Simpática película que no consigue trascender de esta sensación debido a un problema esencial que lastra todo su metraje: un guión trillado, algo pretencioso y desaprovechado, repleto de ideas pero ávido de credibilidad y emociones, lo que acaba pesando sobre la descripción de algunas situaciones y de unos personajes o bien no del todo desarrollados (como los de Pilar López de Ayala o Concha Velasco), o bien excesivamente unidimensionales (como los de Ariadna Gil y Jorge Sanz), y una dirección podríamos decir confusa, ya que se apoya en la mayor parte del metraje en la cotidianidad y los lugares comunes, pero acaba acertando en las episódicas y esporádicas incursiones poéticas que se convierten en las partes más emocionantes de la cinta, por otro lado mayoritariamente bien interpretada, comenzando por Alejo Sauras en un digno esfuerzo por poner distancia de sus insoportables creaciones de pajillero - adolescente; López de Ayala con un magnetismo y una naturalidad que embolican a la cámara; Juan Echanove, el mejor de la cinta en una creación conmovedora; y Ariadna Gil y Concha Velasco tan bien como siempre.
Una entretenida comedia dramática sobre el proceso de madurar, que distrae pero no apasiona.