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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
7
Drama Maloin es un vigilante de una estación de tren que, de forma casual, es testigo de un asesinato, y acaba haciéndose cargo de una maleta llena de dinero que trastocará para siempre su vida, acarreándole muchos problemas. Inspirada en la novela de Georges Simenon "El hombre de Londres". (FILMAFFINITY)
1 de enero de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, las propuestas cinematográficas de Béla Tarr, aún cuando como en este caso sea una adaptación de una novela de Georges Simenon, no tienen como principal objetivo el entretenimiento ni siquiera la tranquila contemplación de un largo plano sin aristas. El singular húngaro, co-partícipe en la mayoría de sus filmes con su esposa (Ágnes Hranitzky), puede cabrear mucho, muchísimo, a quienes (Boyero incluído) no quieren entender que el Arte del Cine puede desarrollarse al margen de la industria y el divertimento, sin perder la condición de ofrenda pública.
¿No merecen algunos "extraños" seres inteligentes libar en la versión filosófica y metafísica de las cosas? ¿Es aburrido indagar en la génesis de los hechos que desencadenan reprobables actos humanos? ¿Que se puede contar esto mismo con formulas más digeribles?, es posible; pero al autor le asiste el derecho de cincelar, con herramientas propias, su punto de vista sobre las cosas.

En su percepción constante sobre la influencia de las circunstancias en la vida de los hombres y mujeres, Béla Tarr y su guionista (László Krasznahorkai), ponen la lupa en aspectos menos lúdicos de la novela, del mismo título, del autor belga (francés); y cuestionan, como el propio y compasivo comisario Maigret las verdaderas razones de los pasos torcidos: pobreza, injusticia, explotación laboral...
Las preocupaciones de Maloin y los toboganes de su conciencia pasan a ser tuyos, a poca sensibilidad que demuestres.

Yo no disfruto con mi dolor ni con el de los demás pero, y volviendo al aprecio por lo diferente, me gustan los sabores amargos, los picantes; también los ásperos e inclasificables... Te obligan a contrastar, a descubrir que la realidad anida en las estaciones de tren, en los puertos y en sus bares; cada vez más alejada del empalagoso y adictivo dulce del ficticio, e inexistente, mundo de Hollywood y MacDonald.
Sinhué
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