Pixar, esos genios de la animación. Parece mentira que ya haya pasado tanto tiempo desde aquella primera vez que lograron encandilarnos con su "Toy Story". Desde entonces, grandes obras maestras ("Up", "Wall-E") y alguna que otra decepción (las que menos, como "Cars"). Entre medio la película que nos ocupa: "Monstruos, S.A." y que aparte de ser una de sus primeras obras puede considerarse como la consolidación del estudio después de su gran trabajo con la historia de Woody y compañía.

El desarrollo de la historia es de corte simple, no obstante hablamos de una película dirigida principalmente a un público infantil (que no es lo mismo que solamente a ellos). Protagonistas buenos que deben echar abajo los planes urdidos por los malos malísimos. Tampoco es que se necesite más, porque lo importante en "Monstruos, S.A." no es la originalidad de su estructura, tiene otras virtudes.

Una de ellas es la originalidad, esta vez sí, de la idea que da forma a la cinta. Esa fábrica de gritos, esa ciudad de monstruos, ese cambio de roles en los miedos. Desde el primer momento en que "se levanta el telón" en la habitación de la primera escena, comienza la inmersión en esa realidad alternativa tan perfectamente singular.

El tono es eminentemente humorístico, con alguna que otra nota más emocional, especialmente hacia el final. El ritmo frenético ayuda a que todo fluya de forma perfecta y los minutos pasen volando. Cada personaje cumple su función a la perfección, Sully lleva el peso de la trama, Mike el peso humorístico y Boo pone la mezcla de desorden y ternura. Luego hay algunos secundarios, no muchos y con apenas importancia, pero que ofrecen la variedad suficiente para no caer en la repetición.

Por supuesto y como es habitual con Pixar, encontramos diversos gags o intepretaciones de los mismos dedicados al público adulto. También hay autoreferencias propias tanto a su pasado como a su futuro (futuro del 2001) inmediato, con los juguetes de Jessie de "Toy Story" o de Nemo. Mención especial también a esa genialidad de "falsas tomas falsas" de las que podemos disfrutar en la primera parte de los créditos (resulta que Roz es una artista de la comedia) y también a ese musical nacido de uno de los propios gags de la película que nos brindan en la segunda parte de los créditos.