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Críticas de Caith_Sith
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Críticas 1.688
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
15 de enero de 2015
141 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Birdman" es una película sobre la imagen, a todos los efectos. En el práctico, en lo que se ve, en lo que llamamos 'forma', es un film que puede calificarse como un tour de force de su realizador Alejandro González Iñárritu, que opta por los largos planos secuencia en primera instancia, y por las elipsis como segunda. Su cámara planea por cada parte del escenario, busca el encuadre, se corrige, orbita y fija la atención en un punto, creando un film casi musical en cuanto a la composición de los elementos en pantalla, coreografiando cada entrada y salida del plano con la pericia de alguien que sabe lo que quiere hacer, con una memoria visual capacitada para crear y mostrar de forma simultánea. Las elipsis son naturales, y se emplean no sólo de la forma habitual (plano fijo de una puerta de día, timelapse instantáneo a la noche, la misma puerta) sino de forma más imaginativa (cámara en una zona superior, con varios personajes; se desliza, apunta al suelo, los personajes se han desplazado). En este aspecto, creo que "Birdman" es una película realmente sólida, notable, en la cual Iñarrritu demuestra que puede hacer sencillamente lo que le de la gana. Habrá quien lo encuentre artificial; en mi caso, simplemente me parece una decisión estética que se salda con nota bien alta. Todo sea por la Imagen.

En lo que se cuenta, lo narrativo, "Birdman" también va sobre esa imagen. El que lucha por destruirla (nunca mantenerla) es su protagonista, Riggan, un actor venido a menos que tuvo un momento de fama en los 90 interpretando a un superhéroe y que tras rechazar realizar una de las secuelas del film, cayó en el olvido. Ahora, busca recuperarse a través de una obra de teatro producida, escrita e interpretada por él mismo. Al tiempo, aspira a recuperar a su familia, ya rota, y todo esto sin salir prácticamente nunca de las cuatro paredes de un gran teatro. La imagen es difícil de romper, porque todos tienen una expectativa de lo que puede hacer basa en qué hizo en el pasado, nadie le toma en serio y la prueba evidente es que la incorporación de un actor de soporte supone, directamente, el impulso -o la inyección económica- que genera que todo siga adelante. Él, Riggan, sólo es 'Birdman' sin el traje. Su alter-ego le atormenta, tratando de hacerle volver a lo que ya hizo, abandonando lo nuevo para abrazar lo viejo, lo que ya conoce. El duelo se produce en tiempo real, como proyección física de sus pensamientos. Riggan no es libre. Su imagen pasada impide reflejarse a la del ahora, el presente. Y quizá, la del futuro.

Cuando "Birdman" termina, lo hace con una imagen preciosa, y ambigua. Volvemos así a lo visual, a la importancia de la imagen, para entender cómo la película que ha resucitado a Iñarritu a nivel creativo (recordemos que su película anterior, la infame "Biutiful", pudo haber echado por tierra su carrera) también puede hacer lo propio con Michael Keaton, actor que interpreta a Riggan. Cómo su imagen, como pasa con Robert Pattinson en "Cosmópolis", es simbólica (¿un actor que interpretó a un superhéroe en los 90 y que tras dejar al personaje, se cayó del star-system?) y fuerte. No quiero terminar esta pequeña disertación sin apuntar al notable trabajo de todo el reparto (Naomi Watts, recuperada, bien vale su peso en oro; Emma Stone, por favor, nunca cambies de agente; Norton, muy grande) y a los temas que aborda. Que los hemos visto antes, sí, y mejor ("Perfect Blue", de Satoshi Kon) pero cuando se sirven con chispa, gracia y talento, como es el caso, nunca están de más. Una nueva compañera de juegos para películas de la altura de "Vania en la calle 42" o "Vous n'avez encore rien vu", de Malle y Resnais respectivamente.

P.D: Veo mucha confusión sobre el final de la película, aunque creo que es fácil descifrarlo. Paso al 'spoiler'.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caith_Sith
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5
26 de diciembre de 2014
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de "The Interview" no es la propia película, sino todo lo que ha generado su cancelación/prohibición para posteriormente ser convertida en una especie de mártir por la libertad de expresión que ha hecho que el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, saliera a la palestra a defender la no-censura por parte de un régimen extranjero y totalitario. Tampoco quiero hacer aquí un resumen de todo lo sucedido pero creo que es necesario contextualizar dado que lo que tenemos aquí no es más que una comedia de vuelo raso con una muy, muy buena idea y una ejecución poco más que aceptable. Así pues, todo se ha sobredimensionado por su premisa (dos periodistas son enviados a Corea del Norte con una misión encubierta para asesinar al líder del país, Kim Jong-Un), que ha derivado (aparentemente) en los hackeos a Sony Pictures, la filtración de sus emails, de varias películas ("Fury" o "Annie", entre otras) y las amenazas de convertir el estreno de la película en un "nuevo 11-S". No sé cuánto hay de verdad en todo esto pero lo dicho: esta película, la que se ha montado en torno a "The Interview", es mucho mejor que la que han filmado Evan Goldberg & Seth Rogen. Eso sí, la de 'verdad' no tiene ni pizca de gracia y el chiste de los responsables de "Juerga hasta el fin" (This Is the End, 2013) tiene sus momentos.

Explicado el punto de partida de "The Interview", convendría aclarar que esto no es lo único bueno del film, y que si bien arranca a marchas forzadas sobre todo por el excesivo, incluso por momentos insoportable personaje de James Franco, poco a poco va desarrollándose con soltura hasta aproximadamente la hora de película. En cuanto aparece en pantalla Kim Jong-Un, la película se viene un poco y cae en lo convencional con la tradicional división de puntos de vista, los cambios de planes e ideas, las dudas y todo lo que generan... lo que hasta entonces había sido una sátira aceptable, no tanto de Corea del Norte como de la propia forma en que funciona la televisión y cómo sus figuras visibles son en realidad unos capullos integrales, se convierte en una película cómica con instantes bien capturados y otros de un humor grueso y sin ningún tipo de gracia. Lo peor de la película es que indistintamente del contexto, podría suceder en cualquier otro sitio y daría igual porque el objetivo no es tanto promover un mensaje como simplemente levantar un poquito de polvo. Dicho de otra forma, que aquí no hay nada realmente mordaz, apenas encontramos chistes con algo de gracia, un monólogo de Paramount Comedy, dicho de otra forma. Se ve con soltura, sus buenos momentos se agradecen pero a "The Interview" le sobran veinte minutos, le falta la mala hostia que tenía "Team America: La policía del mundo" (Trey Parker & Matt Stone, 2014) y carece del golpe final que contenía el anterior film de Goldberg & Rogen (aunque eso era insuperable, dicho sea de paso). Se ve, se olvida, y no merecía tanta atención mediática: es bastante inofensiva. Una especie de "Hot Shots"/"Top Secret" aplicada al modelo Apatow.
Caith_Sith
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3
23 de diciembre de 2014
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos los géneros cinematográficos, creo que el musical es el más complicado de abordar. Sí, se puede hacer por relativamente poco dinero y no implica grandes gastos a nivel tecnológico. Pero una película bélica, o una cinta de superhéroes o criaturas gigantescas, se puede solucionar en la postproducción. Con los musicales hay que tener, como poco, algo de idea de lo que se está filmando y además hay que controlar muy bien el ritmo de las secuencias y la forma en la que la coreografía encaja con la letra de las canciones, entre otras cosas. Después de ver "Annie" todo lo anterior asalta mi mente porque quizá sea el peor musical que haya visto en años, un desastre perpetrado por el incompetente de Will Gluck, que es incapaz de mostrar un solo momento verdaderamente rítmico o 'musical' en el que se sienta que la música fluye con naturalidad. El montaje es malísimo en los momentos cantados, habiendo cortes cada cinco segundos, añadiendo primeros planos, o planos generales de la ciudad (?), o contraplanos con caras de asombro para que veamos de forma directa -y arbitraria- el impacto que la letra está teniendo en los personajes hacia los que va dirigida.

Tiene mérito haberse cargado así un material sólido, a todas luces, pues aunque no considero una gran película la "Annie" de John Huston y no conozco el musical de Broadway, en el primer caso es un film que encaja perfectamente como cine musical: secuencias con coreografías y momentos bien ejecutados, con ritmo, cierto sentido, y unas letras aplicadas a un contexto y lugar que funcionan. El "Tomorrow" de la Annie de 1982 explicita el deseo de esa niña de un futuro mejor. En la Annie de Will Gluck, el "Tomorrow" sólo reitera el drama mal ejecutado de la niña protagonista, por cierto de una de las formas más pobres que recuerdo. Vistas en paralelo (yo las visioné el mismo día, por aquello de comparar) se entiende que una sea mala y otra, sin ser buena, al menos sea aceptable y tenga algún momento interesante. Mención al margen merece el casting de esta nueva Annie, con unos niveles de infamia en los que Cameron Diaz brilla como la más hostiable del pack, interpretando a una cuidadora de niños que bien podría ser (y al menos esto es consciente, un personaje lo evidencia en el film) una mujer de la calle. Lo peor es cómo su interpretación está completamente condicionada por dirigirse hacia niños, sobreactuando hasta límites difíciles de soportar.

Lo mismo se puede decir del resto del reparto, que está ahí para reirle las gracias a Quvenzhane Wallis (que va a durar en el cine dos telediarios, por cierto) o para ponerle cara de lástima. Realización pobre, pero pobre de verdad, unas interpretaciones de ver y no creer y lo peor de todo, un guión que se pasa de obvio y que hace que los personajes cambien de motivaciones por motivos azarosos, sin absolutamente ningún trabajo de desarrollo (en el film de 1982 la cosa está infinitamente mejor narrada). Por no hablar del mensaje, claro... que en esta nueva versión es ciertamente peligroso. Lo único que se puede decir a favor del film es que las canciones no son malas, pero claro, son -salvo en tres casos- las mismas que antaño. Y las nuevas, escritas por Sia, personalmente me gustan ("Opportunity", "Who Am I?") porque soy muy blandito pero sus letras son bastante obvias, así que tampoco es que sean piezas extraordinarias. Cada punto otorgado a la valoración final va dedicado pues a cada una de las canciones que me gustan. Un generoso tres para una de las peores películas de 2014. Al menos, una de las peores salidas de un gran estudio.
Caith_Sith
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7
17 de diciembre de 2014
119 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se me ocurre mejor regalo de navidad que el regreso de "Black Mirror". incluso cuando -como es el caso- no es en formato serie de tres episodios, sino con un film de poco más de setenta minutos. No obstante como es habitual, Charlie Brooker se las ingenia para aprovechar cada uno de ellos diseñando una pesadilla tecnológica que podría adquirir presencia y cuerpo pasado mañana, porque le mérito de la serie es cómo coge ideas del día a día y las traslada a un futuro hipotético sin alzar demasiado la ceja ni abrazar la pura fantasía. Dicho de otra forma, que simplemente agrava o magnifica; no crea: el presente es suficientemente terrorífico como para no necesidar de nuevas ideas. El punto de partida aquí es una cena de navidad que está teniendo lugar en una casa en la que conviven un hombre hablador y abierto, y otro cerrado en si mismo. Con la excusa de contar varias historias para de una vez por todas abrirse y conocerse, arranca lo que está destinado a ser un pequeño clásico televisivo para ver por estas fechas. No a la manera de Frank Capra, claro, pero si estáis leyendo esta crítica es que sabéis cómo se las gasta "Black Mirror" y qué bazas juega para posicionarse como una de las grandes ficciones del siglo XXI.

Porque lo que puede salir mal, con Brooker se magnifica, y aunque algunos de los temas que se abordan en estas tres historias interrelacionadas que confirman "White Christmas" ya los hemos visto en la serie (el de la segunda, por ejemplo, con Oona Chaplin) nos importa poco porque en sus últimos 10 minutos todo se consigue encauzar por el mejor de los caminos y se crea la magia de hacer ver algo diferente. ¿Mala hostia? Hay para dar y tomar en una conclusión terrible que nos habla sobre hasta donde podemos llegar por la obsesión y se plantea un futuro tecnológico totalmente viable en el que el 'block' del Twitter o el Facebook se aplica a la realdiad terrenal con consecuencias esperables, a una alternativa a este mundo en la cual no hay posibilidad de elección: ¿dentro, o fuera del sistema? Lo mismo da. En el fondo todos somos voyeurs de lo que nos rodea y "Black Mirror" se limita a apuntarnos con el dedo y demostrar, con ideas cotidianas -las redes sociales, los reality shows, el historial del navegador, etc, por citar temas de la serie- cómo podemos llegar a límites absurdos si el mundo sigue girando tan rápido como en la actualidad. "White Christmas" se beneficia de la fuerte presencia de actores como Jon Hamm, Rafe Spall, Oona Chaplin o Natalia Tena pero lo cierto es que no necesitaba de 'estrellas' para dejar en estado de shock: con este planteamiento, su magnífico tramo final y la conclusión que deja, su poso, es suficiente.

Más "Black Mirror" es lo que necesitamos, Brooker. Necesitamos más de esta droga hiperreal que tan pronto entra como sale por nuestras retinas, aunque se asegura de que no la olvidemos con facilidad.
Caith_Sith
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5
17 de diciembre de 2014
96 de 145 usuarios han encontrado esta crítica útil
En base a lo que he visto, creo que James Marsh es mucho mejor documentalista que realizador de cine de ficción. Me baso en dos trabajos tan sólidos como lo fueron "Man on Wire" y "Proyecto Nim", ambos contados con emoción, intensidad e incluso algo de intriga. Sin embargo, todo esto parece ausente en sus largometrajes convencionales. Con "Shadow Dancer" se limitaba a bordear el mundo del IRA y cómo este afectaba a varios personajes, logrando sólo en algunos momentos crear verdadero vértigo y convirtiéndose por tanto en una película algo innane, desaprovechada por su tema y punto de partida. Con "La teoría del todo" creo que pasa algo parecido pero además hay que sumarle dos factores. El primero, que Marsh ha hecho una película 'de premios,' y con ello se ha relajado en el academicismo. Apenas hay personalidad detrás de las imágenes, un valor que si se encontraba en su obra previa. El segundo, que parecen coexistir dos films diferentes en tono y vuelo artístico, aunque esto intentaré explicarlo de forma más detallada.

Como todos sabéis, "La teoría del todo" narra la historia del astrofísico Stephen Hawking desde los años 60, momento en el que se encontraba cursando sus estudios univesitarios y aún no era Doctor en su materia. La primera media hora de la película gira en torno a este hecho y no hay grandes sobresaltos, está todo realizado con piloto automático, con algún momento demasiado idealizado (en encuentro entre Stephen y Jane) pero aún así aceptable. El problema llega luego. Marsh no sabe controlar su instinto más primario y eventualmente introduce en la película momentos que buscan los lagrimones de forma constante, con música vergonzosa (no porque sea mala, sino por cómo se utiliza; de hecho la banda sonora de Johann Johansson es muy buena), ralentizaciones, primeros planos de ojos llorosos o flashbacks de esos de ver y no creer. Los diálogos tampoco ayudan, cursis a morir. Esto ocurre eventualmente, no siempre, pero cuando sucede es imposible disfrutar con una película que te está clavando un alfiler continuamente intentando dirigir tus emociones... y que encima falla en el intento.

Cuando Marsh se relaja la cosa va mucho más lejos, porque "La teoría del todo" es un film sólido, con buen armazón técnico, un acertado uso (a veces) de los primeros planos, con desenfoques oportunos para mostrar ese proceso de paralización del cuerpo, esos ojos expresivos tratando de buscar La Verdad. Sus picos (pienso en esa secuencia subjetiva filmada a través del jersey, o el intento de subida por la escalera) son muy elevados pero la película está continuamente peleando consigo misma: ¿ser un biopic de autor, con personalidad -pienso en "Amadeus"- o limitarme a hacer algo premiable? Ese es el dilema la que se enfrenta una producción a la que le auguro buen recorrido entre cierto público pero que si destaca por algo no es por la dirección de James Marsh, ni por el guión de Anthony McCarten. Sino por la extraordinaria entrega de Eddie Redmayne como Stephen Hawking, en un papel que era muy fácil que cayera en la caricatura pero que él consigue defender con fuerza y aplomo. A su lado, Felicity Jones levanta también un personaje muy solvente que consigue que la película se eleve pese a todos esos momentos irregulares que rompen por completo el hechizo. Si atendiera a esto último podría suspender la película sin problema (los niveles de infamia rozan lo desesperante) pero también tiene méritos, eso es innegable.
Caith_Sith
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