Eddie "Fast" Felson nace directamente de la desolación, su horizonte es una mesa de billar, pero podía ser cualquier actividad donde el riesgo y la derrota estén presentes; ante eso el personaje renuncia a su destino, equivoca su vida y aunque pueda ganar al Gordo de Minessota es un perdedor como muy bien dice George C. Scott en la primera partida mítica contra su gran adversario.
La iconografía de los perdedores es la de esta película , blanco y negro lleno de asperezas , humos de agobios y esperas, luces apagadas y sombrias, espacios de perdidas y desesperanzas, figuras sin futuro llenas de desolación, vencidas por la vida; el triunfo y la derrota son lineas demasiados frágiles y Felson recobrará la lucidez tras un trayecto de profundo dolor, pero será demasiado tarde, atrás se ha dejado el alma. Siempre habrá un Bert Gordon que aniquilará los sueños, que los comprará por unos miseros dolares. El fracaso, la soledad me son tan cercanos que muchas de las escenas la siento como propia, como vividas.
Años más tarde Scorsese recuperó al genial Felson, su película aunque rodada con un estilo depuradísimo duele mucho menos.