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España España · madrid
Voto de pela:
9
Drama François es un joven profesor de lengua francesa en un instituto conflictivo, situado en un barrio marginal. Sus alumnos tienen entre 14 y 15 años, y no duda en enfrentarse a ellos en estimulantes batallas verbales; pero el aprendizaje de la democracia puede implicar auténticos riesgos. Al comenzar el curso, los profesores, llenos de buenas intenciones, deseosos de dar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. ... [+]
26 de diciembre de 2013
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Los problemas a la hora de educar a las generaciones más jóvenes han sido unos de los mayores quebraderos de cabeza para todas las sociedades a lo largo de la historia. El cine se ha encargado de recoger esta preocupación en películas de muy distinto signo y estilo como Rebelión en las aulas, La soledad del corredor de fondo, El club de los poetas muertos, La lengua de las mariposas, La ola, etc. La lista es tan interminable como irregulares sus resultados. A esa larga lista hay que incluir esta noble película que supone toda una original revisión de este particular subgénero cinematográfico.

En La clase volvemos a encontrar los mismos problemas que han estado presentes a lo largo de la historia en la educación de los adolescentes: la falta de respeto a la autoridad, la negación de la utilidad de lo que se está aprendiendo, la necesidad de autoafirmarse frente a la manada, y ese ansia de rebelión y anarquía que late en el corazón de los que todavía no han tenido que sufrir ninguna de las derrotas que te va inflingiendo la vida. Todos estos conflictos son universales, forman parte de la condición humana y a lo largo de los siglos seguirán presentes. Pero todas las épocas y todos los países tienen sus particularidades, y esta Francia de comienzos del siglo XXI está marcada por los problemas derivados de la inmigración y sus hijos. El estallido de violencia de los suburbios parisinos traumatizó a una sociedad que se dio cuenta que la insatisfacción de la 2º generación de la inmigración no podía seguir siendo ignorada.

Estilísticamente hermanada con el cine de los hermanos Dardenne y Ken Loach, La clase se centra en los avatares de un profesor y su alumnado en un instituto de barrio conflictivo francés donde todo el crisol de razas y culturas que representa la Francia de hoy está reflejado entre los muros de esta pequeña aula. El aula, la clase, el lugar de batalla: un campo de batalla en el estricto sentido de la palabra donde hay una lucha constante de un profesor intentando educar a un puñado de jóvenes; una batalla decisiva, encarnizada, contra la incultura, la indolencia, la exclusión; una batalla casi perdida de antemano pero que el intrépido educador se resiste a abandonar. Esa es la palabra que mejor define al protagonista, educador. No aspira a más: educar, hacer entender la importancia del lenguaje, de la educación, del respeto. Una lucha contra la cultura de masas, los problemas familiares, contra el abismo que se ha abierto entre generaciones y razas, una lucha que intuimos perdida.

La cámara sigue a esos jóvenes con absoluta neutralidad. Son vagos, talentosos, ignorantes, listos, indolentes, cariñosos, violentos, solidarios. Se les intuye su buen corazón, sus problemas, nos hacemos partícipes de sus avatares, llegamos a entenderlos tanto como a despreciarlos. Y a través de estos sentimientos nos sentimos como su educador: impotentes, aturdidos, sin respuestas, atropellados por una generación que no entendemos, que no nos entienden pero con la cual vamos a tener que convivir. Esta película nos pone esta realidad ante nuestras narices de modo brutal, arrollador y nos descubre la triste verdad: no tenemos ningún tipo de respuesta a este desafío
pela
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