque reconozco las intenciones, como en otros casos, no llego a tolerar más abrumadores bodrios porque esto se está convirtiendo en costumbre para hacerse los guays… para remate casi tres horas… Venga… ni por Phoenix.

El 5 es porque, como en tantas pelis hay muchas cosas valorables que no pueden quedarse en menos… la música de Haxan Cloak, por ejemplo.

Vista la tercera temporada de “El encargado” puedo reafirmar que merece un 7 en su conjunto. Evidentemente la primera tiene el don de la sorpresa. El personaje central interpretado por Francella nos atrapa desde el primer momento por su carisma a lo Torrente, pero en argentino y bastante más cultivado, que lo hace interesante. Un personaje hecho para un Francella irónico, que cuida de su plantita carnívora con la misma devoción que de su edificio de apartamentos de lujo. Y es que Duprat ama los entornos grandiosos y de alguna manera ésta es la forma de dedicarles una serie entera donde los encuadres se destinan a realzar la ciudad como lugar donde habitan multitud de moscas que la alimentan.

Francella es un enorme actor que nos cae bien, esa sonrisa congelada, esa educación impostada, esa mirada que traspasa la pantalla con la que dota a Eliseo… puede con todo y más.

Supera la segunda temporada con un aprobado pero evolucionada en la tercera con la ambición de ELISEO hacia la corruptela absoluta, haciendo una crítica feroz en su tramo final a todo nuestro sistema.
El encargado es mucho más que una sitcom y no defrauda.

Me sorprenden las buenas críticas de la segunda temporada de esta serie. Si la primera parte hizo aguas hacia su recta final… esta segunda parte simplemente se hunde.
Su protagonista, este chico tan guapo que consiguió que olvidáramos sus 50 sombras... tiene encanto pero no tiene personaje. El desmemoriado asesino que guarda en su interior un pasado que le sorprende ante cualquier situación se sustituye por un osito de peluche simplón al que le pone cara. Lo más interesante de la serie es la pareja que forma con una presencia física tan poco normativa como Danielle Macdonald. Apostar por un romance entre un tío bueno y una mujer con manifiesto sobrepeso me gana. Pero Danielle sobreactúa todo el tiempo, me gusta pero va sin frenos y termina por resultar empalagosa. Del reparto destaca Olwen Fouéré como madre del desmemoriado… pero poner una mujer que conserva atractivo y fuerza a edad avanzada, con pelo blanco de bruja, ojos azules y rifle en mano es valor seguro dentro de una serie de "acción".
La historia no hay por donde cogerla, llena de agujeros sin sentido, el interés por la supuesta lucha contra sí mismo del protagonista se diluye en nada y el desconcierto que vaticinaba “algo” en la primera parte… en la 2 termina por desaparecer completamente. En fin, para mí un bluf.

Una película que, como otras, vale más por su planteamiento que por su desenlace. El peso recae sobre una protagonista que nos hace recordar una película española... “La paradoja de Antares” en la que, del mismo modo, un final frustrante afea una historia, a priori, interesante. Ambas son del mismo año.

A pesar de todos sus defectos se deja ver, mantiene la tensión y el interés. Quizás el empeño de su director en llevarlo al terreno de lo fantástico y por otra parte dar explicaciones o encontrar lógica a lo que no lo tiene sea el mayor problema. Como espectadores nos sobran las palabras… muchas veces.