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Voto de Randall:
10
2008
Vince Gilligan (Creador), Michelle MacLaren ...
8,8
104.378
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
8 de junio de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la espera de que salga la quinta temporada de esta serie, y tras haberme puesto al día en un maratón de varios capítulos por jornada, hago esta crítica con conocimiento de causa. Algunos opinan sobre una serie nada más ver el episodio piloto, pero en mi caso prefiero optar por ver todos los capítulos antes de hablar (salvo que la serie sea tan tediosa que la abandone tras la primera hora, en cuyo caso ni me molesto en dar mi opinión). Al principio no me atraía mucho el argumento, puesto que series y películas sobre el mundo de las drogas, los traficantes y las mafias abundan en exagerada demasía (Los Soprano, por ejemplo, acabó hartándome por la lentitud de su desarrollo, no sin antes haberme tragado las cuatro primeras temporadas completas), pero en este caso celebro haber dado el paso de atreverme a conocer a los señores White y Pinkman. Empezar diciendo que el título es acertadísimo (creo que se traduce como “volviéndose malo” o algo por el estilo), porque el protagonista (Bryan Cranston, al que ya consideraba genial en su vis más cómica, y que demuestra dominar con creces todos los registros interpretativos) sufre una progresiva metamorfosis de la inocente campechanía y sosería diaria de un pater familias ordinario al más oscuro egoísmo y ansias de acumular ganancias. Una serie imprescindible que aúna el drama más visceral con la acción, todo ello aderezado con ironía y cierto toque humorístico, y donde los giros argumentales sirven para desear con ansias cada nuevo episodio. La ambientación también juega a favor de la serie, en esa tierra de nadie que es la zona fronteriza USA/Mexico, con esas casas que son como islas en medio del desierto, y donde parece que el vecino más próximo está a kilómetros de distancia, con carreteras polvorientas y demás ingredientes que nos hacen recordar con nostalgia las buenas road movies de antaño; en esos solitarios y lejanos lugares todo puede ocurrir, con el abrasador sol como único testigo. La única crítica que le hago a esta serie por lo demás perfecta es que los supuestos personajes hispanoamericanos tienen un pésimo español, cosa que a lo mejor el televidente estadounidense no sabe apreciar, pero que a los que tenemos la lengua de Cervantes como nativa nos choca bastante (Gus no tiene un ápice de acento chileno, y el español lo chapurrea bastante mal, amén de otros personajes supuestamente latinoamericanos en los que salta a la vista que tienen el inglés por lengua materna y que las frases en español las llevan apuntadas con pronunciación incluida). Mención aparte debo darle a un capítulo que muchos consideran de relleno, pero que para mi es una obra maestra a pesar de que no cuenta nada importante con respecto al argumento; estoy hablando del episodio titulado The fly (La mosca), donde nos encontramos con una situación surrealista a la par que claustrofóbica, y donde la simbiosis del dúo protagonista sale a relucir, reforzándose nuestra empatía (y simpatía) hacia ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Walter White: En un principio cae bien y uno se apunta a su justa causa de conseguir dinero para que no le falte a su familia tras su ausencia. Pero episodio tras episodio vemos que va aflorando en él una maldad y un sadismo frutos de la pura avaricia (sobre todo por las malas compañías y ver el lado más bajo y oscuro de su sociedad), y el altruismo da paso al simple egoísmo y la enfermiza obsesión de ganar más dinero a toda costa, unido al hinchado orgullo con respecto a la patente de su producto. El punto álgido de su caída a los abismos infernales se produce cuando cruelmente decide dejar morir a la novia de su supuestamente querido amigo y compañero de negocios Jesse Pinkman, lo que desencadena una tragedia aún mayor, momento en el que dejó de tener todas mis simpatías.
Jesse Pinkman: Drogadicto, pero de buen corazón. Pese a todos sus errores, uno no puede evitar perdonarle debido a la inocencia que exhuma. Es el más carismático de los personajes, mucho más humano que el glacial White. Su lealtad hacia su maestro se justifica por el cariño que éste le tiene, al punto de considerarlo como un hijo (y como si padre e hijo fueran tienen unas peleas colosales).
Skyler: Al principio solo parecía un tanto frígida, pero se le perdonaba por ser una esposa modelo en lo demás. Sin embargo su máscara cae y la descubrimos como la más zorra entre las zorras (y ella misma se proclama así). Otro calificativo no se le puede dar a esta mujer que predicaba amor infinito e incondicional hacia su marido, un amor que se esfumó en el momento en que aquél le confiesa su ilegal negocio secreto. Su falsedad es manifiesta; ante la menor amenaza a su persona pasa del amor al odio conyugal sin escalas, al punto de comenzar a revolcarse con su jefe a los pocos días de descubrir la identidad secreta de su marido.
Gustavo Fring: Malo, malo y más malo, pero las circunstancias así lo han moldeado, y respectivos flashbacks justifican su actuación, llegando a compenetrarnos con su filosofía de vida, si bien es cierto que volviendo al presente ansiamos que White o Pinkman acaben con él de la forma más salvaje (su última escena en la que se acomoda el nudo de la corbata es radical, con la ironía marca de la serie).
Saul Goodman: El abogado cutre de anuncio, con despacho y secretaria casposos. A pesar de que su personaje es lo más rastrero que se pueda uno encontrar, no deja de ser comiquísimo, y protagoniza muchas de las escenas más histriónicas de la serie. Lo mejor es que también va demostrando con el tiempo ser persona que nunca traicionaría la confianza depositada en él. Bob Odenkirk simplemente borda su papel, con ese flequillo, esos gestos exagerados y una forma de hablar de lo más peculiar, por eso siempre es recomendable ver las series en versión original, pues dobladas pierden mucho. Por eso “better call Saul”.
El oso de peluche fucsia: Cuyo siniestro ojo le recuerda a Walt su mala acción y todas sus consecuencias.
Jesse Pinkman: Drogadicto, pero de buen corazón. Pese a todos sus errores, uno no puede evitar perdonarle debido a la inocencia que exhuma. Es el más carismático de los personajes, mucho más humano que el glacial White. Su lealtad hacia su maestro se justifica por el cariño que éste le tiene, al punto de considerarlo como un hijo (y como si padre e hijo fueran tienen unas peleas colosales).
Skyler: Al principio solo parecía un tanto frígida, pero se le perdonaba por ser una esposa modelo en lo demás. Sin embargo su máscara cae y la descubrimos como la más zorra entre las zorras (y ella misma se proclama así). Otro calificativo no se le puede dar a esta mujer que predicaba amor infinito e incondicional hacia su marido, un amor que se esfumó en el momento en que aquél le confiesa su ilegal negocio secreto. Su falsedad es manifiesta; ante la menor amenaza a su persona pasa del amor al odio conyugal sin escalas, al punto de comenzar a revolcarse con su jefe a los pocos días de descubrir la identidad secreta de su marido.
Gustavo Fring: Malo, malo y más malo, pero las circunstancias así lo han moldeado, y respectivos flashbacks justifican su actuación, llegando a compenetrarnos con su filosofía de vida, si bien es cierto que volviendo al presente ansiamos que White o Pinkman acaben con él de la forma más salvaje (su última escena en la que se acomoda el nudo de la corbata es radical, con la ironía marca de la serie).
Saul Goodman: El abogado cutre de anuncio, con despacho y secretaria casposos. A pesar de que su personaje es lo más rastrero que se pueda uno encontrar, no deja de ser comiquísimo, y protagoniza muchas de las escenas más histriónicas de la serie. Lo mejor es que también va demostrando con el tiempo ser persona que nunca traicionaría la confianza depositada en él. Bob Odenkirk simplemente borda su papel, con ese flequillo, esos gestos exagerados y una forma de hablar de lo más peculiar, por eso siempre es recomendable ver las series en versión original, pues dobladas pierden mucho. Por eso “better call Saul”.
El oso de peluche fucsia: Cuyo siniestro ojo le recuerda a Walt su mala acción y todas sus consecuencias.