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Críticas de Lafuente Estefanía
Críticas 1.779
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
25 de junio de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Música, fotografía, paisajes, interpretación y otros detalles técnicos están resueltos magníficamente, de acuerdo, ahora bien del resto poca cosa a destacar. Nada nuevo podemos aportar a lo ya dicho en tantas reseñas como ha merecido esta cinta que nos ha aburrido por sus dimensiones y pretenciosidad. Por eso nos limitaremos a tratar de la potencia y agresividad del veneno que se añade al café en la parada de diligencias. ¿Qué clase de tósigo es capaz de provocar semejantes vómitos de sangre?
Tres de años antes de que se estrenara la película se habló de "ricina", una nueva arma producida por los terroristas de Al Qaeda con la que habrían intentado atentar contra el presidente Obama impregnando con polvo de esta sustancia una carta. Considerado uno de los venenos más potentes conocidos (basta inhalar 500 microgramos para matar a un adulto), ricina puede presentarse en forma de polvo soluble en agua y administrarse de forma oral. En este caso los síntomas no aparecen antes de seis horas, entonces la persona envenenada sufre una grave hemorragia interna en el estómago y los intestinos que le ocasionan fuertes vómitos y diarreas con expulsión de sangre en grandes cantidades.
Por la época en que se hace la película (no por la que transcurre la historia) y las escalofriantes evacuaciones sanguíneas por vía oral que se muestran, nos sugiere el uso de un veneno similar a ricina. Como su nombre indica, ricina es un subproducto obtenido al procesar las semillas del ricino de las que, por cierto, también se extrae un aceite altamente laxante y purgante.
Vamos que con la semilla de ricino igual te defecas encima que la palmas en un instante. Casi lo mismo que te pasa al ver la cinta de "Los odiosos ocho".
Lafuente Estefanía
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7
25 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western atípico en el que un joven abogado recién llegado de Oklahoma, Tom Brewster, pretende abrir un despacho profesional en un pequeño pueblo del lejano Oeste. El mismo juez, un simpático vejete y excelente secundario, le explica que ha podido llegar a su edad gracias a que siempre se ha limitado a ver, oír y callar, por lo que le recomienda obrar como él.
Y es que en el pueblo quien manda es el alcalde, dueño del saloon y de los principales establecimientos. Es tan poco fiera la pinta que tiene el abogado que el alcalde no duda en proponerle el cargo de sheriff, vacante por la muerte en oscuras circunstancias del anterior. Tan poco fiero parece Tom que prácticamente no sabe manejar una pistola, aunque se defiende bien con el lazo. Tiene además un aspecto tímido, casi aire de bobo. Sí, si, bobo, pero dotado de un gran sentido común que le lleva a comprender rápidamente la situación real del pueblo y el papel que allí juega el alcalde que lo contrató.
Las pesquisas sobre la muerte del viejo sheriff lo llevan enseguida a sospechar del alcalde, que pronto se arrepiente del nombramiento que ha hecho. Contrata para enfrentarse a Tom nada menos que a Billy el Niño, perejil en todas salsas. De lo mejor de la cinta el diálogo entre el pistolero y el abogado en el saloon ante todo el pueblo, jaquetón aquel y asustado y temeroso este. A todas las provocaciones del matasiete responde Tom con astucia, buen conocimiento del derecho, pero sin dejar de contar los disparos de intimidación de Billy.
Con su ejemplo, honestidad, buen sentido y sabiduría de las leyes, poco a poco va arrinconando al alcalde y afirmando en los vecinos el sentido de la justicia que tenían sometido por el cacique. En este sentido merece destacarse esta frase del viejo juez que muestra el cambio social que se está produciendo: "Llega un momento en la vida en que hay que elegir si un hombre deber seguir llamándose hombre".
Lafuente Estefanía
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8
24 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde las montañas nevadas llega Luke Smith, alias el Silencioso, aunque no lo suficiente para evitar la emboscada que le tiende la banda de los pérfidos hermanos Barton. Sin caballo debe subir en marcha al tren que hace la línea Nebraska Pacific, de la que es uno de sus agentes de seguridad. En el mismo tren y en la misma línea viaja su antiguo amigo Murray, jefe de la brigada ferroviaria que tiene como centro la ciudad de Medecine Bow, con quien consigue repeler el intento de los Barton por saquear el convoy.
Como resulta herido en el lance el silencioso Smith, a Murray no se le ocurre otra idea que llevarlo a su rancho donde, ¡zas!, se reencuentra con Miriam con la que mantuvo un antiguo romance antes de casarse con Murray. Eso se llama meter al zorro en tu gallinero, pero como parecen todos tan buenos amigos ...
Ningún comentario más sobre el argumento. En efecto, nos encontramos con un triángulo amoroso bastante clásico, adecuadamente adobado de sabotajes ferroviarios de los que se benefician algunos desaprensivos que debe buscar Smith. La trama está muy bien hilvanada con situaciones bastante creíbles, personajes perfectamente trazados, buenas cabalgadas finales y desenlace bastante "silencioso" y discreto. Enigmáticas las frases de póker que se cruzan los dos amigos cuando uno de ellos se encuentra a las puertas de la muerte. "No he tenido otras cartas para jugar la partida". "Pues yo he jugado con las cartas que tú me has dado".
Entre las curiosidades que advertimos, destacar la presencia en Medicine Bow de un vendedor ambulante que ofrece un "aceite de culebra india" que recomendaba para el insomnio y las neurastenias. Se trata de un remedio característico de la medicina china hecho con carne de culebra de río que, sin duda, llevaron a América los emigrantes contratados para la construcción de sus ferrocarriles. Usada en general para el dolor en forma de fricciones, en EEUU tiene hoy una clara connotación de fraude o de charlatanería por la exagerada ponderación que hacían los vendedores de sus cualidades, como mínimo cuestionables o difíciles de verificar.
A pesar de la escasa atención que en general ha merecido la cinta, creemos que bien merece darle un vistazo. Al menos para comprobar la solidez de su guión.
Lafuente Estefanía
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2
22 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Readmitido el estado de Texas en la Unión en 1870 tras la guerra de Secesión, se reanuda la serie de gobernadores con Edmund Davis que, según el guión de la película, es un auténtico dictador que cuenta para imponerse con una policía especial conocida entre los ciudadanos con el apelativo peyorativo de "panzas azules". Después de la derrota de los confederados del Sur a manos de los "azules" del Norte, vestir a la policía como los antiguos vencedores no dejaba de ser una provocación.
Pues bien, las violencias y atropellos de los "panzas" obligan al joven Kid a enfrentarse a ellos y, al ser perseguido, escapa para unirse a la "desesperada" a un veterano pistolero con su fachada egoísta pero que, en el fondo, esconde a un auténtico "bandido generoso", Cole Younger (Lovely), que contrasta con Frank, el amigo traidor de Kid que también pretende a la bella e insípida Lucy.
Pero sin duda el personaje más creíble con diferencia es precisamente Younger, pues el resto del reparto resulta bastante patético, lo mismo que el guión, los diálogos, el color y hasta el doblaje. A él debemos la frase con la que titulamos la reseña y es que, en efecto, malas, malísimas cartas debieron tocarle en esa mano al director para conseguir un resultado tan pobre.
Lafuente Estefanía
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6
22 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta amable de grandes cabalgadas por llanuras y montañas, con indómitos caballos salvajes que acaban siendo domados por bellas amazonas rubias con la ayuda de antiguos pistoleros de familias que se odian a muerte. Podría haber sido una nueva versión de Romeo y Julieta, salvo que aquí estamos en un Oeste comprensivo.
Al margen de la belleza de los paisajes, de la música y del colorido, nos encontramos con una joven de buena cuna descontenta con el papel secundario de la mujer en los ranchos, "Siempre he odiado ser una chica". Frente a ella, el joven pistolero que se aparta voluntariamente de la violencia de su familia buscando la rehabilitación. Era difícil en aquellos lugares lograrla, la experiencia de las películas vaqueras es en este sentido muy negativa. En este caso no, ya hemos dicho que se trata de una cinta amable en la que disfrutarán los amantes de la equitación y de la doma, con imágenes muy logradas de caídas de jinetes y de derribos de caballos, especialmente la carrera del final.
De todas formas, dentro de la modestia de las pretensiones de la obra cabe objetar que en todo momento se habla de caballo alazán para referirse a "Rayo negro", el caballo conductor de la manada salvaje. Pues bien que quede claro que la capa alazana de los équidos corresponde a un color rojizo que tiende a rubio en las crines y cola. Nunca de color negro como se pretende aquí, aunque los pelos rojizos que dan esta capa pueden tener diferentes tonos. De hecho es uno de los tres colores básicos de los caballos, y está presente en todas las razas equinas. Por lo demás es un caballo de potencia y resistencia, como indica el refrán que da título a nuestra reseña.
Lafuente Estefanía
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