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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
6
Drama Adaptación del musical homónimo, que ganó un premio Emmy. Narra la historia de cuatro jóvenes de Nueva Jersey que iban por mal camino hasta que se unieron para crear el icónico grupo musical The Four Seasons”, liderado por Frankie Valli. La historia de sus esfuerzos, disputas y triunfos va acompañada de las canciones que influyeron en toda una generación. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2020
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La película que se merece Frank Sinatra, al cual Clint Eastwood no se corta en nombrar en Jersey Boys, la película sobre uno de los grupos más emblemáticos de los años sesenta: The Four Seasons. El director vuelve a la carga tras sus numerosas incursiones en la música como El aventurero de medianoche (1982) o Bird (1988) movido por su amor hacia el clasicismo musical. Y, si de clasicismo hablamos, Eastwood comparte todos los elementos del cine clásico para la producción de esta película de 2014; desde las básicas construcciones de sus personajes (muchas tomadas directamente del cine de gánsteres), su estructura argumental dividida en las líneas de los componentes de la asociación o incluso la estética, estrictamente similar a películas como Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990) o incluso Casino (Martin Scorsese, 1995). La historia, basada en la obra homónima de los guionistas y de la que se publicó el libro The True Story of the Jersey Boys: The Story Behind Frankie Valli and The Four Seasons (Jennifer Warner, 2014) narra la extensa trayectoria de los chicos de Nueva Jersey que, en sus coqueteos con la mafia italoamericana, subieron a la fama con su nuevo sonido, revolucionando la industria musical mientras se desmoronaban sus vidas. La fijación casi exclusiva en la música que ejerce el director californiano resulta sorprendente, bueno en cierta parte, pero muy delimitada por la ausencia de un fondo más profundo para comprender y seguir a Frankie Valli y sus chicos en su carrera hacia el estrellato.

Como ya sabemos, la capacidad que tiene el cine de Clint Eastwood para hacer del biopic una aventura sin dejarse caer en dramatismos baratos funciona, pero hasta cierto punto. Al igual que con Bird, ignora las escenas explícitas de los problemas del artista, en Bird con la adicción y, aquí, con las deudas fraudulentas que los integrantes van adquiriendo según avanzan, buscando un realismo suavizado que, cuando es roto como con la escena del coche, impacta sin expulsarnos del tono sobrio y directo que caracteriza al californiano. Desde el planteamiento que evoca irremediablemente a clásicos como Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984) o Uno de los nuestros, el director pone la escena, esculpida por sus personajes, una escena marcada por la oscuridad de los barrios marginales americanos por unos personajes anónimos que, como todos, desean dinero. A pesar de usar la mafia italoamericana como elemento circunstancial de sus personajes, representada de diez por un siempre enorme Christopher Walken, Eastwood aprovecha la motivación del esfuerzo y el trabajo, de la profesionalidad que luego volvería a retomar con Sully (2016) o Richard Jewell (2019), para hacer que sus personajes tengan la capacidad de elegir el camino fácil o el difícil. De ahí el desglose entre el mismo protagonista, Frankie Valli (John Lloyd Young) y Tommy DeVito (Vincent Piazza) para representar las posibilidades, donde el personaje de Walken, Gyp DeCarlo, constituye paradójicamente la misma cara de una moneda reafirmándolo mediante su personalidad y frases como ‘trabajando duro, lo demás llegará solo’.

Cuando Eastwood desea plasmar una época, lo consigue minuciosamente. En Jersey Boys la escenografía, crucial para situar a los personajes, está elaborada con mimo para representar la América de los años sesenta, utilizando la música como escaparate y a la banda de italoamericanos como dependientes que hacen un tour, guiándonos por un período glorioso antes que The Beatles o The Rolling Stones. La escena en la que Vallie y Bob Gaudio (Erich Bergen) entran en el edificio discográfico es sublime para esta acometida, suministrándonos los estilos musicales a través de una panorámica horizontal, suave, sobre la fachada del edificio donde podemos observar desde la lejanía que nos supone esa época, a través del frágil vidrio, la gama de voces emblemáticas y virtuosas que acuñaba esa América llena de anónimos en búsqueda de reconocimiento. A la hora de presentar la industria musical y sus tejemanejes, el director hace uso del histrionismo propio de los eruditos que gobernaban ese mundo valiéndose del personaje de Bob Crewe (Mike Doyle), que recuerda directamente a Andy Warhol, y que apoya a través del personaje de Gaudio en segundo plano, donde escenas como la visualización de ambos de El gran carnaval (Billy Wilder, 1951) resume la complicidad consecuentemente alejada mediante la composición en plano que contrasta la jerarquía de poder de los personajes.

La mayor pega es, sin duda, el ritmo narrativo tan lento y que intenta ahondar de forma rápida y superficial en las desgracias personales del protagonista, haciendo de ellas pequeñas secuencias sin alma que parecen irrelevantes incluso para el desarrollo evolutivo del personaje, produciendo aburrimiento con dramas que se prestan a lo contrario, como una muerte o una separación. El realismo en iluminación que siempre ha sido sello de Eastwood, y con el que siempre ha encontrado las facetas más personales de sus actores como Hilary Swank en Million Dollar Baby (2004) o él mismo en Sin perdón (1992) es sustituida por una que se acerca más a la teatralidad, a representar el mundo del espectáculo solo desde los focos, ya sea de una farola o un reflector, acercándose en ocasiones a la obra de teatro de Marshall Brickman y Rick Elice homónima, con una ligera aproximación al musical sin llegar a alcanzarlo. El narrador o, en este caso, los narradores del filme son en este caso omnipotentes y encarnados por los cuatro integrantes de The Four Seasons, que nos cuentan sus historias hablando directamente a cámara en un afán de mostrar cercanía y, de nuevo, esa teatralidad tan condicionada por la iluminación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tiggy
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