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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
7
Drama. Comedia. Romance Wilbur intenta suicidarse, pero no lo consigue. A pesar de su singular magnetismo, especialmente con las mujeres, su ingenio y encanto, no consigue liberarse de su pesimismo. Harbour, su hermano menor, es, en cambio, un optimista irreductible que se ha propuesto hacer feliz a Wilbur. Los dos hermanos viven en Glasgow y regentan una destartalada librería que han heredado de su padre. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2007
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El espectador está de enhorabuena. El cine europeo atraviesa una buena racha.
Definitivamente, se ha dado la vuelta a la tortilla. Si hace apenas unas décadas nos mirábamos al ombligo cinematográfico norteamericano en busca de la inspiración y convicción suficientes para realizar nuestro propio cine, ahora deben de ser ellos los que se sientan totalmente desorientados ante tanta calidad ajena y vorágine comercial y obsesión por los beneficios (actualmente se están aprobando proyectos por valor de 300 millones de dólares, el presupuesto anual de algunos países). Prueba palpable de lo bien dotado que está nuestro cine europeo es Wilbur se quiere suicidar, que pudimos ver en primicia, junto a la italiana El último beso y la británica La madre, en el 11° maratón de los cines Van Dyck, conmemoración de su 25° aniversario.
Lone Scherfig es la artífice de aquel manual de Italiano para principiantes con el que nos sor prendió gratamente en el 2001 gracias a una envoltura, local y universal, y a una puesta en escena que bebía del decálogo Dogma. Apoyada en una interpretación coral rebosante de humor, destilaba la complicidad irónica necesaria para hacer creíbles unos personajes faltos de un amor con facultades curativas. Ahora, aunque sigue ahondando en la misma temática, se aleja de su anterior estética para abordar las clases bajas de Glasgow.
Con una sabia mezcla de comedia y drama, y una ambientación próxima a la sofisticación, la directora danesa fusiona amor, muerte y soledad al moldear unos personajes necesitados de afecto, con un enorme sentido de culpa, y al borde del precipicio.
Wilbur (genial Jaime Sives, premiado en la Seminci) quiere suicidarse, y a pesar de regentar una librería heredada de su padre, no es capaz de encontrar una buena razón por la que seguir viviendo. Harbour, su abnegado hermano, sólo tiene una preocupación: hacer que su Wilbur recupere el optimismo. Para ello, le acoge en su casa y le anima a que se busque novia (será vital la prueba de los lametazos). Pero falta Alice - y su hija -, recién despedida como limpiadora de un hospital, y la pieza imprescindible para cuadrar un triángulo de anhelos amorosos que dé sentido a sus existencias.
Bajo una cuidada partitura musical, estos rostros desconocidos, dúctiles, frescos y sin afectación, configuran un contenido armonioso despojado de la crudeza realista que les insufle la esperanza salvadora. Un solo lamento: que los protagonistas no gocen de la profundidad necesaria, que su desarrollo no esté a la altura de las presentaciones, pero sobre todo, que un personaje de la talla del suicida Wilbur, con tal complejidad y carga simbólica, con tantas expectativas, no lleguemos a conocerlo, de verdad, nunca. Un tipo con tanto ingenio (descubre a un descendiente del detective Sherlock Holmes), descaro e inteligencia debería tener muchas más cosas que decirnos.
La Maga
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