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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama. Romance Will (Jude Law) y su amigo Sandy (Martin Freeman) dirigen en Londres una floreciente empresa de paisajismo que acaba de mudarse a King’s Cross, el más ambicioso centro de renovación urbana europea. La empresa sufre reiterados robos por parte de una banda de ladrones. Harto de esta situación, Will persigue a uno de ellos hasta el apartamento que comparte con su madre Amira (Juliette Binoche), una refugiada bosnia. Will vive con su novia ... [+]
8 de enero de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se ha criticado a Anthony Minghella con motivo del estreno de esta atípica película. Y muchas de esas críticas son desde luego infundadas, ya que las hacen los mismos que en su momento ensalzaron las enormes virtudes de sus tres mega- adaptaciones literarias: Cold Mountain, El talento de Mr Ripley y El paciente Ingles, y ahora las critican como meros ejercicios de estilo. Como ha ocurrido con la que aquí nos ocupa, una película sutil, nada evidente, simbólica (por lo que todos los que le acusaban de grandilocuente deberían rectificar), en la que se muestra el choque de culturas de una manera precisamente mucho menos grandilocuente que otras muestras mucho más evidentes y diríamos fáciles como las laureadas Crash, o incluso Babel.

La propuesta minimalista de su director resulta plenamente subyugante, hipnótica, como lo son las duras relaciones entre sus personajes, hondas, complejas, y representadas por unos actores en estado de gracia. Desde Jude Law, que hace comprensible su difícil personaje, dándole una complejidad total a la vez que abandona ciertos vicios interpretativos adquiridos, Juliette Binoche, creíble en todo momento en su papel gracias a su profesionalidad a la hora de encarnarlo, con acento incluido, of course, y tan absolutamente sutil que un solo gesto suyo esconde una cascada de emociones; Robin Wright, actriz que merecía mucha más atención en su carrera, por interpretaciones tan puras como las ofrecidas en Forrest Gump, Mensaje en una Botella, Hurlyburly o Una casa al fin del mundo, que ejerce aquí un papel de gran peso dramático sin histrionismos ni excesos, sino con una capacidad increíble de registros, como la película en sí; Vera Farmiga, con un rico papel, el único cómico pero aún así creíble del metraje, o el joven Rafi Gavron, que transmite en todo momento un abanico de sensaciones en su personaje, parco de palabras pero extremadamente sensible en su caracterización.

Breaking And Entering no es una película fácil, pero desde luego si es una buena película, a la vez que es dura al mostrar la cara menos complaciente del ser humano corriente y rutinario. Su sutil historia de choques tal vez peca en exceso de trascendencia, pero como en toda su filmografía, Anthony Minghella no solo filma con un gusto exquisito e innovador, sino que cada fotograma tiene una razón de ser, así como cada palabra de un guión original que sabe transmitir en todo momento algo tremendamente propio (y difícil) de los humanos: los silencios y las distancias.
jaly
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