Es “American Gangster” una de esas recientes películas donde las pretensiones estropean el paisaje. Películas de excelente nivel técnico, de metraje interminable, de grandes actuaciones y de fallido guión. Películas donde prima más la estética que lo que se cuenta, donde priman más las caras de las estrellas de Hollywood que lo que nos cuentan sus protagonistas.

La película cuenta con un guión desestructurado, con multitud de información que escapa al espectador, con muchas escenas que tenían que haber sido eliminadas del montaje y con un ritmo demasiado lento para este tipo de películas. Empieza a ser habitual en los esquemas de los grandes estudios descuidar el guión de mala manera. Utilizar todos los recursos para empaquetar bien el producto y malvender la calidad final del film. Es como buscar un hermoso papel de regalo hecho de tela de seda y con ribetes de oro, para envolver un simple bote de gel.

Ridley Scott, como no hace mucho hizo Spielberg o poco después de Niro, nos quiere impresionar con una gran puesta en escena, con una excelente fotografía y con dos pedazos de actores que lo dan todo en pantalla, que convencen y que entusiasman. Pero no es suficiente. Falla porque “American Gangster” llega a aburrir, sobre todo en el principio, porque su forma de narrarla no me convence, porque quitando a Denzel Washington y Russell Crowe lo demás es fuego fatuo.

No es una película que pasará a la historia. No es el señor Scott, un director que en los últimos quince años me haya entusiasmado y ni es “American Gangster” el peliculón del que tanto he oído hablar.