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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Serie de TV. Animación. Infantil Serie de TV (1986). 26 episodios. Serie de animación infantil con vocación didáctica. "Érase una vez... la vida" explica, de forma simple y amena, diferentes aspectos sobre la anatomía humana, enfermedades o, por ejemplo, como se oxigena la sangre y como cicatriza una herida. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El productor y cineasta de la televisión francesa, Albert Barillé, aunque nacido en Varsovia (Polonia), encontró la fórmula de enseñar divirtiendo a varias generaciones de niños del mundo entero. Cerca de un centenar de horas de divulgación científica, antropológica, aventurera y viajera; que fue desgranando por las televisiones de todo el mundo, desde el año 1978 en que comenzó con: Érase una vez... el hombre; hasta el 2008 con: Érase una vez... la Tierra; diferentes temporadas que dividió en 26 episodios de 25 minutos cada uno...; decía, que esta ingente cantidad de necesaria y valiosa programación infantil, pertenece a la Edad de Oro de la televisión pública y de interés didáctico y humano.

30 años comunicando con tal acierto que, a pesar de todas las posibilidades técnicas actuales, en nuestros días no hay animadores que consigan transmitir con esa facilidad y gracia. Hasta el punto de que aquellos dibujos no solo contaban con la simpatía de los más pequeños, padres y abuelos aprendieron mucho con ellos.
No hace mucho he visto algún capítulo y su valía continúa siendo innegable, porque hay cosas que no cambian y los linfocitos, las plaquetas, las vacunas, los hallazgos históricos, los exploradores, la ciencia, el espacio..., siempre estarán ahí.

La temporada que hoy nos ocupa se tituló en España: Érase una vez... el cuerpo humano, y para afirmar el gran interés que despertaba, decir que fue creada, por Barillé, en los estudios Procidis, pero producida por las televisiones públicas, además de la francesa, de Canadá, España, Bélgica, Paises Bajos, Suiza, Japón...

Me recuerdo, con veinte años, viajando en rápidas naves con los glóbulos blancos, por todos los recovecos del cuerpo y a todo trapo, para atacar a los invasores y a las células infectadas que se querían introducir y expandir tras una herida o un fallo inmunológico. Es lo más cerca que he estado del sueño infantil de ser bombero.
Sinhué
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